Militancia y candidaturas
En el último encuentro de la Juventud Peronista, la senadora nacional Lucía Corpacci se reservó el rol de principal oradora y se ocupó de arengar a los participantes con un discurso emotivo de los que no suelen fallarle y que no por casualidad la mantienen desde hace años como la principal referente del oficialismo local. La exgobernadora repasó, aprovechando el reciente aniversario, las circunstancias de su mayor triunfo electoral, allá por 2011, cuando se impuso pese al contexto desfavorable y terminó con dos décadas de hegemonía radical. Lucía atribuyó aquella victoria a dos factores principales: el apoyo nacional y la militancia local. Una lectura bastante precisa, a la cual se podría sumar el desgaste de un FCS que estaba cada vez más alejado de la gente.
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Pero del mensaje puede extraerse aquello de “dime de qué te jactas y te diré de qué careces”, porque Lucía señaló la importancia de que cada funcionario milite, se comprometa políticamente y defienda al gobierno, y es posiblemente el punto más débil de esta versión 2023 de la saga peronista catamarqueña que ella inauguró. Hoy el gobierno tiene unas dos decenas de ministros, cuya actuación política y militante es mayoritariamente nula, al punto de que la sociedad apenas si ubica a cuatro o cinco de los más caracterizados integrantes del gabinete. Es posible que, en ese mensaje a los jóvenes, Lucía haya disparado por elevación al Gobierno, porque la imagen del funcionario militante que reclama escasea dramáticamente.
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Finalmente, en esta época de especulaciones infinitas, en la cual se la llegó a mencionar como integrante de una fórmula presidencial con Sergio Massa, solo queda recordar que Corpacci no hará ningún movimiento que vaya contra las decisiones de Cristina, de modo que su salto a la batalla por Casa Rosada solo será posible si la jefa política del kirchnerismo así lo decide o lo avala. Imaginar otra clase de movimiento es desconocer la manera en que Lucía profesa y ejerce sus convicciones.
El Esquiú.com