Un numeroso grupo de docentes nativos de Fiambalá informó sobre la realidad educativa local y aseguró que sobre un total aproximado de 230 educadores que trabajan en la ciudad de Fiambalá, entre la Escuela Secundaria N°17 y el IESF, sólo 43 de ellos son nativos de la zona. De los docentes locales, 32 están insertos en el sistema, 10 se encuentran desocupados y uno de ellos es funcionario municipal.
Ante este cuadro de situación, hicieron públicas las siguientes consideraciones: los 32 docentes nativos fiambalenses representan un 13,5% aproximado del total general de 230 educadores que prestan servicio en Fiambalá en las dos instituciones mencionadas de nivel medio y terciario.
Los 10 docentes que en la actualidad se encuentran sin trabajo obtuvieron su título en el IESF desde 2006 y nunca pudieron ingresar al sistema. Son jóvenes, en su mayoría con carga familiar.
Según denuncian, los directivos escolares se manejan en forma corporativa y las instituciones escolares se comportan como “bolsas de trabajo”.
La Escuela Secundaria de Fiambalá nació en 1981 y el IESF en 1987; de esta manera, poseen una antigüedad de 32 años y 26 respectivamente. El IESF expide títulos docentes desde el año 1990 y a los profesionales no les queda otra salida que emigrar en búsqueda de una salida laboral, pues los cargos docentes en su tierra se encuentran ocupados por extraños.
Los docentes locales solicitan que se dividan las zonas para inscripción en la Junta de Clasificaciones del nivel medio para Fiambalá y para Tinogasta–tal como se realiza en la inscripción a la Junta para el nivel primario- y los que se inscriban en Fiambalá no puedan hacerlo en Tinogasta o viceversa. Ello debe propender a lograr la igualdad de oportunidades para todos los profesionales docentes del medio y no repetir las formas de discriminación implícitas que rodea a la incorporación de docentes.
El Instituto de Estudios Superiores de Fiambalá debería tener transparencia en los concursos para la cobertura de espacios curriculares. Según aseguran los docentes nativos de la zona, siempre participaron los amigos/colegas de las autoridades y pocas veces se tiene en cuenta cuestiones elementales que hacen a la seriedad de las elecciones: profesores del tribunal con título igual o superior al concursante, dar a publicidad la nómina de participantes en el concurso como también los resultados, que sean públicos, etc. Queda la esperanza de que en algún momento la situación se normalice, por la tan mentada calidad educativa que las autoridades de educación pregonan.