Fuerte descargo

Cristina Fernández de Kirchner ratificó ayer que es poseedora de una estatura política que no tiene paralelo en el país. Amada u odiada, lo cierto es que ostenta una fuerza que no se equipara a la de ningún otro dirigente, ni dentro ni fuera del peronismo. Cristina habla y detiene al país. Habla y la escuchan seguidores y detractores. Habla y dice mucho. Ayer protagonizó una experiencia inédita, al armar una suerte de cadena nacional sin necesidad de recurrir a ninguno de los medios tradicionales: valiéndose de las redes sociales, la vicepresidenta se autodiseñó un espacio para responder a quienes la silenciaron. Concretamente, el tribunal que lleva adelante la denominada Causa Vialidad, por supuestas irregularidades en la obra pública de Santa Cruz. Luego de los alegatos de los fiscales, en un debate que transita su tramo final, Cristina pidió ampliar su declaración para responder a elementos nuevos, incorporados en la causa a última hora. Como no le otorgaron ese derecho, se lo procuró ella misma. Quien quiera oír que oiga...

Puntos centrales

Durante alrededor de una hora y media, la vicepresidenta tomó la palabra para ejercer lo que definió como su “derecho a la defensa”, no sin lamentarse por no haber tenido la posibilidad de “mostrar a los fiscales” de la causa toda la documentación que exhibió en su canal de Youtube. La ex mandataria  denunció que luego de la presentación judicial realizada por el entonces titular de Vialidad Nacional, Javier Iguacel, “comenzó una feroz campaña política y mediática” que apuntaba a “hacerle un planteo a la sociedad de que se habían cobrado obras pero que no se habían hechos”. Dijo hoy que el juicio “empezó con una ficción, un guión que además de bastante malo, era falso” ya que “nada de lo que dijeron los fiscales fue probado; sino que, al contrario, se comprobó que era exactamente al revés de lo que se decía”. Agregó entonces que “muchos de los testimonios propuestos por los fiscales Sergio Mola y Diego Luciani finalmente colapsaron” y cuestionó la cobertura del caso de los diarios Clarín y La Nación, a los que tildó de ser “las dos naves insignias del lawfare”.

Mención a Pepín

CFK cuestionó puntualmente al dirigente de Juntos por el Cambio y representante en el Parlasur, Fabian “Pepín” Rodríguez Simón, quien “se encuentra hace más de 600 días prófugo” de la Justicia. “Nosotros nos presentamos en la Justicia, Ustedes huyen. Ante la primera citación que tienen huyen”, añadió. Pero luego vino lo más jugoso, cuando se concentró en el famoso caso de los bolsos de José López, para explicar detalladamente por qué no se investigó de dónde provenía ese dinero. Tras advertir el “grado de familiaridad” que había en el trato entre José López y Nicolás Caputo, en el que hablaban sobre pagos de obras y planteos sobre el soterramiento del Sarmiento, en el que aparecían involucrados directivos de Odebrecht, la titular del Senado reconoció: “Me siento muy boluda yo”. Cuestionó que los fiscales Luciani y Mola no hayan observado, en el marco del juicio, la “frecuencia y la familiaridad de la relación” entre el empresario Caputo y el exsecretario de Obras Públicas José López, probada en documentación con registros de llamadas entre ellos. “¿No les llamó la atención, a los fiscales Luciani y Mola, que Nicky Caputo formara parte de la asociación ilícita de la que yo soy jefa?”, añadió. “Si hubiesen encontrado esto Luciani y Mole hubieran pedido fusilamiento”, dijo.

“Pus de ustedes”

“Cuando el fiscal Diego Luciani dice ‘donde uno aprieta sale pus’, tiene razón; sale la pus de ustedes, los macristas”, marcó, al sostener que no tiene la más “mínima duda” de que los 9 millones de dólares que López llevó a un convento en Luján pertenecían a esos empresarios y sugerir que esa fue la razón por la cual no se avanzó en la investigación más allá de López. Encontró luego un simbólico significado en la pena de 12 años que solicitaron para ella: “piden 12 años de detención por “los 12 años del mejor gobierno que tuvo la Argentina en las últimas décadas: el de Néstor Kirchner y mis dos mandatos. Nos piden 12 años por la memoria, la verdad y la justicia, por el FMI, por las AFJP, por el salario de los laburantes, Por eso me van a estigmatizar y condenar. Si naciera 20 veces, 20 veces haría lo mismo”, desafió claramente emocionada.

Juicio al peronismo

Ya en el final de su exposición, advirtió que la causa Vialidad no es un juicio en su contra “sino al peronismo, a los gobiernos nacionales y populares, a los que peleamos por la memoria, verdad, justicia, el salario, las jubilaciones, la obra pública”. En ese sentido, criticó al Poder Judicial: “Necesitan dirigentes disciplinados. Necesitan funcionarios que hagan lo que el poder real quiere”.  Cristina hizo además referencia a la mención de Luciani acerca de que el empresario Sebastián Eskenazi “iba a Olivos”: “Sí, iba a Olivos. ¿Saben quien iba también, Magnetto, Hector Magnetto, el dueño de Clarín y Telefónica, fue toda la gestión de Néstor y cuándo estaba por terminar la gestión le firmó la fusión de Cablevisión, el negocio más importante, mucho más que cualquier obra pública. No sé si algún fiscal tomará nota para pedir si hubo algún acuerdo entre Magnetto y Kirchner para firmar la fusión de Cablevisión. Todo es así en la Argentina”, declaró.

Fuerte apoyo

Es al menos improbable que alguien haya cambiado de opinión tras escuchar a Cristina, porque el perfil de sus más apasionados defensores y enemigos ya está grabado a fuego. Quienes la aman la seguirían amando aunque fuera a la cárcel. Quienes la odian la seguirían odiando aunque los propios fiscales confesaran que la causa fue armada. Unos y otros cruzaron, hace tiempo, una línea sin retorno, donde la razón y los sentimientos se mezclan con fanatismos irreconciliables. Pero orgánicamente el peronismo estuvo firme al lado de su líder, tanto que por un día hasta desaparecieron las internas que el oficialismo padece desde hace tiempo. Hubo un encolumnamiento general que, en algún punto, hasta fortalece a la propia Cristina. Catamarca no fue la excepción: desde la presidenta del PJ provincial, Lucía Corpacci, hasta anónimos militantes, se reunieron en la sede de Avenida Güemes para respaldar a la vicepresidenta. Incluso se recibió el apoyo del intendente capitalino Gustavo Saadi, despejando dudas sobre su postura luego de que circulara un pronunciamiento de intendentes de todo el país donde no se incluía su firma. El sentimiento del peronismo se resume en un mensaje que circuló por redes con la imagen de CFK: “A partir de ahora si me encarcelan seré heroína, si me matan seré mártir, si quedo en libertad seré presidenta”.

El Esquiú.com