El Secretario

Represión infinita

viernes, 14 de marzo de 2025 02:09
viernes, 14 de marzo de 2025 02:09

Los excesos advertidos en la última marcha de jubilados han dejado en una posición incómoda al Gobierno nacional, cuyos argumentos empiezan a debilitarse ante el conjunto de elementos que demuestran los abusos de la violencia estatal, expresados en una represión infinita que ya no conoce límites. Niños de 12 años que salían de la escuela maltratados y demorados por la policía, ancianas apaleadas y gaseadas, un periodista con la cabeza partida peleando por su vida, policías que dejaban caer armas intencionalmente para sembrar falsas pruebas, efectivos que abandonaban un patrullero con las puertas abiertas para motivar desmanes, infiltrados y la movilización de todo un ejército de uniformados para repartir palos a diestra y siniestra, resultaron demasiado. Los gravísimos acontecimientos del miércoles último se presentan como la continuidad de un discurso violento y provocador, que trae a la memoria los peores recuerdos del Estado utilizando su fuerza bruta para masacrar a la gente que debería proteger.


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Es demasiado. Demasiado como para digerir el inconsistente discurso oficial que así como un día señala a los manifestantes como terroristas, ahora denuncia un intento de “golpe de Estado”, apela al comodín del kirchnerismo como respuesta a todos los problemas, de los barrabravas y cuanto argumento se le ocurra para justificar lo injustificable. Incluso el acompañamiento de gran parte del poder mediático resulta débil para contrarrestar lo que las imágenes han mostrado al país. Como señaló el periodista Marcelo Falak: “Lejos de lamentarse por la situación de Pablo Grillo, el periodista que sufrió ‘un trauma grave de cráneo con múltiples fracturas y pérdida de masa encefálica’, la ministra Patricia Bullrich prefirió descalificarlo como ‘un militante K’. Dos errores: uno, la ministra lo presentó como ‘un detenido’, cuando en realidad estaba en un quirófano; dos, el proyecto de ‘igualdad ante la ley’ no dice –por ahora– que la vida de los kirchneristas vale menos”.


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A una señora de 87 años le reventaron la cabeza. Un hombre sufrió un disparo en una pierna y un policía de la Ciudad gritó “¡Vengan, zurdos!” desde el interior de un carro hidrante. Todo quedó filmado, como el policía tirando un arma para que alguien la levante, o para justificar disparos mintiendo que se defendía de alguien armado. Es una situación repugnante, en la que el Gobierno acusa a los zurdos, a los K, a los barrabravas (que no fue ninguno), pero nada dice de la miseria que cobran los jubilados, motivo real y originario de la protesta. La prepotencia y la soberbia del gobierno de Milei, el destrato al pueblo, las agresiones permanentes, deberían hacer comprender a Casa Rosada que el descontrol es el fruto de su propio accionar, y que ahora reprime lo mismo que genera. Tras generar este desastre, su única respuesta son palos y más palos. En algún momento comprenderán que no se puede gobernar con odio, y que nada bueno surgirá de esta mecha que encienden irresponsablemente.


El Esquiú.com
 

Comentarios

14/3/2025 | 22:05
#0
A los delincuentes y violentos toda la fuerza de la ley. A no aflojar

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