El Secretario

martes, 14 de marzo de 2023 02:05

Para comprender por qué una fuerza política que gobernó la provincia 20 años seguidos, no logra recomponerse de una caída electoral, hay que buscar las razones en su vida interna más que en las circunstancias que rodean ese período de sequía de victorias. La UCR catamarqueña escribió en los últimos años el manual de lo que hay que hacer para perder elecciones, incluyendo pésimas conducciones, mesas chicas, acuerdos bajo la mesa y distanciamiento del electorado. Tan autodestructivo fue el accionar radical, que incluso cuando el país entero se hartó del peronismo y una nueva fuerza arrasó en los comicios nacionales, no pudo modificar el panorama aquí.
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El radicalismo, primer partido popular del país, que hizo de la democracia su bandera con ilustres figuras como Yrigoyen, Alem, Illia o Alfonsín; en Catamarca no logra superar de manera coherente un trámite rutinario como una elección interna. Ante cada convocatoria para renovar autoridades en los comités, la gran incógnita no pasar por saber quién ganará, sino por descubrir si se permitirá a los afiliados votar, o –como sucede una y otra vez- picardías y artimañas legales resuelven todo judicializando la pelea y eludiendo la voluntad de los correligionarios en las urnas.
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El video viralizado el fin de semana viene a abonar la teoría del fuego amigo, ya que no hubo manos extrañas, y son ellos mismos quienes muestran miserias a la sociedad, sin medir quizás que el daño afectará a todos por igual más tarde o más temprano. Ambiciones, mezquindades y falta de madurez emergen como asignaturas que cierto sector de la UCR no logra dejar atrás, y lo cierto es que mientras esas conductas perduren, los mensajes de unidad y vocación de gobernar sonarán como palabras vacías. El peronismo, mientras tanto, complacido y agradecido de que le faciliten la tarea: cruzado de brazos, se limita a observar cómo su único rival de fuste se empeña en repetir una y otra vez los mismos errores.
El Esquiú.com

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