Los fallos sobre San Juan y Tucumán

Las recientes decisiones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre las elecciones provinciales de San Juan y Tucumán han generado un gran escándalo político. No son pocos los que aluden a un avance directo de la Justicia sobre el federalismo y la soberanía de las provincias para dictar sus propias leyes y normas. Desde los territorios opositores al gobierno de Alberto Fernández, precisamente desde donde se denunció las ideas reeleccionistas de gobernadores como Juan Manzur (Tucumán) y Sergio Uñac (San Juan), el apoyo fue total y condenaron todo tipo de reelección, aunque en varios puntos de la Argentina emplean argucias institucionales que el supremo tribunal soslaya sin dar explicación alguna. Por ejemplo, que el PRO lleve 16 años gobernando la ciudad más rica del país y que ahora postule un intendente -Jorge Macri- que todavía no ha completado un mandato similar en Vicente López. En el caso de ganar, el primo del expresidente deberá estar en dos actos de corte similar: entregar el poder al sucesor en el municipio pegado a la Capital Federal e inmediatamente marchar a Parque de los Patricios (sede del Gobierno) para reemplazar a Rodríguez Larreta. ¿No esto tan irregular como los supuestos excesos de Manzur y Uñac?

****

La verdad de la “milanesa”

Los lectores de El Esquiú saben bien de nuestra prédica sobre la necesidad de reformar la Constitución obsoleta y acomodada a circunstancias políticas que, en forma parecida a los “mamarrachos” que se produjeron en Tucumán y San Juan, se sancionó en Catamarca en 1988. Entonces se estableció, en medio de enormes omisiones, que el gobernador y vice tendrían a partir de ese momento “reelección indefinida”. Así dice el artículo 133: “el gobernador y vicegobernador podrán ser reelectos”. No incluye la frase “reelección indefinida”, pero es obvio que no hace falta colocarla. Algo similar ocurre en Formosa, donde años más tarde -1993- se reformó la Carta Magna de esa provincia y se inscribió, textualmente, el mismo artículo. En ambos casos se trata de una picardía, como el hecho que argumentó Manzur en el sentido que la prohibición valía para el caso del gobernador, no del vicegobernador. Estas “cositas” son las que revisó la Suprema Corte. Esta vez tiene razón, lo que no quita una retahíla de fallos extravagantes a favor de la oposición y el poder económico.

****

El “caso Catamarca”

Mucho se habla, especialmente desde los medios metropolitanos, de San Juan, Tucumán y ahora Formosa. Y nada se dice de Catamarca, que generó el escándalo más estrepitoso de la década del 80 al cambiar su Constitución. Pasó de un extremo al otro. La que regía hasta entonces (desde 1965), similar a la actual de Santa Fe, solo permitía “un mandato y a la casa”. Es lo que ocurrió con Ramón Saadi, quien completó el período 1983-1987 y no podía ser reelecto. Valiéndose de su poder político, el papá Vicente Saadi movió todas sus influencias -hasta la del expresidente Raúl Alfonsín- y con una nueva Constitución promovió la reelección vitalicia que rige hasta nuestros días. Es decir que, con los antecedentes recientes, cualquier ciudadano local podría presentarse ante la Corte e impugnar un tercer, cuarto, quinto, sexto y hasta décimo mandato. Los que no harán nunca serán los radicales de toda laya porque fueron ellos los que, desde hace una década, impiden votar la necesidad de la reforma para reformar el 133 y varios más.

****

Eduardo Brizuela del Moral y Lucía Corpacci

Ya sabemos que la prensa nacional solamente se preocupa por Catamarca cuando asoma un escándalo político. En cualquier otro caso “mira para otro lado” y poco le importa “la comarca” de la Virgen del Valle. Por caso, nada dijo que tiene una situación más grave que Tucumán y San Juan, e iguala a la de Formosa. Tampoco se preocupó en 2011 cuando Eduardo Brizuela del Moral, por aplicación de la “reeleción eterno” se presentó como candidato por tercera vez y cayó derrotado a manos de Lucía Corpacci. Esta última, consustanciada con principios democráticos elementales, fue dos veces gobernadora (2011-2015 y 2015-2019) y, por voluntad propia, rechazó una nueva postulación. Es lo que debieron hacer Manzur y Uñac antes de aferrarse a los muros del poder.

****

El viejo aeródromo de Choya

Como lo hacemos habitualmente, cerramos los “Apuntes” con los recuerdos.

En abril de 1990 se produjo un lamentable accidente, con el saldo de un niño muerto en la ex pista del viejo aeródromo de Choya. Según los relatos de la época, una pareja circulaba en moto por uno de los márgenes de la pista, entre matorrales y sendas. Delante de ellos, en el tanque del pequeño vehículo, iba un niñito de solo tres años de edad. De frente venía un avión que impactó contra el cráneo del menor, que falleció en el acto, mientras sus padres eran despedidos, pero salvaban sus vidas. En esas condiciones, de absoluta precariedad, funcionaba aquel aeródromo de Choya, donde hace 33 años llegaban los vuelos, había un club de aviadores y hasta se realizaban competencias de paracaidismo, campeonatos argentinos incluidos. Ese accidente, cabe destacarlo, fue decisivo para el cierre del nostálgico aeródromo y el inicio del funcionamiento pleno del aeropuerto “Felipe Varela”, que se levanta al sur de Valle Viejo, a 22 kilómetros de la Capital. Durante la primera intendencia de Brizuela del Moral, la expista fue recuperada como una calle pública -actualmente, con tránsito intenso- y a su lado se construyó el hoy populoso barrio “Altos de Choya”. De la tragedia en la que murió el pequeño de tres años, ya nadie se acuerda.

El Esquiú.com