El Secretario
Un acto fallido
El presidente Javier Milei y su equipo fallaron allí donde habitualmente no suelen fallar: en el impacto mediático,el ruido y el show. El mandatario intentó romper el molde y sacar provecho de un trámite administrativo de rutina, como es la presentación del Presupuesto, que se cumple año tras año. Con bombos y platillos, se anunció con bastante anticipación que Milei había decidido asistir él mismo al Congreso a presentar su presupuesto, lo cual se imaginó quizás como un momento genial para que el libertario acapare las cámaras y la atención, y desgrane su archiconocido repertorio de sentencias grandilocuentes. La jugada, para decirlo en forma amable, no funcionó. Ante un recinto casi vacío, Milei provocó además un apagón general de televisores en todo el país, haciendo caer los ratings a niveles insólitos, y sumando apenas unos 4 puntos de audiencia con la sumatoria de todos los canales. En YouTube, por otra parte, siguieron su mensaje unas 5.000 personas, la nada misma. Cansancio general, mala elección del día (domingo a la noche), descreimiento... quizás de todo un poco. Pero el show terminó en fiasco.
Al margen del frustrado objetivo, la segunda gran decepción llegó con el contenido del discurso de Milei, que dicho sea de paso fue a presentar el Presupuesto 2025 y no presentó nada. Simplemente hizo una carta de intención, una más, y ratificó el rumbo de su gestión, que tiene por único objetivo la economía, y que repite al pie de la letra la receta que ya aplicaron años atrás figuras tristemente célebres como el ministro de la dictadura José Alfredo Martínez de Hoz. Milei replicó incluso frases textuales, ya que el nefasto ideólogo del Proceso también citaba la “libertad” como fin último de sus medidas. Muletillas reiteradas como autómata desde la campaña, citas erróneas, números inventados y divagaciones insostenibles, completaron la pobrísima presentación.
Sobresalió en tan opaco e inconsistente discurso la presión a las Provincias, exigiéndoles que ajusten unos 60.000 millones de dólares, bajo la delirante premisa de que “nosotros ya cumplimos nuestra parte”, una incoherencia porque el recorte de Nación fue precisamente sobre fondos provinciales, como el FONID, la obra pública, los subsidios y otros aportes; con el agravante de que Nación ni siqueira cumplió con pagar deudas que mantiene con los Estados provinciales. Otras imágenes que regaló el discurso, como Milei condenando la deuda con Luis Caputo como escolta, el desatino del “cepo al Estado” o la ridícula referencia a Cicerón, no hicieron más que completar una escena muy patética, que hasta sería cómica sino fuera porque las consecuencias de los desmanejos de Milei los paga el pueblo argentino.
El Esquiú.com