El Secretario

Todo a media luz

martes, 15 de abril de 2025 02:48
martes, 15 de abril de 2025 02:48

Las nuevas medidas económicas, en realidad una remake de las mismas medidas que se adoptaron en 2018, muestran un abismo entre los términos discursivos con que fueron presentadas (y festejadas) y su aplicación práctica, que dista bastante del escenario que describe el gobierno. Para empezar se anunció el “fin del cepo”, pero el cepo sigue, aunque con algunas flexibilizaciones con respecto a las restricciones vigentes. Decir que no hay cepo cuando no se pueden adquirir más de 100 dólares por ventanilla es en sí mismo una contradicción, que se agrava cuando se observan las limitaciones vigentes para movimientos empresariales y de otros rubros. No es lo mismo quedar en libertad que estar atado a una cadena un poquito más larga.

Otro sinsentido es proclamar que ya no hay dólar oficial y que todo lo determina el mercado con su libre e inmaculado fluir, ya que el propio gobierno advirtió que intervendrá si se perfora el piso de 1.000 pesos o el techo de 1.400 pesos por dólar, de modo que no hay libre mercado sino un margen establecido por el propio gobierno que, por si fuera poco, se reserva el derecho a comprar o vender divisas cuando lo considere necesario. Más intervencionismo no se consigue, lo que lleva a preguntarse de qué libre movimiento de oferta y demanda se habla exactamente, cuando el Banco Central -si, el mismo Banco Central aborrecido por Javier Milei, que prometía dinamitarlo-, actúa allí como un Gran Hermano monetario que todo lo vigila y controla, metiéndose cuando le plazca.

Se omite por otra parte la clave más terrenal de las medidas, que es la devaluación del peso, la moneda nacional que pierde más valor a la sombra del todopoderoso dólar, aunque semanas atrás se prometía un dólar a 600 pesos y un peso paulatinamente eyectado como una de las monedas más fuertes del mundo. Con el mismo tono épico, se vaticina que la inflación desaparecerá “a mediados del año que viene”, cuando la señalada como única verdad -a saber, la realidad- refleja que se está disparando mes a mes. La disociación entre palabras y hechos se torna entonces como el elemento saliente en todo este proceso, que como telón de fondo tiene un gravísimo endeudamiento internacional, que se suma al lapidario endeudamiento que ya se arrastraba, y que limita las decisiones de Casa Rosada al cumplimiento de las exigencias de un FMI que lo tiene sujeto con una soga al cuello. Estos préstamos que tanto se celebran son, en resumen, un salvavidas de plomo para el país, que se estaba hundiendo con los préstamos anteriores, de los cuales -con enormes sacrificios de la población- sólo se han pagado hasta aquí algunos intereses. Una debacle económica de proporciones dramáticas, ante la cual resulta inexplicable el impulso oficialista de descorchar una botella de champagne. Ni los tiempos de campaña alcanzan para asimilar una propaganda tan inconsistente.

El Esquiú.com

Comentarios

15/4/2025 | 10:37
#1
La tipica postura de criticar a quien tiene que solucionar el problema y no a los que lo generaron. la terapia una buena solucion
15/4/2025 | 07:16
#0
Una maravilla este gobierno. Sacar al pais del desastre descomunal en que nos dejaron gobiernos anteriores merece el mayor de los respetos.

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