Las varas de Patricia
En febrero de 2015, con Cristina Fernández de Kirchner en la Presidencia de la Nación, Patricia Bullrich convocaba a conferencia de prensa para denunciar, acompañada por Federico Sturzenegger, que el país entero se encaminaba al mismísimo infierno, horrorizada porque el índice inflacionario había alcanzado el 1,48 por ciento mensual y el 31,43 por ciento interanual. Hoy, reciclada ideológicamente por enésima vez y reconvertida nuevamente al oficialismo, integrada como ministra al proyecto de Javier Milei que tildaba como “mafioso” en los debates, celebra públicamente que la inflación mensual se ubica en el 2,7 por ciento y la interanual en el 193 por ciento. Un detalle, la ex funcionaria de Carlos Menem, Fernando De la Rúa y Mauricio Macri sigue acompañada por Sturzenegger, ahora colega, también ministro de la gestión “liberal libertaria” que se propone “destruir el Estado desde adentro”, según precisó Milei.
“Hoy presentamos el índice de inflación de febrero, con la desagradable sensación de anunciar que la escalada inflacionaria trepó al 1,48% y al 31,43%, interanual. Si lo ponemos en perspectiva, un país estable tiene como indicador de febrero, su variación anual. Pero la Argentina de la Presidente mira hacia otro lado: esconde, silencia y recurre a los mecanismos más elocuentes para tapar el problema, en vez de ponerle el cuerpo y buscar una solución. Febrero es un mes de los denominados ‘tranquilos’, porque hay liquidación en gran parte de las tiendas, comercios y supermercados, pero acá los precios no cambian; lo más preocupante es que la Presidente Kirchner se apresta a terminar su ciclo sin encontrar una solución para un problema que castiga al bolsillo de todos los ciudadanos y restringe sus posibilidades día a día”, señalaba Bullrich, que hoy, con el mencionado 2,7 por ciento y una inflación interanual multiplicada seis veces, festeja: “El Presidente @JMilei destruyó la inflación que nos dejó Sergio Massa y el kirchnerismo. Mes a mes se confirma que vamos por el camino correcto”, asegura con un razonamiento tan infantil como los dibujitos de animales que elige para dar a conocer su zigzagueante mensaje político, en el que la única línea que mantiene firme es la de la represión y el castigo a los jubilados, ayer quitándoles el 13 por ciento y hoy repartiéndoles palos y gases.
Más que una doble vara, la lectura es incoherente, tanto como la política económica de un Gobierno que asumió en un país sepultado por la deuda externa tomada por Mauricio Macri y Luis Caputo, y hoy ajusta salvajemente al país, con el objetivo de que el mismo Caputo, conductor otra vez de la economía nacional, cumpla su objetivo de tomar más deudas. Si estos son los éxitos, Dios nos libre de los fracasos.
El Esquiú.com