El Secretario

martes, 27 de febrero de 2024 01:25
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La crisis gremial

En este mar de dificultades sobre el que navega el día a día de los argentinos, las rencillas políticas y los pesares económicos no son los únicos puntos oscuros de la escena. Vinculados necesariamente con las múltiples variables del contexto general, emergen otros conflictos, algunos con fuerza suficiente como para reflexionar sobre su origen y naturaleza. En el caso específico de Catamarca, queda claro que se profundiza la crisis gremial, con sindicatos que están perdiendo fuerza de representación en forma acelerada y dramática.
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Los gremios fueron, son y serán un actor protagónico en la vida nacional. Es cierto que por allí podrá encontrarse algún sindicato mal manejado, con dirigentes ricos a costa de sus afiliados, pero es necesario alejarse del discurso neoliberal que pretende imponer el facilismo de tacharlos a todos de corruptos e inútiles. Simplemente no es verdad. La organización obrera fue un pilar de la conquista y defensa de los derechos laborales, fue columna imprescindible para el crecimiento del peronismo y ostenta varias medallas en su historial, como el de haber enfrentado mayoritariamente, con coraje y convicción, las dictaduras más horrorosas.
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El problema de los sindicatos en Catamarca es puntual: ya no tienen la última palabra. La coyuntura revela que son cada vez más los gremios que cierran acuerdos salariales y al día siguiente sus afiliados salen a protestar. Pasa en la Salud, pasa con muchos docentes y con distintos sectores estatales. Firmar con el gremio ya no asegura el fin de los reclamos y en algunos casos los convenios potencian la reacción informal. ¿Puede negociarse con quienes no tienen ni siquiera reconocimiento legal? Es un dilema que nació hace un cuarto de siglo con los Autoconvocados de la Salud y sigue en pie. Se tiene que discutir y se puede resolver, pero lo que no se puede es ignorar el descontento. Un llamado de atención, sobre todo, para las propias entidades sindicales, que si no vuelven a ser la voz y el cuerpo de la masa de trabajadores, se debilitarán inexorablemente.


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