Julio César Jalil

"A Catamarca le hace falta otro San Juan Bautista"

Médico, dirigentes deportivo y militante del Partido Justicialista.
lunes, 2 de agosto de 2010 00:00
lunes, 2 de agosto de 2010 00:00

Nacido en pleno corazón de la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca, (25 de Mayo entre Zurita y Avenida Güemes), un 2 de noviembre de 1950. Casado con Liliana Mandatori, tiene cuatro hermanos: dos varones (Antonio, presidente de Hidú BBC y Carlos, dirigente sindical del gremio de los taxis) y dos mujeres. Dice que no piensa jubilarse, “pienso que me voy a morir trabajando en el sanatorio”. Fue dirigente del club San Lorenzo de Alem durante veintitrés años, varios de ellos en la presidencia del club (con orgullo dice “fui el presidente que más títulos logró como tal en la Capital, asumí mi rol de presidente y fui campeón y me retiré siendo campeón”). Es militante del Partido Justicialista.

 

- ¿Cómo hace un médico clínico para ser además dirigente deportivo y dirigente político?

- Se puede, siempre existe la necesidad de serlo y entonces se buscan los espacios… Primero, dirigente se nace. Se nace con capacidad, con esa intención de querer volcar en otros lados toda la experiencia que se tiene.

- ¿Cuál es el secreto de este gigante que es el Sanatorio Pasteur?

- El secreto es la convicción de Guido Jalil y toda su familia. A partir de que él crea el sanatorio, después toda la familia pone el hombro todos los días para que esto crezca como una empresa catamarqueña al servicio de la salud, y que sea realmente una solución para la salud de los catamarqueños. Nosotros, los médicos, vemos como se han caído otras empresas que estaban al servicio de la salud. Cuatro sanatorios han desaparecido y no se construyó ninguno nuevo, pero la población ha crecido. Entonces nosotros, como sanatorio, estamos sobrepasados de trabajo. Hoy por hoy hay que estar en lista de espera para poder ser internado en el Pasteur: eso habla a las claras de que la salud de Catamarca no está bien cubierta. Fíjense que el sanatorio se está agrandando y cuando se termine, tampoco va a alcanzar. El Pasteur es una institución que no tiene techo en su crecimiento y avanza todos los días en todos los aspectos. No solamente en lo institucional, sino en la parte científica, en aparatología… se está llegando a un gran nivel de profesionales. Acá todos los días se está innovando.

- ¿El eje de todo sigue siendo el doctor Guido Jalil?

- Sí, definitivamente, el eje es el tío, y después hay toda una estructura de familia trabajando para mantener esto.

- En su época de estudiante, ¿soñaba con esto?

- Cuando era estudiante pensaba que quería trabajar en el Sanatorio Pasteur. Pero jamás imaginé que se iba a transformar en un monstruo. Cuando yo empecé era un sanatorio de nueve camas, con toda la parte del frente destruída, era una casa antigua y entrábamos hasta lo que ahora es el centro administrativo, que era un patio, con los autos. Éramos cinco médicos y nadie más.

- ¿Cómo llegó al sanatorio, más allá del lazo de familia con el doctor Guido?

- Cuando llegué lo fui a encarar al tío, lo encontré en frente de donde hoy es Telecom y le dije que me había recibido… Lo primero que me preguntó fue si sabía medicar Sertal y luego me preguntó ¿Y Reliverán? Le dije que sí. Entonces me pidió que lo buscara para ver qué hacíamos…Esa tarde llegué y no me fui más del Pasteur. Pasaron treinta y un años, me transformé en médico de guardia y estuve tres años ininterrumpidos haciendo guardia. Iba a mi casa a comer y bañarme y volvía, tenía una habitación con televisión y todo y hacía guardia permanente.

- ¿Cómo observa el panorama de la salud de Catamarca?

- Catamarca tiene un alto grado de chicos desnutridos. No estamos bien a nivel salud, como no lo estamos a nivel educacional, por ejemplo. La única noticia que tenemos en salud de Catamarca, es que estamos de paro.

- El tema salud, ¿es solucionable?

- Es solucionable en la medida en que la gente con poder económico de Catamarca invierta en salud. La solución es invertir en salud, no hay otra. A Catamarca le está faltando otro San Juan Bautista. ¿Por qué? Porque tenemos un San Juan Bautista para toda la provincia, y encima está gerenciado. Esto significa que está atendiendo a los afiliados a las obras sociales, el hospital acepta la obra social por que le cobra y nace la pregunta, ¿el pobre, a dónde va?... No tiene a dónde ir. Entonces, a partir del gerenciamiento, alguno saldrá a defenderlo pero yo le puedo discutir todo lo que quiera, se vino a destruir la posibilidad de salud que tenían los pobres. A partir de las ganancias del gerenciamiento, hagamos otro hospital tan grande como el actual San Juan Bautista, pero al servicio de los pobres, para la gente sin obra social, que paralelamente cada día hay más; porque cada vez hay menos capacidad laboral, por lo tanto no hay obra social, lo que da lamentablemente una ecuación muy negativa. Pero si lo sabemos ver y aprovechamos la explotación de Agua Rica, podemos hacer no solamente otro hospital San Juan Bautista, sino muchas cosas más.
 

 

EL PADRE QUE NO TUVE

A partir de su trabajo, Julio César Jalil se ganó la confianza del Tío Guido, quien se convirtió en su guía de inmediato: “Quiso que trabajara desde ese momento, y fue tal la confianza y el respaldo que me otorgó, que como todavía no tenía mi matrícula profesional, porque el trámite tardaba alrededor de dos meses, comencé a trabajar utilizando su sello. Desde ese comienzo hasta hoy, recibí siempre su apoyo incondicional”.
Julio Jalil comenta emocionado que considera a Don Guido “el padre que no tuve”, y no duda al sentenciar que “el Pasteur me dio todo... fue mi residencia, mi tabajo, mi vida”.

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