Marcos Cisneros

“Las mejores historias son el fruto de lo vivido”

Escritor.
lunes, 8 de noviembre de 2010 00:00
lunes, 8 de noviembre de 2010 00:00

Entre los años 2005 y 2007 Marcos Cisneros estuvo representando a la provincia en distintas actividades organizadas por la Secretaría de Cultura de la Nación:
1º Encuentro Nacional de Estudiantes de Escuelas Medias. Cañuelas. Provincia de Buenos Aires.
1º Foro internacional de la Triple Frontera. Puerto Iguazú. Misiones.
1º Foro Internacional Latinoamericano. Neuquén.
Tiene publicados varios cuentos y poesías, entre ellos, “El sol ha salido de Nuevo”. El cuento breve fue incluido en la Antología “Fuga Imperceptible”, de Editorial Dunken (Revista Ñ- Clarín).

- ¿A qué edad descubrió su vocación por la escritura?
- Cuando cumplí trece años me obsequiaron una agenda que yo utilicé como un diario personal, casi íntimo, en donde comencé a plasmar de todo: desde pequeños párrafos que habían captado mi atención, gustándome al fin, hasta recortes de revistas con clásicos cuentos infantiles. Tenía de todo esa agenda; pero lo que más aglomeraba eran mis propias narraciones, algunas un tanto extensas y otras esporádicas, todas vivencias de mi propio mundo privado de aquel entonces. Creo que las mejores historias son el fruto de lo vivido, y desde mis melosos trece años hasta hoy sigo pensando lo mismo. El arte de escribir es una vocación que algunos “descubren” en algún momento de sus vidas, es decir, se dan cuenta de que eso es lo que le da sentido a su ser. Otros, en cambio, lo adoptan como una necesidad de expresar lo que sienten, y lo que sienten es justamente la necesidad de contar a través de una hoja de papel, de transmitir. Yo tengo un poco de los dos casos.

- ¿Cuál fue el primer libro que leyó?
- Fue en un verano bastante tórrido, según recuerdo, en donde llegó a mis manos una edición especial de Canción de Navidad, de Dickens. Me encantó. Me hizo comprender un valor único y verdadero. Lo leí a los 11 y de ahí en adelante leí unas obras más. Siempre me llamó la atención cómo sus entrañables historias tienen como protagonistas a chicos de Londres. Creeme, Charles fue, es y será siempre mágico.

- ¿El libro que más le gusto leer? ¿Por qué?
- Los libros que me cambiaron la vida, por lo menos hasta ahora, no llegan a tres. A los quince me regalaron “El mundo según Larry” de la americana Janet Tashjian.
Es una historia real. Aprendí mucho con ella, la releí cerca de treinta y seis veces. A los dieciséis me llego “Cien cepilladas antes de dormir”, de la italiana Melissa Panarello. También fue best-seller por ser de no-ficción y en el texto, que no supera las doscientas páginas, declara que el amor no existe sin odio, y que sale de sus párrafos como desperdicios. Amé sus metáforas.

- ¿Cómo ve el ambiente literario en nuestra provincia? ¿El gobierno los apoya?
- Aunque soy un escritor vocacional y un lector enfermizo desde mi niñez, te confieso que me llevo mejor con los periodistas y hasta con los políticos que con los escritores. Durante años he tenido la posibilidad de integrarme con gente adulta del medio, más que con chicos o chicas de mi edad, y he conocido excelentes autores ya consagrados, por supuesto. Sin embargo, su ego gigantesco y monstruoso, su minucia por armar pequeños y selectos clubes desde los cuales ser malignos y despectivos con sus colegas vivos o muertos, sus ansias de figuración y su doble discurso me dejaron sin aliento. Por supuesto que hay cientos de excepciones a esta regla. Y en ella tengo amigos de buena fe. En cuanto a mi opinión acerca de la ayuda de las autoridades, para ser claro y para no mentirme a mí mismo, creo que la hay, pero no en la justa medida en que debería dársela. Hilda Angélica Garcia, Presidenta de la Sociedad Argentina de Escritores local, cuando desarrolló su cargo de concejal, presentó un proyecto para establecer un fondo para escritores independientes, lo cual quedó en la nada. Ese es tan sólo uno de los ejemplos de tantas ideas que quedaron en veremos.

- ¿Cuál es el género literario que más prolifera en sus escritos?
- En cuanto a algún modelo de estructuración formal y temática de mis creaciones literarias no puedo permitirme hablar de uno en particular. Cuando escribo poesía empleo sistemáticamente el lirismo y en algunos versos metafóricos, la épica. Mis cuentos, en cambio, nacen de la narrativa. Están cargados de realidad y a veces con un veinte por ciento de ficción, para no ser explícito a veces. Sin duda el género narrativo es mi fuerte. Cuando lo empleo soy yo mismo.

- ¿Cuáles son sus autores predilectos?
- Tengo varios, pero me gustaría destacar el universo de asombro y de nostalgia de Silvina Ocampo. Hay un cuento suyo, “Las conversaciones”, que me gusta mucho. Admiro mucho la realidad lindante con que juega en sus cuentos.
También Antón Chejov tiene gran parte de mi atención en su obra. Y por último, no quiero dejar de lado a Jayme Bayly. Es periodista y escritor.

- ¿Tiene algún sueño por cumplir?
- ¿Y ahora nos adentramos en mis anhelos? (Risas) Me gusta que lo hagas. Soy alguien que vive el día a día, momento a momento, siempre. No creo en las casualidades y creo además, que todo sucede por alguna razón. Desde los cinco años en que vivía con mamá y mis cinco hermanos, pasamos por muchas circunstancias de la vida que fueron malas, sí, como la muerte de uno de ellos. Siempre termino hablando de eso. Quizás porque fue Miguel Ángel, tal vez mi hermano favorito, quien me ayudó a descubrir mi vocación de escritor, regalándome esa dichosa agenda. Siempre le pedí al universo, a nuestra gran fuerza mayor que todo depende de ella o simplemente Dios, que me enviara señales. Y lo hizo. Así llegó mi primera participación en una antología nacional, y antes de eso, mucho antes, selecciones de la Secretaría de Cultura de la Nación para representar a mi provincia en encuentros de integración con jóvenes de todo el país. Hoy en día tengo una metas: publicar mi primera novela (Mi Vida y la de los demás) y recibirme de Profesor de Letras. Este año próximo va a ser clave para mí. ¡Y lo espero con muchas ansias!

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