Apuntes del Secretario
Milei columnista
Una característica de Javier Milei como presidente, cargo que ostenta hace 14 meses, es que no interactúa ni dialoga públicamente con nadie, con excepción de un minúsculo grupo de tres o cuatro periodistas-amigos que no lo cuestionan ni repreguntan, sino que le ofrecen su espacio para que se explaye como quiera. Milei no ofrece conferencias ni ruedas de prensa, y se asegura siempre de hablar en ámbitos donde nadie le responda de manera directa: redes sociales, un atril, un discurso grabado. De este modo, su gestión puede recorrrerse como un interminable monólogo, con sentencias que son reiteradas hasta el infinito, insultos para todos y todas, y autoelogios recurrentes para su propia labor, que humildemente define como “el mejor gobierno de la historia”. Ahora sumó a su arsenal comunicacional una nueva herramienta: la columna periodística. Para ello eligió a uno de los medios que más apasionadamente lo respaldan, La Nación, y firmó una columna de opinión en la cual repite loas a su plan económico, asegurando sin ruborizarse que todo marcha sobre rieles, que bajó la inflación, que aumentaron las reservas, disminuyó la deuda y varias aseveraciones que no encuentran correlato ni siquiera en los números oficiales. Son estilos: Carlos Menem hablaba con los periodistas libremente casi a diario, Néstor ocasionalmente, Cristina se apoyaba mucho en los mensajes por cadena nacional... Como fuere, la modalidad de Milei no es del todo novedosa: Mauricio Macri solía enviar periódicamente cartas a diferentes diarios, incluso del interior, o llamar sorpresivamente a pequeñas radios para conceder una charla. El método es bueno, porque un presidente sabe que, sin importar el medio con el que hable, sus palabras replicarán en todos lados. Habrá que ver si el libertario repite la práctica y si también alterna en distintos medios, algo que a Macri le sirvió en algún momento aunque no demasiado cuando, entre falsas promesas y fracasos, sucumbió su plan de Gobierno.
Viento a favor
Luego del tratamiento exprés y su fácil aprobación en Diputados, donde se especulaba con una sesión “de más de veinte horas” que en realidad se finiquitó rápidamente, para que se baje definitivamente el pulgar a las PASO falta que se pronuncie el Senado. En teoría, es un territorio más hostil para el gobierno libertario, pero los poroteos previos indican que podría terminar el trámite sin inconvenientes. El oficialismo ya está haciendo cuentas para los proyectos que pasaron el jueves por la Cámara baja y ya están esperando tratamiento en el Senado. La eliminación o suspensión de las elecciones primarias es el gran objetivo de Casa Rosada, y para eso el oficialismo necesitará un mínimo de 37 votos. No puede aventurarse que lo consiga con tanta simpleza como en la Cámara baja, pero sin dudas cuenta con viento a favor, y para eso hasta esperan que se consume alguna división en el interbloque principal del Senado, el de Unión por la Patria, que por nuestra Catamarca integran Lucía Corpacci y Guillermo Andrada. Uno de sus miembros marcó cuál es su postura histórica -y contraria- sobre las PASO, lo que entusiasma a los encargados de hacer los cálculos previos. Se trata del sanjuanino Sergio Uñac, quien inmediatamente después de la media sanción de la suspensión de las primarias publicó un posteo en la red social X en el que recordó que “en San Juan fuimos pioneros en la eliminación de las PASO, allá por 2022, convencidos de que eran una instancia que solo generaba gasto, y que ese dinero podía invertirse en más obras para las familias de la provincia”. El miércoles próximo se verá qué sucede cuando los representantes de las provincias levanten su mano (o presionen el botón, como se estila ahora), pero en la previa, puede decirse que el rechazo al proyecto del Gobierno causaría más sorpresa que su aprobación.
¿Marcha atrás?
Estados Unidos anunció que abandonaba la Organización Mundial de la Salud, e ipso facto Argentina anunció lo mismo. Pero la precoz imitación del gesto norteamericano podría dejar en off side a Javier Milei, ya que ahora Estados Unidos negocia su regreso al organismo internacional. Desde que volvió a la Casa Blanca, Donald Trump retomó para Estados Unidos una política exterior de fuerte presencia y decisiones polémicas. Pero a dos semanas de retirar a su país de la OMS, se dio a conocer un documento que revela negociaciones del líder republicano para volver al organismo. La orden de Trump de abandonar la OMS fue una de las primeras medidas tomadas luego de reasumir el cargo, pero ahora retornaría a cambio de nombrar a un estadounidense como director general cuando el mandato de Tedros Adhanom Ghebreyesus finalice en 2027. La información surgió de un documento revisado por la agencia Reuters que incluso estaba redactado antes de la llegada del republicano a la Casa Blanca. En el mismo, se recomendaba que Estados Unidos debía tomar un “nuevo enfoque radical” para tratar con el organismo de salud. En este sentido, el documento señala que Donald Trump no quiere irse realmente, sino que buscaría presionar al organismo para que nombren a un estadounidense al frente. Si finalmente retorna, ¿retornará también Milei?
Polémica por Messi
Lionel Messi, posiblemente el mayor ídolo deportivo de los argentinos desde su consagración mundial en Qatar, se vio envuelto en una polémica a partir de las fotos difundidas por Casa Rosada, donde se vio a Javier Milei y su hermana Karina mostrando camisetas del Inter Miami con dedicatorias del astro futbolístico. La imagen generó euforia en los oficialistas, pero causó mucho malestar y decepción entre militantes opositores a Milei, sorprendidos a su vez porque, en más de 20 años de carrera, Messi nunca se había involucrado en cuestiones político-partidarias. Nació así una curiosa discusión sobre si realmente el astro había dedicado el obsequio a Milei, o si todo fue una movida empresarial de los directivos del club estadounidense donde milita actualmente. Se objetó por ejemplo que ambas camisetas lucían el número 9, que no pertenece a Messi, ya que hace muchos años que utiliza la tradicional “10”, con excepción de su breve paso por el Paris Saint German, donde utilizó la 30. Que no fuera “su” camiseta, se utilizó como argumento para ratificar que en verdad no se trató de un regalo personal. Un debate singular, que siguió luego entre autoridades por las redes sociales, que tiene su lógica en un país donde el fútbol es casi sagrado, y se viven momentos de alta sensibilidad política; cuestiones en las que Messi es seguramente ajeno y claramente “inocente”.
El Esquiú.com