El Secretario

viernes, 8 de noviembre de 2024 01:36
viernes, 8 de noviembre de 2024 01:36

Como era previsible, una vez consumada la victoria de Donald Trump en Estados Unidos, se desató la euforia en Casa Rosada y la foto del encuentro de Javier Milei con el ahora nuevamente presidente norteamericano se instaló en la portada de casi todos los medios del país. Aunque Milei optó por un prudencial e inteligente silencio en toda la campaña electoral, hay que reconocer que su preferencia por Trump no es fingida. Le había expresado su admiración mucho antes de que se cimentara el abrumador triunfo del martes sobre la oficialista Kamala Harris. Milei se ve reflejado en Trump, en su estilo, en su desenfado, en su redituable agresividad, en la figura del transgresor victorioso e implacable. Y hará todo lo necesario para dejarle en claro a la Casa Blanca que aquí en el Sur tiene un aliado incondicional, un amigo, un émulo dispuesto a prestar cualquier servicio.


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Milei no oculta su felicidad porque tiene la certeza de que con la victoria de Trump también ganó él y que toda su gestión se verá fortalecida. Un sentimiento que puede ser genuino, aunque requiere varias observaciones. La primera es que todo aquello que Milei ama en Trump es superficial, son sus formas, ya que las políticas económicas de uno y otro son diametralmente opuestas. La comparación es posible incluso antes de que el magnate inmobiliario tome el poder, no sólo por sus anuncios de campaña, sino porque ya gobernó cuatro años. Y en nada se pareció su gestión a los preceptos que guían a nuestro liberal libertario. Trump es proteccionista, intervencionista, conducirá una vez más el país con mayor déficit del mundo y cerrará sus fronteras a intrusos y comerciantes que no se ajusten a sus condiciones. Es el reverso de la moneda de Milei, que abre las puertas y remata todo sin condiciones, abandonando a la industria y el comercio nacional para colocar una alfombra roja a quien quiera desembarcar con billetes verdes en sus manos.


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Pero hay un segundo detalle, que sugiere que hay cierta exageración en la celebración del Gobierno argentino. Estados Unidos no necesita de Argentina. Estados Unidos jamás en dos siglos ayudó a la Argentina en nada. Ni una vez. Más aun, en la Guerra de Malvinas se vistió de árbitro para ponerse al servicio de sus verdaderos hermanos, los ingleses. Confiar en la solidaridad del poderoso solo porque se le profesa simpatía personal es casi ingenuo. Y son mayores las probabilidades de que el gigante del Norte se sirva del banquete que se le ofrezca aquí, a que meta su mano en el bolsillo para tirar algunas migas. Con la guerra ruso-ucraniana, con el conflicto de Medio Oriente donde tiene comprometidas fortunas y bases militares, con la amenaza latente de China y Corea del Norte y sus graves problemas internos, la suerte de Milei, Caputo y compañía debe ocupar el puesto 18 millones en la lista de prioridades e intereses de Trump. Si lo que se busca es un par de fotos más para el álbum de Milei con celebridades, le irá muy bien. Si cree que allá están preparando un rescate, el choque con la realidad será muy doloroso.


El Esquiú.com

Comentarios

8/11/2024 | 10:33
#0
Un acertado análisis que se asienta en datos de la realidad..!!

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