Apuntes del Secretario
Marcha sin Cristina
La novela de la prisión de Cristina sumó ayer nuevos episodios, que ratificaron las preocupaciones oficiales por la movilización convocada para acompañarla a la sede judicial de Comodoro Py, donde debía notificarse de su situación. En efecto, cuando la Corte Suprema confirmó la condena, se le otorgaron a la expresidenta seis días para cumplir con el trámite. Cristina, a través de sus abogados, confirmó que iría hoy -última jornada posible- y los dirigentes y militantes peronistas, sindicalistas y líderes de organizaciones sociales y otras fuerzas, anunciaron que marcharían junto a ella, desde el departamento del barrio de Constitución hasta tribunales. La idea de una marcha multitudinaria no le hizo ninguna gracia al Gobierno, que empezó a apurar a la Justicia para que eliminara la notificación presencial y dejara sin entidad la convocatoria. Así sucedió: ayer se cumplió el trámite vía Zoom, y cerrado el asunto. Pero no sería suficiente porque los organizadores -hasta el cierre de esta edición- anunciaron que la convocatoria sigue en pie, no ya para ir a Comodoro Py, sino para que la militancia se haga presente en el edificio donde CFK purgará su condena.
Mitad vacío, mitad lleno
Todos tienen algo para celebrar y algo para lamentar. Los ultraopositores a Cristina querían su foto esposada y no la tendrán. Finalmente la justicia bajó un cambio y entendió que ya era una provocación muy grande. Si bien no suele ahorrarse en humillaciones, y alcanzará con recordar a Amado Boudou filmado y fotografiado descalzo y en ropa de dormir, comprendieron que el ánimo ya está bastante caldeado y que Cristina no es Boudou. Del otro lado, se había pedido que no hubiera tobillera electrónica y la justicia decidió que CFK tendrá que usar el dispositivo de control, además de limitarle las visitas y las actividades, aclarándole que no puede motorizar actos espontáneos saliendo al balcón ni usar la domiciliaria como una oficina para recibir dirigentes: apenas le dejan ver familiares, médico y abogado. Para recibir a alguien más, debe pedir autorización. No obstante, sus seguidores recibieron la domiciliaria como un triunfo, ante el rumor de que podían denegársela, y hasta atribuyeron la decisión al anuncio de la marcha. En esta suerte de decisión salomónica, el último sinsabor es para CABA, gobernada por el macrismo, que no quería a Cristina instalada en el centro de la ciudad, por temor a constantes marchas y concentraciones. Hoy podría ser la primera, y es de desear que no haya represión ni incidentes.
Mala memoria
El episodio de Cristina su condena quedó en el centro de la escena nacional y provincial, y fue tema de discusión también en la Legislatura local, donde el peronismo denunció proscripción y persecución, y el resto aplaudió el castigo tachando a la exmandataria de corrupta. Al calor del debate se destacó el diputado radical Luis Fadel, diciendo que: “No nos vengan a decir que la UCR es culpable de esto, ustedes cuenten la historia como la cuenten, pero no involucren a nuestro partido, nuestro partido jamás ha tenido un gobernante acusado por corrupción”. Bueno, hace falta mucha fe o muy poca memoria para suscribir el concepto de Fadel. No fue un gobierno peronista el que aprobó la “Ley Banelco” comprando votos en el Congreso, ni era peronista Eduardo Angeloz, tres veces gobernador de Córdoba y candidato presidencial, quien tuvo que irse precipitadamente del gobierno cargando sobre sus espaldas el asesinato no resuelto del ingeniero Regino Maders en 1991, quién estaba a cargo de la Empresa de Energía de Córdoba (EPEC) y había realizado denuncias sobre casos de corrupción dentro de la firma, al margen de la oscura liquidación del Banco Social de Córdoba. Como no fue el peronismo sino la UCR la que avaló como aliada todas las maniobras del macrismo. Pero no hace falta ir tan lejos. Podrían repasarse las denuncias de corrupción en los 20 años del Frente Cívico y Social, incluyendo en la larga lista el affaire de Educación; los cursos de fundaciones truchas; la comida de los pobres que se convertía en alimento de los chanchos; las vergonzosas privatizaciones de la luz, el agua y el casino; el negocio de las compras directas; los negociados con la minería; las tragedias I y II de la Alcaidía; la manipulación perversa del caso Morales, la entrega de la terminal de ómnibus; los jubilados de pantalones cortos, la timba financiera y tantas otras maniobras. No se trata de que Fadel responda por hechos en los que no tuvo responsabilidad ni participación, pero de ahí a describir su sector como miembros de la congregación de la Madre Teresa de Calcuta hay un trecho bastante largo.

El Esquiú.com