Francisco Cardozo - Veterano de guerra

“Los generales nunca estuvieron en combate”

lunes, 9 de agosto de 2010 00:00
lunes, 9 de agosto de 2010 00:00

Francisco Cardozo tiene 57 años, es padre de dos hijos, y preside el Centro de Ex Combatientes de Malvinas. “Hace once años que estoy al frente de la institución, ésta es mi segunda casa. Todos los que están acá dicen que yo soy el padre. A lo mejor yo estoy enfermo y no tengo ganas ni de hablar, pero estoy acá adentro viéndolo al otro por qué está triste, por qué no habla, qué le pasa. Esa es mi postura, siempre me hice cargo de velar por el otro y por suerte he logrado muchísimo en el avance psicológico, en la mayoría de los veteranos de guerra. No somos locos, no somos pobres de amor, somos ricos en todo, somos personas sanas. Tenemos nuestros problemas como todos, pero tratamos de ser lo más sanos posible. Siempre digo que la plata va y viene, pero los afectos no”.

 

- ¿Qué significó la guerra de las Malvinas para usted?
- La guerra de las Malvinas sirvió para algunas cosas, pero no sirvió en lo que respecta al derecho soberano, porque se han perdido muchas vidas y no se logró absolutamente nada. Digo que sirvió para algo, porque yo no soy quién para juzgar a los que estuvieron gobernando en ese momento, que era una junta militar. No acostumbro a decir Junta Militar porque yo fui militar y no todos los militares fuimos malos, no por diez o quince individuos tenemos que pagar los platos rotos todos los que tuvimos la suerte y el honor de haber estado integrando las fuerzas armadas. Quizás ellos tomaron una decisión equivocada, para tapar muchas cosas que estaban sucediendo en nuestro país. Y debemos reconocer a todos los que fueron a Malvinas, no los coroneles o generales, porque ellos realmente no conocieron lo que fue la guerra, nunca estuvieron en el frente de combate.

- ¿Usted cree que la guerra de las Malvinas tuvo algún sentido?
- Sí, indudablemente un sentido: haber recuperado nuestras queridas Islas Malvinas. Quienes nos gobernaban sabían que los ingleses no se iban a quedar con los brazos cruzados. No obstante, todos los que tuvimos participación directa en el conflicto pudimos demostrar nuestra capacidad, cada uno en el puesto que le tocó estar. Yo estuve designado en el Regimiento de Catamarca y de acá 10 hombres fuimos agregados al regimiento 7 de La Plata, una unidad que estaba en primera línea al frente del enemigo. Se perdieron muchas vidas.

- ¿Qué edad tenía usted cuando luchó en Malvinas?
- Yo tenía 29 años, tirando ya para los 30.

- ¿Cómo era su vida antes de la guerra y cómo cambió al volver de ella?
- Antes era normal, casado, con dos hijos, uno tenía 5 años y el más chico 10 u 11 meses. Y bueno, la gesta de Malvinas fue el final de mi matrimonio, porque al regresar de allí no era el mismo, y la familia nunca pensó en recibir a una persona totalmente cambiada psicológicamente. Nadie estaba preparado para recibir a un ser querido al regreso de una guerra. De los que fuimos, el 60 por ciento se separó... y no hablemos de los suicidios.

- En el momento de la guerra ¿recibieron algún apoyo económico?
- No. Nosotros, así como salimos de Catamarca, así llegamos a Malvinas. Yo nací en el pueblo del Portezuelo, que es del campo, donde la familia tenía sus animales, así que medianamente yo conocía lo que era estar en un cerro, en el campo, pero la diferencia era la parte climática. Había que soportar temperaturas muy bajas, 15; 20 grados bajo cero, lluvia, nieve, humedad, mojados hasta las rodillas. No tenías un lugarcito donde decir “bueno, acá me voy a sentar porque está seco”.

- ¿Hoy en día usted siente un reconocimiento por parte de la sociedad?
- Hoy por hoy sí. El Estado Nacional se ha preocupado en los últimos años muchísimo por la salud de los veteranos de guerra. En mi caso personal, a 29 años de esta gesta, sigo en tratamiento psiquiátrico y soy una persona que me preparé, me metí a la institución sabiendo lo que era. Peor era para el conscripto, que no tenía la menor idea de lo que era manejar un arma o planificar un combate. Hoy reconocemos que el Estado Nacional nos ha brindado la obra social de PAMI, donde se nos entrega una chequera con órdenes de consulta y uno se hace ver las veces que quiera, con el médico que uno quiera, sin cupo. Tenemos un reconocimiento económico con una pensión nacional y también a nivel provincial hemos sido reconocidos por el actual gobierno, con una renta vitalicia. Si hablamos de la sociedad, creo que hace unos cuatro o cinco años tomó conciencia de todo esto y nosotros lo notamos. Cuando se enteraron de que Catamarca tenía cinco hombres que murieron en el combate de Malvinas, es como que la cosa cambió, porque antes sólo se conocía a Mario Cisneros.


- En este momento ¿cuántas personas componen esta institución de veteranos ex combatientes de Malvinas?
- Tenemos censado oficialmente que están cobrando la renta vitalicia de Catamarca 106 hombres.

- ¿Cómo se siente hoy?
- Estoy bien, estoy feliz. Tengo los dos hijos que tuve con mi ex pareja, uno es ingeniero agrimensor y el más chico estuvo en el ejército y ahora trabaja en la policía. Soy abuelo, y mi vida es la institución. Nosotros somos como hormigas, no nos gusta figurar, no somos políticos, al contrario, somos antipolíticos. Tenemos un veterano de guerra que trabaja en la carpintería metálica y arma sillas de ruedas, somos padrinos de escuelas, hemos donado sillas de ruedas al jardín de infantes de Amadores, le hemos armado todas las cosas, pizarrón, mástil, todo y nadie lo sabe. Esas son las cosas más hermosas que nos han sucedido, recibir afecto de gente humilde pero con un corazón tan grande. A pesar de que muchísima gente antes nos decía “esos son los locos de las Malvinas”. Antes uno iba a buscar trabajo y cuando decías “soy ex combatiente de Malvinas” te pegaban una patada y fuiste.

- ¿Durante mucho tiempo mantuvieron en silencio todas las cosas que vivieron en la guerra?
- Sí, pero tomamos la de- cisión de sacarnos todo, de contar, porque es necesario hablar. No nos podíamos quedar con esas cosas que son desgarradoras. Ver morir a una persona al lado mío [sic] o que caiga herido y no poder hacer nada y dejarlo... me tocó vivirlo. Tomamos la decisión de contar la verdad y lo estamos haciendo. Pasamos hambre, frío, miedo, vimos morir gente al lado nuestro [sic] y uno les cuenta a los chicos eso y los chicos lloran, porque obviamente te toca los sentimientos.

- ¿Cómo fue su vida a partir de esta experiencia de guerra?
- Mi vida ha sido plagada de experiencia y creo que la guerra me ha enseñado a vivir y a rescatar los valores de la sociedad y de la gente que me rodea. Como dije antes, yo soy un agradecido por todo. No nos consideramos héroes, simplemente somos ciudadanos a los que nos tocó asumir esa responsabilidad y como argentinos nos sentimos orgullosos.

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