El Secretario

Que sea el último capítulo

viernes, 21 de marzo de 2025 01:13
viernes, 21 de marzo de 2025 01:13

Se anunció esta semana que, por gestiones del Gobernador Raúl Jalil, el Presidente de la Nación, Javier Milei, decretó que los bienes esenciales para la explotación del establecimiento minero Capillitas, junto con todos los derechos, bienes muebles, inmuebles y sus accesorios, sea cedida de Fabricaciones Militares Sociedad del Estado a Camyen, cuyo único accionista es la Provincia de Catamarca. La noticia es importantísima, pero no ha desatado la satisfacción que supone recuperar plenamente Minas Capillitas. ¿Por qué? Porque desde los años 1800 el emblemático sitio transitó un derrotero tan sinuoso que haría parecer a la Cuesta de El Portezuelo una línea recta. Desmanejos, atropellos, cambios de manos arbitrarios y decisiones caprichosas, hacen comprensible el temor de que este anuncio tan relevante sea una vuelta de calesita más.


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Los documentos más antiguos que se conocen sobre la propiedad de Minas Capillitas datan de 1856, y originariamente perteneció a la Provincia de Catamarca, pero una vez que comenzó a explotarse, todavía en el Siglo XIX, administraron y metieron la cuchara en la sopa privados, concesionarios, empresas mixtas, Nación y una lista interminable de interesados. El atractivo principal era el cobre, y cuando se consideró agotado ese mineral el yacimiento quedó casi abandonado, al margen de la producción de rodocrosita que luego adquirió más valor. El cambio más notable se dio cuando se transfirió la propiedad de la mina a la empresa nacional Fabricaciones Militares, y el segundo fue un par de décadas después, con la aparición de la Sociedad Minera Catamarca de Economía Mixta (Somica Dem). Si bien esa empresa fue creada por Ramón Saadi, quien desarrolló la explotación fue Arnoldo Castillo, en una etapa plagada de irregularidades que se extendió hasta 1997. Hubo también conflictos, porque Somica fue disuelta y luego resucitada para volver a intervenir en Minas Capillitas con otros gobiernos radicales, lo que generó no pocos entuertos judiciales, que no impidieron que se subconcesionara el lugar a una firma británica. Otro periodo desastroso, que comenzó a ordenarse en 2013, cuando la administración de Minas Capillitas quedó en manos de la empresa estatal provincial Catamarca Minera y Energética (Camyen), creada por la Ley 5354 en el primer gobierno de Lucía Corpacci.


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Pero allí no terminarían las idas y vueltas, porque Minas Capillitas seguía siendo de Fabricaciones Militares. En 2014, con Cristina Kirchner en Nación y Lucía en provincia, se selló un convenio para extender el comodato en favor de Camyen por 10 años, lo cual fue celebrado con la visita del ministro Agustín Rossi a Catamarca. Pero ese acuerdo fue luego anulado por el macrismo, que redujo la concesión a sólo dos años. Fueron demasiadas marchas y contramarchas, denuncias, sospechas e intromisiones políticas, que explican la prudencia actual. En seis meses, Minas Capillitas debería ser otra vez propiedad catamarqueña, para completar el círculo. Si esto sucede, y este traspaso es realmente el último capítulo de la historia, será motivo de festejo y un acto de justicia. Hasta entonces, los antecedentes obligan a mirar con cautela.


El Esquiú.com
 

Comentarios

21/3/2025 | 15:00
#0
Como será el desconocimiento que tiene el editorialista, que hasta pone una foto de.......¡Mina Santa Rita! propiedad de la familia Yampa.
21/3/2025 | 14:58
#-1
Siempre hubo robos de rodocrosita en la mina,cambiara algo ahora ?.Lo dudo

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