Silvia Pérez - Narradora oral

“Los adultos quieren que los niños crezcan rápido”

viernes, 1 de octubre de 2010 00:00
viernes, 1 de octubre de 2010 00:00

Silvia Pérez, profesora de francés, fue directora Provincial de Bibliotecas y Archivos, dependiente de la Secretaría de Estado de Cultura de la Provincia. Capacitadora –tallerista del Programa “Libros y casas”, de la Dirección Provincial de Patrimonio Cultural, desarrolló una amplia gama de actividades vinculadas con la lectura, y durante ocho años fue tallerista del Plan de Lectura.

- ¿Cómo fue su infancia entre cuentos?
- Como narradora, ahora en mi adultez, tengo la imagen de mi abuelo contándome historias. Revisando mi infancia descubro que mi abuelo fue un gran narrador, él nos reu-nía a todos frente a un toca- discos, mientras escuchaba música flamenca y contaba su historia de Granada, del lugar desde donde él vino de España. Creo que mi abuelo en este compartir sus historias personales estaba tratando de volver a encontrarse con lo suyo, a pesar de que vino con toda su familia. Ahí creo que fue sin querer queriendo que encontré mi oficio de contar, y también con mi padre, que fue un gran lector. Además nos regaló una biblioteca gigante con libros. Había de todo un poco, no nos leía tanto, pero sí nos dejaba el libro a nuestro alcance y eso también es una forma de hacer lectura. Tuve una infancia no tan lectora, porque la escuela en realidad no fue un lugar donde yo recuerde haber leído tanto, la escuela no generó en mí encuentros placenteros con los libros. Yo estudié en una época donde la rigidez y la educación mecánica eran una forma de aprender muy conductista, no dejaban que hubiera nuevas formas de aprendizaje. Ahora pueden leer de otra manera y no técnicamente, siempre tengo el recuerdo de mi maestra de cuarto grado que nos hacía pasar al frente en el aula a leer con determinada posición, bien derecha, con el libro a cierta distancia y cuando se llegaba a un punto aparte levantar la vista; además los nervios que me generaba eso y con esa imagen de la escuela nunca me imaginaba que ahora sería una cuentacuentos ni que iba a andar con los libros expandiendo las palabras.

- ¿Por qué decide estudiar francés y no literatura?
- Porque cuando iba al primer año de comercio tuve una profesora de francés que amaba tanto el francés, y me encantaba como lo hablaba. Con la primera clase que tuve con la profesora Nilda Correa, creo que ese día quise estudiar francés. Estudié con ella acá en Catamarca y después continué en Córdoba, y también cursé algunos años de maestra jardinera. Por ese lado viene mi vinculación con los niños. Luego empecé a trabajar en un jardín y fui encontrando mi camino de andar y desandar, de vivir en el extranjero un tiempo; cuando me establecí me di cuenta que lo mío era promocionar la lectura.

- ¿Cuándo descubre su vocación por la narración oral?
- Cuando estaba en la universidad siempre había un mediador cerca, una madre de una compañera y amiga me acercaba los libros que ella leía, literatura, y entre los 18 y 20 años leí todos los clásicos. Ahí descubrí que la lectura era lo que me atrapaba; después contando en el jardín donde trabajaba, un día me di cuenta de que estaba rodeada de todos mis alumnos y les estaba contando una historia y todos ellos estaban muy atrapados escuchando. Ahí me dije “qué bueno es esto que me está pasando”. Empecé a hacer más frecuente estos encuentros con la palabra oral, nació este gusto y desde entonces no pare nunca más. Cuando vuelvo a Catamarca me hago conocer a través de unos guiones que escribo, en los cuales comienzo a trabajar con una compañera que vino de Córdoba y empezamos por los jardines para promocionar la lectura, hasta que me vio una directora de Cultura del municipio. Le pareció interesante y me dijo que le gustaría que fuera a la biblioteca municipal Ramón Rosa Olmos, ya que ahí había un rincón de lectura infantil. Así empecé en Catamarca con el Club de los Cuenteros, que tuvo muchos éxito, pasaron muchos niños que hoy en día son adolescentes, tuve alrededor de 60 chicos y también se acercaron las madres para escuchar los cuentos. También narré cuentos en la zona periférica de la ciudad, donde los niños sufren muchas carencias.

- ¿Qué descubrió usted en la narración?
- Tuve la posibilidad de comunicarme con el otro, porque la palabra tiene tanto valor cuando uno la dice... por eso hay que respetarla y hacerla circular. Para mí la narración es la posibilidad de comunicarme con el otro, de darle palabras y escuchar la palabra del otro. Siempre tengo satisfacción cuando los chicos me escuchan, porque tengo predisposición, se crea todo un clima con los chicos y es un ida y vuelta porque me apasionan los niños.

- ¿Los niños dejaron de ser imaginativos por la diversidad de entretenimiento que hay?
- Los chicos siguen siendo chicos cuando uno se los permite, por ahí son los adultos los que quieren que los niños crezcan demasiado rápido, y les damos celulares y toda la tecnología, pero está en los adultos el conservar la infancia. Por más que manejen un montón de conocimientos, frente a la magia de un cuento... hacen un click de pacto emocional cuando escuchan “había una vez”.

- Usted presentó un proyecto en la escuela municipal de F.M.E para que la lectura sea un espacio curricular
- Presenté el proyecto al municipio de Fray Mamerto Esquiú para que dentro de la pauta curricular esté la de formar niños lectores, pero no se evalúa numéricamente como es habitualmente, sino con la valoración de ciertas actitudes de los niños frente a estos espacios, porque no se puede evaluar a un niño con un 9 o 10 si le gusta o no le gusta un cuento, acá tiene que ver más con las puesta de valor de los chicos.

- ¿Algún libro que siempre quiere narrar?
- Especialmente cuentos para niños, y ahora estoy haciendo algunos espectáculos de narración con actuación, con algunos actores, donde realizamos “atrapa lectores”, y también lo llevamos al interior de la provincia.
 

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