Choque de planetas: Milei contra la AFA
El volcán que representa la presidencia de Javier Milei, que fue lanzando desde diciembre un río de lava que pasó por encima de todo, se dirige ahora hacia uno de los reductos sagrados de la Argentina: el fútbol, un poder en sí mismo, un planeta independiente con reglas propias, donde el jefe de Estado se anima a plantar batalla. Se podrá ser fervoroso adherente o acérrimo opositor a las políticas de Milei, pero hay un punto objetivo e incuestionable: para bien o para mal, ha cambiado todo. No llegó a mirar qué pasaba, ni tanteó el territorio con un round de estudio. Entró pateando la puerta y sacudió todas las estanterías desde el minuto cero. Si era su plan original, si le impusieron planes ajenos, ahora es anecdótico: Milei ejerce el poder que se le confirió con vehemencia y decisión. Tuvo alguna resistencia inicial en el Congreso de la Nación, pero avanzó de todas formas. Impuso su DNU gigante y luego la Ley Bases que, aunque recortada, también comenzó a regir. Por estas horas se van reglamentando las normas y así el Presidente llegó ante un rival distinto: la Asociación del Fútbol Argentino.
Cumpliendo el sueño dorado de Mauricio Macri, que jamás lo pudo hacer realidad (ni como presidente de Boca Juniors ni como presidente de la Nación), Milei avanzó con el ingreso de capitales privados al fútbol argentino, autorizó la transformación de los clubes en Sociedades Anónimas Deportivas (SAD), para permitir el ingreso de asociaciones civiles y fundaciones como accionistas y estableció el plazo de un año para que la AFA y los clubes incorporen obligatoriamente las SAD a sus estatutos. El Gobierno se relame porque calcula que podrían ingresar unos 3.000 millones de dólares al país con la venta de clubes de fútbol. Pero no será tan fácil.
En un país donde la pasión futbolera pone a los clubes al nivel de los más caros afectos de los argentinos, entrelazados con los sentimientos más profundos, son muy pocos los hinchas que aceptarían la venta de su club, por muchos dólares que se le ofrezcan. Pero hay algo más: la Asociación del Fútbol Argentino lo prohíbe expresamente y sólo acepta en sus competiciones asociaciones civiles. Se trata entonces de la madre de las batallas: la ley de AFA contra la ley del Gobierno, agua y aceite, sin posibilidad de mezclarse. Será una disputa a seguir, porque está claro que Milei tiene mucho poder, pero el fútbol también lo tiene. Incluso la Justicia ordinaria, donde suelen dirimirse diferencias de ese tenor, tiene una acotada injerencia en AFA, que se rige por los mandatos de la todopoderosa FIFA, entidad que cuenta con más miembros que la mismísima ONU. El Gobierno tiene herramientas (básicamente económicas) para presionar a los clubes hasta la asfixia, pero el ejercicio de esa presión puede ser contraproducente y generar un apoyo masivo a la AFA. ¿Dónde terminará este duelo?
El Esquiú.com