Escasa intensidad
 

A tres días de las elecciones que definirán quién presidirá el país por los próximos cuatro años, la provincia de Catamarca vive a un ritmo que en nada se parece a la recta final de una etapa electoral. El trajín que se impuso entre primarias y generales, parece haber consumido el poco fervor político que suele manifestar la ciudadanía de un tiempo a esta parte, y el balotaje que viene entre Sergio Massa y Javier Milei muestra el punto más bajo de movilización local, incluso inferior al que se observó hace ocho años, cuando Daniel Scioli y Mauricio Macri llegaron a la misma instancia.

*****

Esta realidad no debe confundirse con desinterés, porque los catamarqueños están pendientes de lo que puede suceder, siguieron las alternativas del debate del domingo pasado con mucha atención y la mayoría tiene definido a quién apoyará. Pero lo que no se logró es mover a la militancia, a tal punto que desde los partidos se alienta a mostrar mayor compromiso, y la mayoría se da por cumplido con compartir algún videíto por redes sociales. La doble sensación de que aquí está todo resuelto, y de que lo que resta por definir se resolverá en otro lado, impide convencerse de que el voto catamarqueño pueda alcanzar un rol protagónico en el escrutinio del 19 a la noche.

*****

Pero lo cierto es que Catamarca juega. Sobre todo porque se trata de una elección difícil y compleja, con aquel escenario de tercios del que tanto se habló, que obligado ahora a definirse “por sí o por no”, puede derivar en imprevisibles comportamientos de quienes no integran el núcleo duro de fuerzas peronistas ni libertarias. Lo saben las autoridades, que decidieron desandar caminos buscando apoyo, con el gobernador Raúl Jalil a la cabeza, y lo saben los principales opositores, que dan sus razones para intentar captar votos indecisos. Precisamente la particularidad de este juego, es que se trata de una suerte de Boca - River donde el ganador será determinado por quien no simpatiza por ninguno de los dos.

El Esquiú.com