El secretario
Ahora, a rezar para que no haya otra pandemia
En un nuevo esfuerzo por copiar cada gesto de Donald Trump, quien firmó una orden ejecutiva para que Estados Unidos se retire de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el presidente Javier Milei decidió que la Argentina también abandone la OMS, con argumentos tan estúpidos como que se quiere impedir “que un organismo internacional intervenga en nuestra soberanía” o que “fueron los ideólogos de la cuarentena cavernícola”. La OMS es un organismo especializado de las Naciones Unidas encargado de liderar y coordinar los esfuerzos internacionales en materia de salud pública. Fundada en 1948, tiene su sede en Ginebra, Suiza, y para 2025 cuenta con 194 países miembros (incluida hasta aquí la Argentina, que forma parte desde su fundación). Su misión principal es promover la salud, prevenir enfermedades y coordinar la respuesta global ante emergencias sanitarias. Hay algunas políticas que la organización mantiene desde sus inicios como la recopilación de información bioestadística, la función de vigilancia epidemiológica y la organización de campañas sanitarias regionales.
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La fundamentación de Milei para separarse de la OMS también es una copia del argumento estadounidense: que se manejó mal la pandemia de coronavirus, idea a la que se suma un chauvinismo barato con expresiones como “en Argentina las decisiones las toman los argentinos”, lo que equivaldría a que cualquier ignorante decida no hacerle caso al médico so pretexto de que nadie le va a dar órdenes. También se apeló al siempre infalible argumento de defender “la soberanía nacional”, motivación que al parecer aplica para temas médicos pero no con el RIGI, el envío secreto de reservas al exterior, la destrucción de la moneda nacional contra los mandatos constitucionales, el sueño de dolarizar la economía o de “destruir el Estado desde adentro”. Una vez más, los discursos oficiales viajan sin escalas al extremo de imbecilidad.
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Queda claro que socialmente la pandemia genera un mal recuerdo al conjunto de la sociedad, porque no podría ser de otra manera tratándose de una etapa marcada por la incertidumbre, el temor, el dolor de las vidas perdidas, las tortuosas internaciones. Pero es injusto desconocer que fue el accionar oficial el que permitió, en primer lugar, identificar a la pandemia como tal, y después luchar en forma mancomunada para salvar millones de vidas. No fue el mercado invisible ni el sector privado el que se ocupó de cuidar a los argentinos: fue el Estado el que desplegó el plan de vacunación gratuita más grande de todos los tiempos. Fue el Estado el que brindó atención gratuita a quien lo necesitara, fue la OMS quien asesoró en cada paso y ayudó a gestionar vacunas, fue el Estado quien las distribuyó y aplicó. La ingratitud de desconocer esa labor es inmensa, y el recurso de bucear en la incomodidad de las medidas sanitarias para buscar un rédito político es miserable. La OMS tiene un fondo de financiamiento y mecanismos de apoyo logístico para cuando hay emergencias sanitarias y desastres naturales. Salir de la OMS significa no poder contar con esto, en caso de que lo necesitemos. La decisión de Milei no tiene sentido. Por cierto, él también se vacunó gracias a la campaña pública del Estado y la OMS.