Pasó la presentación de avales para la interna partidaria que el radicalismo ha programado para el 2 de abril. Con 44.000 afiliados, no se trata de un trámite complicado de cumplir. Cada línea debe conseguir el 5% de adhesiones por sección electoral. De hecho, más de una decena de agrupaciones lograron la aprobación de la Junta Electoral que preside Franco Tomassi y solamente tres -NER, “Vanguardia” y la “Causa Argentina”- quedaron en camino. Ergo: no podrán integrar la conducción durante el período 2023-2025. Ahora vienen las resoluciones trascendentes del cronograma electoral. Esto es, conformación de alianzas y presentación de listas, cuya fecha está fijada para el 3 de marzo.
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Desde que la convención programó la elección, con masiva aprobación, se alzaron voces proponiendo una conducción colegiada. O sea, armonizar una lista única, objetivo inalterable que persigue la línea celeste, enemiga confesa de disputas internas desde los años 80, cuando el mismísimo Arnoldo Castillo -figura indiscutida puertas adentro de la UCR- terminó mordiendo el polvo de la derrota. Esta vez, como en otras oportunidades -2019 y 2021 sin ir muy lejos-, no podría cumplirse con el anhelo de un acuerdo general.
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Es que ya existe al menos un sector que afila sus armas para dirimir posiciones en las urnas. Nos referimos a Morada, la línea que tiene como figuras salientes al excandidato a gobernador Roberto Gómez y a la diputada provincial Juana Fernández. Si bien no hay decisión tomada, fuentes informadas dieron cuenta a este secretario de que no quieren sorpresas sobre la hora y consideran saludable que se expresen los afiliados, cosa que no llevan a cabo desde hace tiempo por triquiñuelas de quienes dominan el Partido y la Convención. Habrá que ver si se cumple lo que por ahora es amenaza y se pliegan otros sectores o se restablece el diálogo a favor de un amplio consenso. Por encima de la duda, Morada, ya estructuraría los presupuestos para ir por la jefatura de la UCR.

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