El Secretario
La última estocada
Si las PASO fueran un toro, se las vería sangrantes y maltrechas en la arena del ruedo, apenas esperando que el matador se apiade para asestarle la estocada final. Todo hace presumir que las elecciones primarias que nacieron en 2009 y se experimentaron por primera vez en 2011 no resistirán otra edición más. El Gobierno nacional está decidido a borrarlas del mapa dentro del paquete de reforma electoral y, a diferencia de otras iniciativas oficiales, aquí no se vislumbra una gran resistencia opositora. Las primarias, que tan bien funcionan en democracias sólidas como la estadounidense, aquí no terminaron de afianzarse y el propio Javier Milei, que tiene en el país del Norte su modelo ideal para casi todo, en este punto no quiere seguir ese camino. Apenas siete veces se realizaron en el país (y en la provincia) y en verdad nunca estuvieron ajenas a los cuestionamientos de un sector o de otro. Curiosamente, en cada una de esas discusiones tuvo también entusiastas defensores, que es lo que en esta oportunidad les está faltando.
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Según se adelantó, en una semana (el próximo miércoles), el tema de las PASO sería tratado en el recinto del Congreso de la Nación. Es posible que no se resuelva una inmediata eliminación, sino que se suspendan las primarias de este año, lo cual a los efectos prácticos es lo mismo: sólo habría elección general. Los argumentos ya se saben: que es necesario avanzar con el ajuste a la política, que el problema de los partidos tradicionales no puede ser resuelto a costa de los ciudadanos con dinero del sector público, que son un mecanismo de recaudación para partidos chicos y para candidatos, que no generan competitividad, que las grandes candidaturas siguen definiéndose “a dedo”, que en las últimas elecciones de 15 partidos que se presentaron solo cinco lograron más del 1 % de los votos, que no son más que una gran encuesta general, que inmovilizan a los poderes Ejecutivo y Legislativo, que saturan a la población con hasta seis votaciones al año en algunos distritos, etc., etc.
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Cuando todo se resuelva, a nivel sectorial y personal, varios actores habrán pasado por varias estaciones de opinión, pero casi nadie está eximido de esas contradicciones. El peronismo las impulsó con quejas de los radicales que decían que se usaba el sistema únicamente para resolver la interna del PJ, después el peronismo las cuestionó y el radicalismo dijo que eran garantía de calidad democrática, y así todos fueron acomodando el discurso según la ocasión. Ahora convergen la mayoría, sino en un rechazo unánime, al menos en el consenso de que no es mal momento para evitarlas. Si ello se confirma, quedará por resolver la otra gran incógnita: ¿a quién favorecerá electoralmente que no haya primarias? Será análisis para más adelante, aunque quizás la respuesta recién se conozca fehacientemente cuando se lea el escrutinio.
El Esquiú.com