Apuntes del Secretario

miércoles, 17 de mayo de 2023 01:10
miércoles, 17 de mayo de 2023 01:10

Cuando todavía permanecen frescos en la memoria ciudadana los resultados de elecciones de las últimas semanas en varias provincias argentinas -Salta, La Rioja o Jujuy, por nombrar solamente a las del NOA-, en Catamarca se disipan las chances de producir variantes electorales que fueron pensadas por el oficialismo y de las cuales se hizo eco este medio. Entre ellas la suspensión o cambios en el sistema de primarias (PASO) que, como se sabe, se llevarán a cabo el 13 de agosto con cierre de precandidaturas el 24 de junio. No hace falta dar cuenta que la decisión final del peronismo es políticamente saludable. Primero porque se respetan las reglas de juego durante el tiempo electoral y se evita la judicialización, algo inevitable para este tipo de casos. Complementariamente se trasmite tranquilidad a una oposición que, sin PASO, prácticamente no tiene forma de solucionar una interna que no es sencilla. Tiene raíces muy profundas, las que se hacen sentir con mayor rigor cuando toca ser oposición.

Las sufrió el peronismo durante 20 años y las sufre la coalición que encabeza el radicalismo desde hace más de dos lustros.

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Nombres de posibles candidatos en ambos bandos hay varios. Confirmaciones totalmente aseguradas ninguna. El caso más notorio de los últimos días surgió en el peronismo, donde la voz y la decisión de la senadora Lucía Corpacci resolvían cualquier diferencia. Hoy en día no estaría ocurriendo tal cosa. Si bien es cierto que la exgobernadora mantiene el compromiso de sostener por un período la reelección de quien le sucediera en 2019 -Raúl Jalil-, por primera vez un sector que responde al intendente Gustavo Saadi proclama que los cargos deben discutirse en internas. De esta forma, el “trípode de la unidad” con Lucía como conductora del peronismo, se bambolea entre dudas y especulaciones que suman a otros actores. La mayoría de los intendentes -del Este y Oeste provincial- apoyan al actual mandatario y postulan a uno de ellos para completar la fórmula, pero pocos ignoran que Saadi es factor clave para asegurar el triunfo en territorio capitalino, donde se le reconoce una tarea que no tiene fisuras. La controversia es real y se definirá en las próximas semanas. Puede ser Jalil. Puede ser Saadi. Y hasta es posible armar una fórmula con los dos, lo que llevaría a plantear dudas con figuras de primera línea y con peso propio como el vicegobernador Rubén Dusso o el ministro Fidel Saenz, que no abandona su anhelo de llegar a la intendencia capitalina. También quedaría la banca de diputado nacional que dejará a fin de año Anahí Costa como último bastión de negociación entre quienes pujan por la cabeza principal del armado electoral. A tanto llega la cosa que varios desvaríos exhumaron la idea de “Lucía gobernadora”, algo que la senadora descartó hace rato.

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Durante un comentario de la semana pasada, en otro diario del medio, con una ligereza que asombra, se criticó que el gobernador Jalil y la senadora Corpacci no hayan optado por llamar a elecciones en el mes de marzo, en lugar de hacerlo en coincidencia con las elecciones nacionales, lo que hoy consideran un lastre teniendo en cuenta la imagen en decadencia de la Casa Rosada y su principal habitante: Alberto Fernández. Para resaltar el “error” destacan que la mayoría de los mandatarios provinciales optaron por adelantar sus comicios y despegar del gobierno nacional. Sobre este tema, hay que decir que desde hace largos años los gobernadores buscan “provincializar” sus comicios. No es estrategia nueva. En este 2023, aparte de los peronistas puros, abrió las urnas con anticipación Gerardo Morales en Jujuy, a la que convirtió en un feudo radical y, con el criterio que se critica a los peronistas catamarqueños, bien que pudo convocar para octubre y usufructuar la debacle de los Alberto o las Cristinas. Por otro lado, seamos justos: no dejó de pensarse en llamar a elecciones en marzo. El tema es que se llegó a la conclusión que “el remedio podía ser peor que la enfermedad”. De haberse materializado, a Catamarca le habría tocado abrir el calendario electoral 2023 y habría convocado en este valle a lo más furioso de la prensa nacional dispuesta, junto al poder económico, a contribuir a la primera derrota del odiado kirchnerismo, sentimiento que no es ajeno a los fiscales locales de estos tiempos.

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Sin dudas que la Catamarca 2023 no tiene nada que con la que recibieron Corpacci y Jalil en 2011. Ha crecido en todo sentido y el conglomerado urbano capitalino (continuidad de Saadi), por ejemplo, llega a todos los departamentos circundantes. En el interior, por otro lado, se han realizado obras de significación y se proyectan otras no menos menores para los próximos años. La gran minería ha sido ordenada y hoy se sabe del movimiento de dinero que genera y que puede llegar a generar. Aquellas ideas de la falta de licencia social han desaparecido y existe aceptación mayoritaria que es el camino para reforzar lo hecho hasta aquí -caminos nuevos, viviendas, cloacas, hospitales, etc- y convertir a Catamarca en la provincia que se merecen sus habitantes.

Obviamente, erradicando los bolsones de pobreza que, al ritmo de la crisis económica, también crecieron en forma exponencial.

Esto vale para el gobierno actual o para la oposición, en el caso que le toque regresar al poder. En cualquiera de las hipótesis, no se podrá discutir lo que afirmamos en este bloque. Hoy Catamarca es una provincia que ofrece estabilidad -no sólo en el plano económico- en un escenario nacional complejo y un contexto mundial francamente inestable.

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Hablando de la oposición. Los cantos de paz y unidad que dejó la interna del 2 de abril han desaparecido como por arte de magia. Aunque hubo una foto que selló aquel acontecimiento aquella misma noche, a los pocos días se bifurcó el camino del entendimiento. De uno y otro lado surgieron candidatos por doquier. No solo para gobernador y vice, sino para cargos menores y los planes reeleccionistas abundaron y abundan por estos días. Por ello, y por otras cuestiones que hacen a la esencia de la UCR y de la coalición Juntos por el Cambio, la pelea por los votos ya está escrita. Será inevitable. No hay posibilidad alguna de un acuerdo cuando los oferentes triplican o cuadruplican a los cargos expectables. La grieta ha llegado a un punto que hay diferencias internas entre las flamantes autoridades radicales y los adversarios de la hora, igualmente correligioanrios como los legisladores nacionales Fama, Monti o Manzi, por nombrar solo a tres, sienten que tienen grandes posibilidades de imponerse en las PASO, como ya lo hicieron en 2021.

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Son varias las paradojas que vive la oposición. Una de ellas tiene que ver con la comentada interna del 2 de abril, que consagró presidente a Alfredo Marchioli. Este sector o sus principales figuras fueron los que perdieron las PASO 21 con Fama y Manzi, cuyos grupos comentan, “por ahora en voz baja y en off”, que la interna fue un arreglo para evitar un papelón por la ausencia de votantes. Más claro: dibujaron números de una aparente concurrencia. Otras situaciones a tener en cuenta. Tanto Fama como Monti, figuras de recambio del viejo radicalismo, parece ser los verdaderos conductores del carruaje opositor y no desconocen que la lista que ganó la interna tiene un sello castillista que excede a un dirigente que trabaja y milita como Marchioli. Esa impronta llega hasta la convención provincial, cuyos integrantes habrían sido cuidadosamente designados por el exsenador y exgobernador a cambio de entregar la conducción del Comité Provincial y postergar, aunque hayan integrado la lista, a dos de sus escuderos:

Luis Fadel y Lobo Vergara. Por ello, ojalá nos equivoquemos, la convención que quieren algunos puede terminar en un fiasco. No solamente por las candidaturas, sino por eventuales alianzas con el PRO, la Coalición Cívica y un sector con base peronista que se diferencia de Jalil y Corpacci.

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Un dilema más para los radicales tiene que ver con los alineamientos nacionales. Hasta ahora, una gran mayoría se inclina por Horacio Rodríguez Larreta o Patricia Bullrich, dos figuras que resolverán la candidatura presidencial del PRO el 13 de agosto. De aquí surge una gran pregunta que será motivo de discusión dentro de poco tiempo. ¿Está bien que los radicales vayan a votar en la interna del PRO y se olviden que dentro del partido pujarán, el mismo día y por la misma candidatura, Facundo Manes y Gerardo Morales, presidente del comité nacional éste último? Un buen lío, donde se mezclan amores, odios, convicciones y dinero. Municipal.

El Esquiú.com

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