Apuntes del Secretario

miércoles, 28 de septiembre de 2022 03:15
miércoles, 28 de septiembre de 2022 03:15

Atentado... ¿trucho?
Un enorme revuelo causó unanota editorial publicada por el diario La Nación, que sin eufemismo alguno puso en duda el atentado contra Cristina Fernández de Kirchner. El matutino porteño, asociado a Clarín y con una clara postura política, cruzó la línea y cuestionó la agresión a la Vicepresidenta, pese a que casi todo el arco opositor condenó el episodio, ocurrido hace casi un mes. Bajo el título “¿Atentado?: demasiados interrogantes y sospechas”, la nota sostiene que “las irregularidades en las primeras pericias tras el episodio del 1° de septiembre nos recuerdan a las que siguieron al asesinato del fiscal Nisman” y en su desarrollo afirma que “no es difícil entender por qué alrededor de seis de cada diez personas creen que estamos ante un montaje inventado por el kirchnerismo para victimizarse, según lo atestiguan distintas encuestas de opinión
pública”. “No hay dudas de la negligente labor o eventual complicidad de la custodia vicepresidencial, desde el momento que permitió que un grupo extraño se superpusiera con ella y que un sujeto pudiera acercarse a centímetros de la
funcionaria y gatillar un arma, y que, tras ello, ninguno de los agentes de seguridad hiciera absolutamente nada para cubrir a quien fue el blanco del ataque, violando todos los habituales protocolos para estos casos”, afirma el texto.
 

Catarata de repudios
Como era de esperar, el artículo desató una verdadera catarata de repudios, particularmente por parte de las máximas figuras del oficialismo nacional, comenzando por Lucía Corpacci, exgobernadora catamarqueña, senadora nacional, vicepresidenta del Partido Justicialista a nivel nacional y presidenta a nivel local. “La editorial de La Nación poniendo en duda la veracidad del intento de magnicidio a Cristina es un canallesco ataque a nuestro espacio político y a la
democracia de cada argentino y argentina.
‘La culpa es de la víctima’…Otra vez”, escribió Lucía en redes sociales. En el mismo tono se expresaron funcionarios nacionales y referentes del Frente de Todos.
 

Medio gabinete
“Apelamos una vez más a la moderación y a la responsabilidad que todo
medio de comunicación debe respetar y salvaguardar. El editorial de La Nación, al poner en duda el atentado sufrido por Cristina Kirchner no colabora con la búsqueda de Justicia y paz social”, publicó el jefe de Gabinete, Juan Manzur. El canciller Santiago Cafiero consideró que “poner en tela de juicio el atentado es una canallada. Los argentinos y las argentinas
merecen un diálogo honesto y en paz.
Para eso los medios de comunicación deben ser responsables y dejar de lado los discursos de odio que solo generan más violencia”. En tanto, el ministro de Defensa, Jorge Taiana, consideró “escandaloso que el diario La Nación busque una vez
más culpabilizar al peronismo de todo. Ahora resulta que Cristina que es la víctima de un intento de magnicidio, no es la víctima sino la victimaria. Un editorial  que nada aporta a la verdad y a la paz so­cial”. Y en la misma línea se expresaron el ministro de Obras Públicas, Gabriel Kato­podis; el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat de la Nación, Jorge Ferraresi; la ministra de Mujeres, Elisabeth Gómez Al­corta; el titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Agustín Rossi, y legisla­dores como Germán Martínez, Victoria Tolosa Paz, Hugo Yasky, Eduardo Valdés y Andrés Larroque, entre otros. Si alguien tenía la vaga esperanza de que a partir del irracional ataque se abriera paso a la reflexión y se calmaran los ánimos, ya tiene su respuesta: todo está como era entonces.

Indiferencia

Luego del lanzamiento del diputado Alfredo Marchioli como precandi­dato a gobernador, las primeras opinio­nes que surgieron le restaron trascen­dencia al gesto. Al menos eso es lo que se desprende de las declaraciones del senador nacional Flavio Fama, a quien se

 reconoce como otro de los aspirantes a encabezar la oferta electoral opositora para el año que viene. El exrector de la UNCA se limitó a decir que el anuncio de Marchioli “no fue motivo de ningún aná­lisis” en el ámbito de la Unión Cívica Radi­cal, y con elegancia le “bajó el precio” a la temprana postulación del legislador pro­vincial, al considerar que en definitiva se trata de “una decisión personal” y no de “una cuestión orgánica del partido”. Más amigable fue el andalgalense Alejandro Páez, quien opinó que es “saludable” que una figura del radicalismo se haya expre­sado para blanquear sus objetivos. Como para ratificar que el terreno interno será un camino espinoso y cuesta arriba para todos los que quieran competir.

Primer paso

Es a todas luces positiva la confir­mación de que en pocos días YPF arrancará con las tareas de exploración en un gigantesco predio de 20.000 hec­táreas ubicado en Fiambalá, para de­  de­terminar si es factible desarrollar allí un proyecto de producción de litio. El des­embarco de Y-TEC (YPF Tecnología) e YPF Litio en la provincia, es la cristalización de importantes anhelos vinculados con este potencial catamarqueño: por un lado, porque nos acerca a la fabricación de baterías “made in Argentina” con in­sumos propios, y por otro porque es la consolidación de capitales nacionales en el codiciado rubro. Todo ello es posible merced a la asociación acordada en agos­to último entre YPF y Catamarca Minera y Energética, que comprende todas las etapas desde la evaluación del recurso hasta la exploración. Para ambas firmas se trata del primer desarrollo de este tipo que llevarán a cabo. Una muestra más de la extraordinaria importancia de que la provincia cuente con su propia empre­sa minera, acierto irrefutable pese a las críticas y cuestionamientos que cosechó CAMYEN desde su creación: sin esta em­presa, estas acciones serían inviables, y Catamarca, dueña del recurso, sería -como en otras épocas- mera espectado­ra de los grandes negocios.

Masacre de Patagones

La mañana del martes 28 de sep­tiembre de 2004 en la Escuela de Enseñanza Media N.º 202 “Islas Malvi­nas” de Carmen de Patagones, el alum­no de 15 años, Rafael Solich, disparó sobre sus compañeros en el aula en la que compartían el primer año del ciclo Polimodal (educación secundaria). La masacre se llevó a cabo a las 7:35, hora del comienzo de clases, Solich ingresó al colegio al que concurrían 400 estudian­tes aproximadamente, escondiendo una pistola Browning calibre 9 mm (pertene­ciente a su padre, suboficial de la Prefec­tura Naval Argentina), otros dos carga­dores y un cuchillo de caza escondidos en un camperón militar. En el aula 1º B, Solich se colocó frente a la clase, tomó la pistola, la disparó y descargó contra sus compañeros de aula sin mediar pala­bras, después de vaciar el cargador, salió al pasillo. Colocó un segundo cargador e hizo un nuevo disparo, esta vez hacia el kiosquero de la escuela a quien no alcanzó a herir. Siguió su camino por el pasillo principal de la escuela hasta que Dante Pena, uno de sus compañeros de aula y amigo, se le abalanzó y logró qui­tarle el arma. Luego de enteradas las au­toridades, no se resistió, fue arrestado y trasladado a la ciudad portuaria de Ba­hía Blanca. La tragedia tiene la distinción de ser la primera masacre escolar (reali­zada por un solo individuo con un arma de fuego) registrada en América Latina. Como saldo del ataque fallecieron tres compañeros de aula, de entre 15 y 16 años, más otros cinco heridos. El enton­ces presidente Néstor Kirchner calificó el episodio como “doloroso” y dispuso dos días de duelo nacional. En todas las escuelas del país se realizó una jornada de reflexión en la que se leyó una carta enviada por el Ministerio de Educación. Luego de ser declarado inimputable, Ali­cia Ramallo, la jueza que llevó el caso, se hizo cargo de su tutela y lo internó en un centro psiquiátrico juvenil.

El Esquiú.com

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