Es un triste clásico de cada época preelectoral, que los reclamos sociales se multiplican, y se van intensificando, en cantidad y tensión, conforme se aproxima la fecha de pronunciarse en las urnas. Es por todos conocido que, así como hay reclamos y pedidos por legítima necesidad, existen también oscuros promotores que se bifurcan en dos direcciones, y que por su accionar desleal merecen la misma atención. En ese terreno se apuntan, por un lado, quienes fogonean este tipo de protestas con el simple afán de obtener un rédito político, por el automático y simple daño que se ocasiona con la presentación de un escándalo en las puertas de cualquier dependencia oficial, ya sea provincial o municipal. Personas que se encadenan, amenazan con prenderse fuego, matarse, etc., son útiles a ese fin, cuya repercusión está asegurada.

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Existe además otro grupo, incluso más dañino, que lo que busca es quedarse con dinero de quienes más lo necesitan, alentando maniobras –que van desde organizar movilizaciones hasta utilizar promesas individuales- que tienen como meta alcanzar diversas ayudas o beneficios de emergencia de los cuales toman luego su diezmo por la “gestión”, cuando no se quedan con todo. Es una conducta miserable pero real, a veces encabezada por mal llamados “punteros” políticos que en definitiva se arrogan representaciones que no tienen para usar a grupos vulnerables como carne de cañón y en su propio beneficio.

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En los últimos días proliferaron acciones como las mencionadas, incluso mejor organizadas que en épocas anteriores, ya con grupos de WhatsApp que prometen becas o nombramientos a quienes acepten ser reclutados para las operaciones citadas. De hecho la Justicia y la policía ya están trabajando para desarticular estos grupos, que sencillamente llevan adelante una conducta delictiva fundada en la plena insensibilidad social. Será necesario estar atentos para distinguir entre las reales necesidades y las avivadas de quienes utilizan a la gente para sacar réditos, políticos o económicos. Y sin dudas condenar y denunciar tan deleznables acciones.

El Esquiú.com