Apuntes del Secretario
Recalculando
Dijo hace un mes Francisco Monti, expresidente de la Unión Cívica Radical, excandidato a intendente de la Capital y legislador nacional: “¿Cómo puede Milei hacer cambios profundos en el país si se encuentra asociado al más rancio sindicalismo, que ha bloqueado sucesivamente todas las reformas que el país necesita? ¿Cómo Jalil puede representar los valores elementales de un país que garantice servicios públicos esenciales de calidad como salud y educación si tiene adentro de su gobierno a los encargados de cuidar los votos de Javier Milei? Milei es Barrionuevo y Barrionuevo es Jalil.
Es la misma caja y el mismo proyecto, aún estamos a tiempo de impedir esta estafa electoral. Ratificamos que la listas de los libertarios en Catamarca no sólo que es aliada del Gobierno provincial, sino que surge y es propiciada desde la matriz más profunda de corrupción que representan el Gobierno nacional y ‘la casta’ vernácula gobernante conformada por Raúl Jalil y el gobierno que representa”. Dijo Francisco Monti ayer que apoyará a Javier Milei porque no se le puede dar continuidad al “peor gobierno” de la historia.
Todos en jaque
El caso de Monti se menciona sólo a título de ejemplo, ya que la situación se hace extensiva a centenares de actores políticos, en Catamarca y el país, que han quedado groseramente descolocados y expuestos por su contradictorio e incoherente comportamiento previo y posterior a las elecciones del 22 de octubre. Quizás la necesidad de mostrarse siempre vehementes y seguros, con sentencias contundentes y definiciones lo suficientemente atractivas como para ganar un titular en los diarios, terminan hoy por subrayar las idas y vueltas asombrosas y cambios de postura abruptos que la sociedad observa atónita, sin posibilidad de digerir racionalmente.
Es una realidad evidente, y hasta sería injusto caerle al pobre Monti, cuando figuras de enorme preponderancia como Patricia Bullrich, Mauricio Macri o el propio Javier Milei se han visto forzados a transitar el mismo camino. Un camino vergonzoso que implicó avanzar a toda velocidad para luego poner marcha atrás y desdecirse a la vista de todos.
El error
El error central, posiblemente, es la incapacidad de aceptar una derrota, la ambición de pertenecer, de seguir jugando, de estar en la discusión aun después de que se cosechó un rechazo inapelable. Porque destruida la propuesta inicial, seguir en el camino obliga necesariamente a probarse otros trajes, de cualquier color, de cualquier talla, de cualquier época. Y es imposible impedir que la propia imagen se desdibuje hasta el ridículo cuando se salta de una vereda a otra de manera tan rápida. Porque ya no se trata de aquella consigna de “resistir un archivo”, que invitaba a bucear en actitudes y palabras de décadas anteriores, sino de girar 180 grados y mutar posturas en cuestión de días, horas, minutos. Aun cuando estas conductas deriven a mediano plazo en alguna posibilidad de supervivencia en el área pública, el daño que se provoca a la propia credibilidad es quizás irreversible.
En tal sentido, resulta quizás más decoroso lo de Flavio Fama, excandidato a Gobernador del mismo espacio que Monti, quien se declaró prescindible, y apuntó que ninguna de las opciones que ofrece el balotaje le agrada, pero que respetará a quien resulte electo presidente. Es al menos un acto más discreto y entendible, que salir a abrazar a quienes se descalificaba y apaleaba hasta ayer nomás. A propósito de Fama, dejó un mensaje fuerte en medio del volcán del radicalismo, sobre todo a quienes le apuntan a él y a Monti por ausentarse en las reuniones posteriores a la elección. El exrector de la Universidad Nacional de Catamarca recordó, casi al pasar, que hubo más de 250 candidatos de Juntos por el Cambio en la provincia, demasiada gente como para que se intente ahora lavar culpas y endilgar la durísima derrota sólo en dos o tres cabezas... incluida, naturalmente, la suya.
Se termina
El próximo domingo, finalmente, concluirá el maratónico y extenuante calendario electoral del país, que arrancó allá por febrero en La Pampa y se extendió durante nueve meses, con una interminable secuencia de elecciones de intendentes, gobernadores, legisladores provinciales, legisladores nacionales, etc. Como se sabe, el capítulo final, el balotaje por la presidencia, tendrá como protagonistas a los candidatos de Unión por la Patria, Sergio Massa, y de La Libertad Avanza, Javier Milei.
En la noche del 19 de noviembre, todo habrá concluido, y empezará, para bien o para mal (deseamos que para bien), una nueva etapa en el país. Ahora bien, durante todo el año, se estuvieron evaluando las perfomances electorales de cada fuerza para especular con proyecciones hacia la elección presidencial, y al cabo las señales encontradas no sirvieron de mucho. A saber: el radicalismo y Juntos por el Cambio anduvieron muy bien en varios distritos del interior, conservaron y recuperaron provincias importantes, pero en la presidencial hicieron agua y quedaron prematuramente afuera, sin pasar ni a segunda vuelta.
Milei tuvo un desempeño desastroso con los libertarios en los comicios provinciales, casi nunca llegó al 10 por ciento de los votos, pero arrasó en las PASO. El oficialismo, que fue incapaz de retener bastiones históricos y quedó tercero en las primarias, ganó sin embargo la general... En conjunto se demuestra que la volatilidad política en Argentina sigue siendo una característica central, que explica por qué aquí suelen fallar tanto y con tanta frecuencia las encuestadoras. Si siempre fue difícil vaticinar resultados, mucho más este año en que las preferencias no estaban polarizadas sino que tenían tres caminos en un marco de absoluta paridad.
Triste aniversario
El 15 de noviembre de 2017 desapareció en el mar argentino el submarino ARA San Juan, con 44 personas a bordo (43 hombres y una mujer). La Armada Argentina perdió contacto con el submarino cuando se trasladaba desde Ushuaia hacia Mar del Plata, a la altura del golfo San Jorge, posiblemente a causa de su hundimiento como consecuencia de una implosión. Dieciocho países colaboraron en la operación de búsqueda y rescate (SAR), durante quince días, sin resultados.
Al año siguiente, el gobierno contrató a la empresa privada Ocean Infinity e inició una segunda búsqueda que concluyó al hallarse la nave el 17 de noviembre de 2018, muy cerca del punto de desaparición, a 907 metros de profundidad. El Gobierno de Mauricio Macri nunca anunció oficialmente lo que había ocurrido ni asumió la responsabilidad por las muertes: simplemente dejó que la información se dilatara sin precisiones hasta que la población, por el tiempo transcurrido, comprendiera que todos los compatriotas que viajaban en el ARA San Juan habían fallecido.
El Esquiú.com