Desde la bancada periodística
Padre vs. Hijo: la inusual batalla por la intendencia de Pomán
Que los hijos sigan la huella de los padres en su vida profesional y laboral es bastante recurrente, y suele darse en ocasiones de manera natural, incluso sin que los progenitores influyan premeditadamente. Médicos, abogados, deportistas, carpinteros y comerciantes, entre muchos otros rubros, cuentan en sus filas con innumerables trabajadores, ya sea de oficios o profesiones, que optaron por el sendero que conocían, de alguna manera, a través de las experiencias paternas o maternas. A veces hay presiones para que se continúe el legado, y otras se elige por real vocación, por comodidad, o por una infinidad de razones, pero nunca sorprende. La política no es la excepción, y la historia está repleta de ejemplos de dirigentes que se iniciaron a partir de la experiencia de sus padres en la militancia o la función pública.
En Catamarca se haría imposible enumerar todos los casos, porque hay varias familias tradicionalmente vinculadas con la política, que vienen ocupando cargos generación tras generación.
Incluso contando sólo la última etapa democrática pueden hallarse sin esfuerzo varios casos de padres e hijos que ostentaron los mismos cargos, como los gobernadores Vicente y Ramón Saadi en el peronismo o Arnoldo y Oscar Castillo en el radicalismo.
Incluso el actual gobernador, Raúl Jalil, fue anteriormente intendente de la Capital, la misma función que había desempeñado su padre, Guido. Si la búsqueda se extiende por el interior o por cargos menores como ministerios o bancas legislativas, la nómina se hace interminable.
En cambio, que de una generación a otra, se dispute el poder directamente en lugar de heredarlo, es mucho menos frecuente. Y que padres e hijos coincidan en la competencia por un mismo espacio es más que inusual.
Gordillo vs. Gordillo
Aunque de un modo apenas preliminar, porque todavía no se oficializaron ni como precandidaturas, esta situación se observa en la Municipalidad de Pomán, donde el histórico caudillo Francisco Gordillo, que aspira a ser reelecto para asumir la intendencia por séptima vez, encontró un inesperado adversario.
Ocurre que para el mismo cargo se lanzó su hijo Nicolás Gordillo, un joven decidido a enfrentar a su propio padre, y cortar una de las hegemonías más largas que registra catamarca en la actualidad.
Gordillo es el típico funcionario dispuesto a eternizarse en el cargo, y así lo demuestra desde que tomó el control del municipio en el siglo pasado.
Francisco asumió en 1999, y nunca mostró la menor intención de dar paso a nuevos dirigentes. Al final de cada mandato volvió a presentarse como candidato, y fue sucesivamente electo en 2003, 2007, 2011, 2015 y 2019.
Es incuestionable que siempre accedió a su sillón por voluntad popular, lo cual lo legitima porque los vecinos lo eligen, pero aunque este punto no admita discusiones, objetivamente no es sano, ni para un municipio ni para ninguna otra institución, que una misma persona hegemonice un espacio de conducción por décadas.
Gordillo sólo cedió la intendencia interinamente en tres oportunidades, todas porque incursionó como ministro a nivel provincial (en Gobierno, Desarrollo Social y Educación). En ninguna de esas experiencias la suerte lo acompañó, y retornó siempre a su refugio municipal.
Ahora busca un sétimo mandato, con el cual completaría 28 años como intendente de Pomán, pero le surgió un rival impensado.
Su hijo Nicolás decidió lanzarse a la política, y aunque en sus primeras apariciones públicas no confronta abiertamente con el padre, remarcó que la gente del pueblo quiere caras nuevas y que hay que cerrar un ciclo.
Falta mucho para que Gordillo vs. Gordillo se oficialice, y hasta se baraja la posibilidad de que terminen cerrando una alianza repartiéndose uno la candidatura a intendente y otro a senador; pero el lanzamiento simultáneo de ambos es un hecho concreto y consumado, que como mínimo se recordará por no contar con antecedentes por estos pagos.
Pocos casos
Incluso a nivel nacional, no abundan los casos de enfrentamientos políticos entre familiares directos. Están los históricos duelos de los hermanos Romero Feris en Corrientes (José Antonio “Pocho”, del Partido Autonomista, y Raúl “Tato”, del Partido Nuevo), o el gran duelo de los hermanos Rodríguez Saá en San Luis (Alberto ganó la gobernación contra Adolfo), pero es más difícil hallar choques entre padres e hijos.
Cecilio y Ramón Salazar, padre e hijo, integrantes del partido Fe, que formó parte de Juntos por el Cambio, pero que ahora está dentro del Frente de Todos, tiene una áspera batalla en San Pedro. Cecilio es intendente y su hijo era intendente interino, ya que le dejó el lugar para asumir en Belgrano Cargas. Ahora quiere volver, pero el hijo se niega a dejar el cargo y va por la candidatura.
Esto desató una guerra total.
En el Congreso de la Nación, el histórico Leopoldo Moreau y su hija Cecilia coincidieron como diputados nacionales en 2017, pero en bancadas enfrentadas, lo cual afectó su relación familiar.
En el Sindicato de Camioneros, Hugo Moyano tuvo complejas peleas con su hijo Pablo, con quien pasó de trabajar en armonía a dirimir el control del poderoso gremio.
Son casos aislados y muy llamativos, que posiblemente puedan dejar cicatrices en algunas familias. Mientras todo se resuelva en las urnas no tiene nada de malo. Habrá que ver, en todo caso, si de tal palo tal astilla o si no hay peor cuña que la del mismo palo.
El Esquiú.com