Oscar “Bomba” Contrera - Humorista

“Ahora la gente comienza a respetar el trabajo que tengo”

miércoles, 12 de enero de 2011 00:00
miércoles, 12 de enero de 2011 00:00

Oscar “Bomba” Contrera, 45 años, de profesión humorista, trabajó en la fábrica NEBA del 88 al 93. Después fue Secretario Adjunto de la UOM.
Luego trabajó en una AFJP y en la concesionaria Peugeot.
“Los Chiripas” fue un dúo humorístico en el que compartió escenario con Carlos Tapia. En 2003 comienza su carrera como solista. Además fue un hombre de radio. Hizo teatro en la temporada de verano en Carlos Paz (Córdoba).
El Bomba es casado y tiene 5 hijos.

- ¿De chico ya eras un pequeño que hacías reír a los demás?
- De chico ya era extrovertido, me gustaba mucho ver televisión y es por eso que me pasaba horas viendo tele. Después contaba todo lo que había visto, además tenía un amigo muy íntimo que se llama Fernando Fernández, y nos juntábamos en una esquina a hacer imitaciones. Aprendí mucho de él. Siempre fui el centro de la atención al contar anécdotas en una reunión, pero nunca me dí cuenta hasta los 35 años que agarré este vicio de hacer humor.

- ¿Cómo te sabías portar en la escuela?
- En la escuela siempre me tocó estar con amigos que realizábamos distintas aventuras, y en la actualidad seguimos teniendo el hilo de la amistad. La primaria la hice entre la escuela Piloto y la Belgrano, y la secundaria la realicé en la Industrial, así que siempre estuve vinculado con mis amigos y siempre me gustó contar, participar, realizar distintas actividades… Además siempre me gustaba ser el locutor en los actos escolares y siempre estuve en ese tipo de eventos. Cuando había una oportunidad de actuar también estaba allí, después entré a la escuela de danza.

- ¿Trabajaste en una fábrica y hacías reír a tus compañeros?
- Comencé a trabajar en la fábrica como operario, después fui creciendo en el ámbito y con el tiempo también en lo gremial, porque después terminé siendo secretario adjunto de la UOM (Unión Obrera Metalúrgica). Siempre me gustó estar comunicado con la gente y al ocupar este cargo tenía una comunicación constante. Siempre tenía un tiempo para hacer humor, para levantar el ánimo de los compañeros. Cuando sufrimos una época muy dura, en la década del 80, en que se vivían tiempos críticos en el país, había que ponerle onda a los muchachos a través del humor.
- ¿Cuándo te diste cuenta de que tu vocación era el humor?
- Entre los 30 y 32 años comencé a decirme que trabajar no era lo mío, decía mi mamá (jaja). Después con Carlitos Tapia comenzamos a trabajar en una AFJP, y una vez decidimos realizar un show para los empleados de la AFJP. Gracias a Dios la presentación fue muy buena y a la gente le gustó bastante. Desde ese día nos dio un poco de coraje para presentarnos como el grupo “Los chiripas”, en una fiesta patria de la escuela Industrial. Ese día nace “Los chiripas”, ahí empezamos con algunos eventos privados, después con el tiempo Carlitos compró un equipo de sonido y le agregamos el sonido a los eventos. El grupo duró tres años y decidimos separarnos. Encaré mi carrera como solista, a pesar de que ya había participado del show del chiste, el cual me permitió ser un poco más conocido.

- ¿Por qué le pusieron “Los chiripas” al dúo humorístico?
- El nombre se le ocurrió a Carlos, porque en nuestra lengua significa “de pura suerte”.
- ¿Cómo fue entrar en el programa de Tinelli?
- Entrar al programa de Tinelli me dio la posibilidad de que la gente conociera que hacía humor, porque nadie sabía de mi existencia. Ese programa te toca con la varita y te ven en lugares inimaginables.

- Ahí nace tu etapa de hacer humor como solista.
- Sí. Ya comenzaba a gustarme el trabajo de producción… Es así que después tomé un curso de comedia musical, curso de teatro… entré para poder aprender todo lo que no sabía, para darme cuenta que esto era lo que más me apasionaba. Cuando me inicié como solista tuve miedo, porque estaba acostumbrado a estar con Carlos. Después comencé a sacarle el gustito y ahora como solista me di cuenta de que progresé muchísimo. Aparte pasé de ser un cuentachistes tradicional a hacer monólogos de temas cotidianos que le pasan a la gente.

- ¿Tenés la cuenta de cuántos chistes sabés?
- Hasta hace un tiempo sí sabía, después ya no porque entré en rutina. Sé muchísimos, los tengo en carpeta en la cabeza, hasta que comencé a trabajar con el tema de la rutina y ahí me desestructuré.

- Los monólogos que recitás en el escenario, ¿son de tu autoría?
- Algunos los redacto, a otros los veo y los adapto, además veo mucho humor por la televisión, pero la mayoría son temas que me pasaron o que ví que pasaron.

- ¿Te tocó alguna vez un público frío?
- Sí. Catamarca es la expresión del espectador frío. Catamarca les cuesta a todos y más si no son conocidos. La gente comienza a verte y ahí comienzan las críticas sobre una persona que es desconocida para ellos. Siempre me puse por objetivo hacer reír a todo el público, a pesar de que es el momento más difícil de un humorista.
- Siempre que te invitan a una fiesta, ¿te dicen que cuentes un chiste?
- Me está pasando que cada vez menos me invitan para contar chistes. La gente comienza a respetar el trabajo que tengo. A pesar de que no me molesta que la gente pase por la calle y me pida un chiste para alegrarle el día. Además, cuando estoy en la cola del banco me gusta darle un toque de humor, así es más rápida la espera de la atención del cajero.

- ¿Es cierto que los humorista en sus hogares tienen mal humor?
- Fui aprendiendo por una cuestión de profesionalidad, trato de no ser tan extrovertido abajo del escenario porque mi instrumento es la garganta, y muchas veces te reís mucho y se te secan las cuerdas vocales. No soy de tener cara de ogro, al contrario soy sonriente, porque me gusta que la gente me vea así. En mi casa soy muy callado porque siempre estoy pensando algo nuevo para el show.

Comentarios

Otras Noticias