Apuntes del Secretario

domingo, 11 de septiembre de 2022 01:45
domingo, 11 de septiembre de 2022 01:45

La Justicia demora explicar el intento de magnicidio

A raíz del intento de magnicidio contra la vicepresidenta de la Nación, ocurrido hace 11 días, todavía hoy no hay una expedición contundente de la Justicia y, por afuera del expediente, se concluye que el ataque fue perpetrado por un grupo extremista neo nazi que venía siguiendo los movimientos de Cristina Kircher en los días posteriores al pedido en su contra de fiscal Luciani de 12 años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos público por la causa de corrupción “Vialidad”, que remite a millonarias obras que se hicieron en la provincia de Santa Cruz y por las cuales, a través del empresario Lázaro Baez, la expresidente supuestamente recibía prebendas indirectas a través de facturas por contrataciones no comprobadas en los hoteles de su propiedad. La verdad que la trama del juicio es compleja y poco creíble. ¿Alguien puede pensar que un jefe o una Jefa de Estado puede apelar a estas maniobras para conseguir réditos económicos? Puede ser que alguien las piense, tal como fue guionada la acusación, pero de ser cierto se trataría de una torpeza que pocos le podrían atribuir a una persona preparada y conocedora profunda del manejo de la administración pública como Cristina Fernández. Por si fueraa poco, las primeras investigaciones e indagatorias -sobrefacturaciones, defectos de construcción, etc- sucedieron fuera de la órbita federal y la Justicia de aquella provincia sobreseyó a todos los implicados, con lo cual se está juzgando a personas por segunda vez sobre un mismo hecho, lo cual va contra la defensa de cualquier ciuidadano. Por cierto, ya lo sabemos, una buena parte de la población no se detiene en la letra jurídica y, sin saber cómo fueron los hechos, condena por impulsos emocionales, no aceptando explicaciones de ninguna naturaleza que puedan favorecer a la exmandataria. ¡Esto es Argentina 2022! Más valen los medios de comunicación, que enturbian y nublan la razón, que la letra fría de la ley.

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Más allá de lo que se resuelva, lo que podría suceder en la semana que se viene, es que el acontecimiento marcó una bisagra en la política argentina y, todos, aunque sea por lo bajo, reconocen que el clima de violencia se ha instalado en la Argentina como en los años en que imperaba el terror. A los hechos nos remitimos. Ya hubo ataques de bala contra un concejal en latitudes sureñas, el expresidente Macri denunció haber sido amenazado y el presidente Alberto Fernández también recibió lo suyo. Le dijeron, sin demasiadas vueltas, “sos el próximo”. En fin, la situación es de suma gravedad y, desde este humilde rincón de la Argentina, nos animamos a decir que no solamente la expresidenta está amenazada y deberá cuidarse y hacerse cuidar como no lo hacía antes del 1 de septiembre. Toda la clásica política está en peligro ante los profetas del odio y del fascismo que se mueven desde las sombras. Atenti con lo que decimos. El clima que se vive en el país es de tensión y 2023, si no surge un acuerdo político, puede ser de violencia extrema. Es que los odios, en vez de contenerse, se exacerban cada día más.

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A propósito del intento de asesinato que socaba los cimientos de la propia democracia, algunos medios metropolitanos -no todos-, en compañía de dirigentes opositores principalmente enrolados en la UCR, se encargaron de recordar pretéritos acuerdos que contribuyeron a la paz social que tanta falta hace en nuestra Patria. En esa dirección, recordaron el abrazo de Juan Perón y Ricardo Balbín, enconados rivales de las décadas del 50 al 70 y de algunas defensas institucionales que hizo el peronismo durante el gobierno de Raúl Alfonsín, atacado impiadosamente desde los grandes poderes económicos -con la Sociedad Rural a la cabeza-, sindicales y políticos que no le perdonaban que el hombre de Chascomús haya cortado el invicto electoral del peronismo en las urnas. En este sentido se hizo especial hincapié en el alzamiento “carapintada” que encabezó Aldo Rico y que mantuvo en zozobra en 1990 a toda la sociedad argentina. En ese marco, casi al finalizar la Semana Santa, los medios de la Capital Federal -Clarín y La Nación a la cabeza- destacaron que el entonces gobernador de Buenos Aires, Antonio Cafiero, estuvo al lado de Alfonsín en el acto de Plaza de Mayo cuando el líder radical pronunció la célebre frase “la casa está en orden”. Desde Catamarca debemos hacer una corrección o un agregado. No fue Cafiero, sino Vicente Leónides Saadi, que ejercía la presidencia del Consejo Nacional Justicialista, quien fue el más enfático defensor de Alfonsín durante la asonada guerrillera y estuvo a su derecha en el balcón de la Casa de Gobierno cuando pronunció el discurso final. “Al césar lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”. No lo decimos nosotros, lo dicen los documentos y las fotos históricas de la época que muestran a Saadi jugándose por las instituciones de la República a pesar de que venía de sostener un caliente debate con el canciller Caputo por los derechos argentinos sobre el Canal de Beagle.

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Tras un corto viaje por tierras europeas, donde debía atender compromisos personales y familiares, en la semana retomará el mando el gobernador Raúl Jalil que, aunque esté más allá del Atlántico, controla todos y cada uno de los acontecimientos que se registran en la provincia. Antes de su partida, como se sabe, dejó como ministro político de su gestión a Juan Cruz Miranda, un joven y pujante dirigente que lo supo acompañar como funcionario cuando ejercía como jefe comunal y, más tarde, desde el Concejo Deliberante, donde ejerció la presidencia del cuerpo. Y ya en la primera semana de actuación de Miranda se notó una impronta ágil y diferente desde el ministerio de Gobierno. El hombre fue directamente y solucionó un conflicto en ciernes que, por despidos y algo más, se venía en el sector salud. Inmediatamente marchó a Andalgalá a parlamentar con el intendente del lugar, Eduardo Córdoba, y se avanzó en coordinar en el avance de planes mineros que servirán para el progreso de Catamarca -no como antes, cuando se desperdiciaron verdaderas fortunas en gastos corrientes- y para desterrar la ignominia que el Estado en todos sus niveles sea el único proveedor del empleo. En síntesis, por su capacidad y llegada a amplios sectores de la sociedad, la llegada de Juan Cruz Miranda al ministerio de Gobierno le dio lustre a la administración de Jalil. ¡Enhorabuena!

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Que hay problemas con las prepagas que brindan servicios de salud los ciudadanos no hay ninguna duda. El caso más notable es el de OSDE, una de las obras sociales top de la Argentina. Varios afiliados de Catamarca nos expresaron sus quejas por el trato que reciben, que no se parece en nada al que se tributa en los grandes centros urbanos. Por empezar aquí se limitó el número de prestadores, por lo cual muchos pacientes deben tomar alguna opción que no los convence y desde los territorios médicos se quejan porque bajaron abruptamente los valores que se pagan por la atención a sus afiliados, los que se igualaron con los de OSEP. El problema es que la obra social provincial atiende al grueso de la población por cifras que nada tienen que ver con los montos exorbitantes que cobra OSDE. Está bien, se trata de una gran obra social, pero en Catamarca destroza a los afiliados y brinda una atención sensiblemente menor a la que ofrece por ejemplo en Córdoba o la Capital Federal.

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Como lo hacemos habitualmente, finalizamos los “Apuntes” con el recuerdo de acontecimientos políticos que influyen hasta en los tiempos actuales. Veamos el que sigue..

El Comité Provincial de la UCR, con la firma de los doctores Miguel Angel Arévalo y Pedro Guillermo Villarroel, aludía en los primeros días de abril de 1990 a la elección de autoridades de la Universidad Nacional de Catamarca que se iba a celebrar en aquella época. Los dirigentes mostraban preocupación frente a eventuales intentos de convertir a la institución "en otro anexo del Gobierno Provincial" que, en aquel entonces, era conducido por Ramón Saadi. Ponían énfasis en la actitud reformista y respetuosa, por parte del radicalismo, de la autonomía universitaria. Las cosas, a lo largo de los tiempos, se dieron exactamente al revés de lo que decían las exautoridades partidarias. Aquel gobierno, el de Saadi, no quiso o no pudo "convertir a la institución en otro anexo" y fue el radicalismo el que consiguió grandes ventajas con la Universidad local. Por empezar, funcionó "codo a codo" con la administración provincial del radicalismo de 1991 a 2011 y, tras la caída del gobierno de Brizuela del Moral, muchos dirigentes fueron a recalar en la UNCa., donde aparte funciona con características hegemónicas la Franja Morada, brazo político de la UCR. Por lo tanto, los temores del exsenador Arévalo (El Alto) y del doctor Villarroel, fallecido en la Capital Federal, eran totalmente infundados y tendían a consolidar el proyecto propio, claramente alejado de la tan mentada autonomía universitaria.

El Esquiú

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