Gerardo Rodríguez - Árbitro

“Ser árbitro tiene cosas maravillosas”

miércoles, 18 de agosto de 2010 00:00
miércoles, 18 de agosto de 2010 00:00

Luis Gerardo Rodríguez tiene 40 años y su profesión es la docencia, ya que se graduó y ejerce como profesor de Educación Física.

Nació en la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca el 7 de noviembre de 1969, y actualmente reside en la ciudada de Palpala, provincia de Jujuy.

Cumplió funciones como gestor del Torneo Intercolegial de Rugby durante 12 años, y fue también entrenador de los seleccionados juveniles en la vecina provincia de Jujuy.

Con su amplia experiencia, se especializó en el arbitraje y es referee de la Unión Andina de Rugby.

A pesar de la distancia, mantiene un estrecho vínculo con sus comprovincianos y amigos del rugby catamarqueño.

- ¿Cómo despertó tu interés por arbitrar?
- Fundamentalmente por la pasión que me genera el rugby. Empecé dirigiendo a nivel escolar los torneos intercolegiales en Jujuy, y a partir de ahí vi el rugby desde otra visión, disfrutando del juego de la misma manera que lo hacía como jugador, porque uno tiene obligación de entrenar, leer y estudiar el juego, por respeto a los jugadores.

- ¿Qué es lo peor que te puede pasar en un partido?
- El miedo a la equivocación, a la desconcentración, a realizar u omitir alguna acción que, al terminar el partido, uno se da cuenta de que no fue la correcta.

- ¿Por qué muchos esquivan al arbitraje?
- Dentro del gran abanico que tiene nuestro deporte cada uno elige la forma que tiene de devolver lo que siente.
Algunos son dirigentes, otros tal vez entrenadores, y está la clase que prefiere dirigir.
Es una actividad muy difícil y exigente, que alguna veces te deja sinsabores, por esa razón hay que apoyar este pilar fundamental de nuestro deporte. Asimismo, nosotros los referees no recibimos a menudo la contención, el respeto y consideraciones de todos los que disfrutamos este deporte. Parece que olvidamos que sin concurso de los árbitros, no podríamos practicar esta noble disciplina.

- ¿Cómo ves al rugby en la región?
- Teniendo el orgullo y placer de colaborar con la Unión Andina aprecié que es la Unión que mayor crecimiento tiene a nivel nacional, por la cantidad de jugadores tiene que existir calidad, y en el último Argentino se jugó una final, lo cual es indicador de que los clubes están invirtiendo en sus jugadores. Seguramente hay que mejorar varios aspectos, pero en el buen camino estamos.

- ¿Qué es el rugby para vos?
- El rugby es toda mi vida, empecé a los 16 años en la famosa Sociedad Española donde tuve la suerte de tener un entrenador que me enseñó que este deporte era diferente, el señor Rodolfo Álvarez Prama, juntos a compañeros como Fernando Villagra, Jorge Gardel, “Ciego” Córdoba, Jaime, Nadal, Willy Paredes y tanta gente linda que por razones laborales dejé de frecuentar.
Tuve que viajar a Jujuy donde jugué en Suri RC. En esa institución fui entrenador de las divisiones juveniles y actualmente entrenador de los seleccionados juveniles. A los 40 años vivo con intensidad cada partido, como si fuese mi test match.
El rugby me ha ayudado a formarme como persona, a dar importancia al trabajo en equipo. El rugby me ha dado amigos, momentos inolvidables y me ha permitido conocer todos los mitos del deporte.
Compañerismo, camaradería, ilusión por un proyecto común, todo eso, me lo ha enseñado el rugby.

- ¿Siendo árbitro ve que realmente en el rugby no hay mala intención?
- Al ser este deporte un juego en el que existe mucho contacto, mi labor resulta esencial, además, para evitar actos de inconducta. Por lo tanto se debe estar presto a sancionar celosamente cualquier juego desleal.
Pero el rugby es un deporte de caballeros, donde se pactan normas, que deben ser aceptadas por quienes pretenden jugar este centenario deporte.

- ¿Es verdad lo que todos dicen repecto a que el rugby es amistad?
- Es amistad verdadera, con cimientos de hierro... pasan los años y cada vez estoy más convencido de esta verdad. El rugby me dio verdaderos amigos.

- ¿Si no hubiese sido árbitro a qué se hubiese dedicado?
- Seguramente sería entrenador.

- ¿Disfruta dirigir?
- Claro que sí, tiene también cosas maravillosas, como el sentirnos autores de un try, al dar una ventaja que el público no desea, el compartir con extraños (hasta el momento) un tercer tiempo, conocer buena gente, mantenerse en contacto con el rugby.

- ¿Qué cree que falta en las canchas para que haya más respeto hacia ustedes?
- Al popularizarse el rugby, mucha gente ajena a estas normativas primarias ha hecho irrupción en las canchas, donde muchas veces hemos tenido que escuchar improperios, amenazas y hasta ver agresiones por parte de inadaptados contra árbitros que no hacían más que permitir el normal desarrollo de un partido. Generalmente los desubicados son personas ignorantes de las reglas de juego y de las normas de convivencia que se pactan al ingresar al deporte de la ovalada. Pero lastimosamente estamos viendo el fenómeno de que a veces, los que gritan son entrenadores, padres, público y hasta ex jugadores que parecen olvidar el lugar que le hemos dado al árbitro de rugby. 

Villanos y caballeros

Desde los orígenes mismos del rugby y del fútbol, cuando estos deportes se separaron a mediados del siglo XIX, ambos se presentaron en oposición al otro: fuerza contra habilidad; juego limpio contra juego desleal. Un antiguo dicho británico dice que “el fútbol es un juego de caballeros jugado por villanos y el rugby es un juego de villanos jugado por caballeros”. En el rugby es característico el respeto por las reglas que deben practicar tanto los jugadores como el público. Las decisiones del árbitro rara vez son discutidas por los jugadores. Además se puede recurrir, a solicitud del árbitro principal, a la repetición en video de las jugadas producidas dentro del in goal en caso de duda. La revisión de estas jugadas está a cargo de un cuarto árbitro llamado TMO (Television Match Official), aunque la decisión final siempre corresponde al árbitro principal. Además, se fomenta la sociabilidad, dándose generalmente entre compañeros de equipos y oponentes una cordial reunión después de los partidos, denominada tercer tiempo, junto con los árbitros, entrenadores y parte del público, para hablar acerca del partido. Este apelativo se ha hecho extensivo a los medios donde se analiza este deporte.

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