Apuntes del Secretario

domingo, 4 de agosto de 2024 01:01
domingo, 4 de agosto de 2024 01:01

2025 en el horizonte

La dirigencia política de diferentes sectores ha comenzado a diseñar la carrera hacia 2025, lo cual significa que vuelven a moverse en clave electoral, aunque reste todavía un buen trecho para los comicios del año que viene. Las elecciones del año próximo se consideran claves porque pueden significar el afianzamiento del proyecto libertario y un golpe de nocaut para los partidos tradicionales, pero también la oportunidad para resurgir en un contexto donde la debilidad partidaria emerge como alarmante, y fuerzas como el peronismo aspiran a retomar el liderazgo de la representación. A nivel provincial, también será una elección clave porque el oficialismo buscará ratificar la supremacía que mantiene desde 2011, y al mismo tiempo se definirá el rol del alicaído radicalismo, que por primera vez fue desplazado en 2023 hasta del rol de principal sector opositor. Que las minorías catamarqueñas (PRO, CC-ARI, UCR, etc.) terminen por aliarse con las tropas de Milei, es una opción que a pocos les desagrada, sobre todo a los nostálgicos del Frente Cívico y Social que observan en una macro coalición opositora la única chance de darle batalla real al peronismo catamarqueño. No será sencillo, porque todos deben superar primero sus intrigas internas, incluyendo a los libertarios, que están muy divididos y todos los sectores sienten que es su gran oportunidad de pasar al frente. Cada jugada y movimiento dependerá, por cierto, de la suerte de Milei, el verdadero motor que movilizó la ola de votos el año pasado, cuya fuerza no tiene ningún embajador local del autodenominado “león”. ¿Qué tan lejos están las elecciones? Es un punto a resolver. Hay algunos pasos legislativos previos con cuestiones electorales pendientes (boleta única, eliminación de las primarias), y muchos especulan con que Raúl desdoblará los comicios y convocará para marzo, para evitar que los resultados catamarqueños puedan verse afectados por otro aluvión libertario. De ser así, se aceleraría todo el proceso y las fuerzas locales deberían armar sus listas este mismo año. También el oficialismo, donde pujan sectores molestos con el acercamiento de Jalil a Milei. Sin internas obligatorias, la dedocracia podría regresar en su máximo esplendor y la pelea será para alquilar balcones. Pero, por cierto, no son más que conjeturas.

 

Regreso con gloria

Retornó a la provincia y fue recibido con todos los honores Julián Gutiérrez, quien al menos ahora y por cuatro años más, será el único catamarqueño de la historia que compitió en un Juego Olímpico, y además lo hizo en forma brillante, llegando a la final y obteniendo uno de los codiciados diplomas que se reservan para los 8 mejores del mundo en cada disciplina. Julián se ganó el afecto de todos, no sólo por su notable rendimiento deportivo, sino por la humildad que ha demostrado en todo momento. Agradecido, tranquilo, valorando el apoyo recibido, destacando el rol de su padre y entrenador, señalando la importancia de su equipo, explicando con paciencia los detalles de un deporte que está lejos de ser masivo. Gutiérrez dejó una imagen excelente, tomando con naturalidad su abrupto salto a la consideración pública, y conquistó a un público que en adelante estará sin dudas pendiente de sus próximas actuaciones. Un orgullo catamarqueño, que sugirió que en materia deportiva pueden venir nuevos logros, y sin dudas será así.

 

Proyecto controvertido

El Gobierno nacional confirmó que envió al Congreso un proyecto de ley para que las Fuerzas Armadas participen de la lucha contra el terrorismo y otras actividades vinculadas con la seguridad interior realizando patrullajes, controles de personas y vehículos y detenciones en flagrancia. La propuesta habla de una “opción intermedia” en entre las acciones de apoyo del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea a la Gendarmería, Policía Federal, Prefectura o Policía de Seguridad Aeroportuaria y el Estado de Sitio. La idea es que las FF.AA. apoyen “las operaciones de seguridad interior mediante la afectación de diferentes capacidades”. Para esta tarea habrá un representante del Estado Mayor Conjunto en el Centro de Planeamiento y Control de la subsecretaria de Seguridad Interior de la Nación y un Comité de Crisis deberá calificar la situación como “acciones terroristas que tengan por fin atemorizar a la población y pongan en peligro la vida, la libertad, la independencia, la soberanía, la integridad o la autodeterminación”. Un proyecto sobre el que surgen enormes dudas y cuestionamientos, porque está perfecto que las fuerzas armadas intervengan ante un hecho de terrorismo como los que sufrió el país, sin ir más lejos con el atentado a la Embajada de Israel (dejó 22 muertos en 1992) o el ataque a la sede de la AMIA (con 85 víctimas fatales en 1994). La gravedad de esos casos justifica que intervenga el ejército. Lo que inquieta es el criterio del actual gobierno que, por ejemplo, calificó de “terrorismo” e “intento de golpe de Estado”, la manifestación que se hizo en las inmediaciones del Congreso durante el tratamiento de la Ley Bases y reprimió salvajemente. Si se va a utilizar a las Fuerzas Armadas para masacrar cualquier movilización popular que no le guste al gobierno con el pretexto de que son “terroristas”, estaremos en un problema muy serio.

 

Recuerdos

Se cumple hoy un nuevo aniversario del fallecimiento de Enrique Angelelli, quien fuera beatificado como mártir por el Papa Francisco, junto a sus principales compañeros. Angelelli nació el 18 de julio de 1923 en la ciudad de Córdoba. Provenía de una familia muy humilde, sus padres eran inmigrantes italianos. Estudió en escuelas públicas y con las hermanas de Villa Eucarística, donde su padre trabajaba como casero. En su adolescencia ingresó al Seminario. En 1939 fue enviado a Roma por su destacado desempeño y allí se licenció en Derecho Canónico en la Universidad Gregoriana y entró en contacto con la Juventud Obrera Católica. Diez años más tarde, en octubre de 1949 fue ordenado sacerdote. Tenía 26 años. En 1968 le fue asignada la diócesis de La Rioja, donde trabajó mucho para asistir a los sectores más oprimidos de la sociedad. Entendió al Evangelio desde la lucha por la liberación de los desposeídos, denunciando el hambre, la desocupación, la concentración de la propiedad y la explotación campesina, recorriendo toda la provincia. Participó de las marchas contra la pobreza y la miseria, alentó y colaboró en la organización de la Asociación de Trabajadores Provinciales, el Sindicato de Empleadas Domésticas, el de Trabajadores Rurales y Estibadores, la Asociación Minera y la Coordinadora Campesina. Sus misas se transmitían por la radio en toda la provincia. Pronto se enemistó con los sectores más conservadores de la provincia y dirigentes de las Fuerzas Armadas por su trabajo social. Tras el golpe de Estado de 1976, algún sector eclesial fue sumiso con los dictadores. Angelelli no: las emisiones de sus misas fueron censuradas y posteriormente canceladas, año en el que presenta su renuncia a la diócesis riojana. Denunció asesinatos de sacerdotes en la provincia e incluso investigó qué había pasado. El 4 de agosto de 1976 el obispo de La Rioja fue asesinado por miembros del Tercer Cuerpo del Ejército, que hicieron pasar ese crimen como un accidente automovilístico. Años más tarde, ya en democracia, se descubrió que se trató de un homicidio calificado. Un hombre de fe y compromiso, ejemplo para la Iglesia y para toda la comunidad.

 

El Esquiú.com

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