Peronismo en terapia intensiva

lunes, 21 de agosto de 2023 01:22
lunes, 21 de agosto de 2023 01:22

Desde su irrupción en la escena política nacional, allá por 1945, el peronismo ha cosechado millones de seguidores y detractores que se multiplicaron con idéntico fervor. En casi ocho décadas de historia, el peronismo mantuvo siempre un protagonismo excluyente en la vida institucional del país, protagonismo que se expresó en triunfos, en derrotas y también en ausencias, cuando fue violentamente proscripto y obligó a su militancia a transitar los duros años de la resistencia. En las urnas ganó y perdió, pero supo mantener un poder movilizador, un sentimiento y una mística que ninguna otra fuerza política muestra en el país ni en la región. Plural por su naturaleza de movimiento político, cobijó bajo sus banderas héroes, estadistas y también bandidos e inútiles.

Hubo quienes defendieron sus principios con la vida misma, y quienes sólo los usaron para provecho personal. En casi 80 años, sin embargo, es posible que nunca se haya encontrado en un punto tan crítico como el actual.


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Entre las elecciones primarias 2019 y 2023, el peronismo perdió seis millones de votos: obtuvo 12.205.938 hace cuatro años, y 5.070.104 con Sergio Massa el último domingo, reforzados con algo más de un millón que aportó Juan Grabois. En 2019 ganó en 22 de los 24 distritos electorales, con las únicas excepciones de Córdoba y Capital Federal. El último domingo perdió en 19. Un derrumbe de proporciones catastróficas con un agravante imposible de desconocer: entre una y otra elección trascurrió su propio gobierno. El peronismo se desmoronó ejerciendo el poder, a caballo de la crisis económica, la inflación y el indomable dólar.

Y enfrenta un riesgo real: quedar afuera del balotaje de noviembre, si es que no logra desplazar a Juntos por el Cambio, que también cosechó más votos que el oficialismo en las primarias.


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Este patético panorama puede generar cualquier reacción menos sorpresa. Estaba a la vista, y no por factores externos como la deuda, la pandemia, la guerra ruso-ucraniana o la sequía. La cadena de desaciertos propios, comenzando por la ridícula interna pública entre presidente y vicepresidenta, vaticinaban una debacle cuya dimensión evidentemente no comprendieron los protagonistas. En Catamarca es diferente: el peronismo sigue de pie. Cuando asuma el nuevo presidente se sabrá si esa es una buena o una mala noticia. Porque no es lo mismo tener un aliado o un enemigo en Casa Rosada, y la fuerza gobernante local corre el riesgo de ser una pequeña minoría en el mapa nacional. El peronismo está en terapia intensiva.

Tiene tiempo para revertir la historia, pero cada vez menos: le quedan exactamente 62 días.


El Esquiú.com

Comentarios

21/8/2023 | 11:14
#149006
Al gobierno provincial le va mejor con un gobierno nacional de signo opuesto, porque como ocurrió con Macri de ese modo puede negociar mejor las manos a levantar de los legisladores nacionales por las leyes y proyectos que seguramente necesitará la presidenta o el presidente. Es lo que hizo Corpacci cuando estuvo Macri en el poder, con encumbrados dirigentes del PRO de gestores.

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