SALVADOR MÓNACO

“Me apasiona trabajar en inferiores”

jueves, 22 de noviembre de 2012 00:00
jueves, 22 de noviembre de 2012 00:00

“A mí me tocó la época dorada de Atlético Tucumán, ascendimos en el ‘86. Después jugué en Chacarita, Juventud Antoniana, Tiro Federal de Rosario, Deportivo Morón… me tocó jugar mucho en el Ascenso. Y después de retirarme a los 32 años, joven, se me dio la posibilidad de ser ayudante de campo de técnicos de mucha jerarquía, como Solari o Rivoira, entonces eso me ha marcado, y uno trata de plasmar todo lo que ha aprendido durante ese tiempo”.
Esto fue lo máximo que contó de su época como jugador, cuando era, con su casi metro noventa, el volante central del “Decano”. Piensa como técnico, vive como técnico. Su nombre es Salvador Mónaco, y está en esta provincia ejerciendo lo que más le gusta hacer en San Lorenzo de Alem desde hace muy poquito. El entrenador de 44 años cuenta en pocas preguntas cómo vio pasar hace un tiempo la posibilidad de seguir en el fútbol grande, al que pretende volver a través de su trabajo.

-¿Cómo se termina la carrera de jugador y cómo se arranca la de DT?
-Lo mío se terminó a los 32 años, ya un poco cansado de los entrenamientos. El último partido que jugué fue contra Godoy Cruz. Atlético empató ese día, y me acuerdo de que Dante Pérez ya estaba jugando, era muy chiquito. Me retiré de ese partido con muchos dolores, lesiones y una pubialgia que me perseguía.
De ahí me aboqué a las divisiones formativas, que es lo que realmente me apasiona. Empecé a trabajar en Central Córdoba, es una historia larga de contar, con una escuela de fútbol donde teníamos que juntar peso por peso para poder participar, y llegamos a jugar en la B de la Liga Tucumana.
Después me convocó Atlético en carácter de exjugador, y me dio la posibilidad de ser ayudante de Rebotaro. Salimos campeones y después perdimos el ascenso con la CAI de Comodoro en el repechaje. Al ascenso directo nos lo había ganado Racing de Córdoba. Jugaba Condorí en ese equipo, que hoy está en Villa Cubas. También estaba en ese equipo el Gaucho Robles, muchos muchachos del medio, de la Liga, para hacer una gran campaña.
Luego me tocó estar a la par del Indio Solari y armar ese gran equipo que ascendió en el Argentino A en una gran final histórica con Racing de Córdoba, la que se definió por penales en la cancha de Atlético. Habíamos estado seis años en el Argentino A, y para una institución de semejante prestigio era mucho.
Más tarde llegó el Chulo Rivoira, un técnico que también me ha dejado muchísimas cosas, dueño de una humildad tremenda, una gran capacidad para armar planteles, y había hecho un equipo muy competitivo con la base que dejó Solari, y me tocó acompañarlo en el proceso donde Atlético va del Nacional B a Primera A…

-Pudo dirigir en Primera ahí…
-En la máxima categoría, se me dio por dirigir al equipo interinamente en un partido contra Tigre, y tuvimos la suerte de que Atlético ganara 4 a 2 después de seis partidos.
Y uno inconscientemente podía ver la posibilidad remota de poder seguir, de dirigir esos seis partidos que quedaban, pero no fue así.
Los dirigentes me dijeron que era muy joven, que sólo tenía 40 años, que querían dejarme que siga jerarquizando mi trabajo por otro lado, y bueno, no se dio y después el equipo perdió la categoría. Yo seguí como coordinador general…

-¿Quién llegó en ese momento a hacerse cargo del equipo?
-Chiche Sosa llegó a dirigir.

-Se nota dolor cuando cuenta esa situación…
-No, no. Porque yo soy muy agradecido del fútbol, y a mí A-tlético me dio muchísimo.
Sí sentí que en ese momento estaba preparado para dar el salto que hoy me hubiese marcado de otra forma, pero bueno, no se dio.
Como siempre digo, yo dejo las cosas para Dios, porque si no se dio eso, es porque Él tiene algo mejor guardado para mí. Ése es mi pensamiento.
Yo creo que lo más importante que uno tiene es la familia, y a mí me recompensa eso. Y el hecho de que digan que el paso que hicimos en el club fue muy bueno y que reconozcan el trabajo, para mí es lo más importante de todo.
Yo soy de la cuna de Atlético, estuve casi diez años trabajando ahí, hubo feed–back porque el club me dio mucho, y yo también le di muchísimo.

-¿Tiene la ilusión de volver?
-Siempre está. En el diario siempre sale que Mónaco tiene una posibilidad, y yo calculo que en algún momento se irá a dar.
No me desespero, estoy muy cómodo hoy en San Lorenzo, lo mismo que en Sportivo Guzmán, donde la gente después de cuatro años no quería que me fuera.
Acá me sedujo el proyecto de Gustavo Saadi, él tiene una gran visión de Catamarca, y quiere que dé un salto el fútbol de ustedes, me parece que lo merecen, y ojalá dentro de poco se pueda estar con alguna institución en un torneo más importante.

-¿Piensa igual como entrenador que como lo hacía cuando jugaba?
-Desde el momento en que dije no va más, nunca más me metí en el mundo de un jugador, me dediqué al aprendizaje mío, a aprovechar la calidad de técnicos con los que me tocó estar.
Siempre fui muy respetuoso de cada jugador con el que me tocó estar. Por ejemplo, en Atlético en su momento no lo tenían en cuenta a Gigliotti, lo puse, metió dos goles, y no salió más hasta llegar a la Selección.
Yo soy muy respetuoso de los jugadores, porque nosotros los técnicos dependemos de ellos. Tiene que haber un ida y vuelta, hay que saberlos entender cuando uno los saca. Por eso trato de entenderlos a todos. Ellos tienen que comprender que soy muy exigente conmigo mismo, y por su puesto con mis jugadores también. Yo quiero lo mejor para el jugador y lo mejor para la institución.
Cuando uno está en un club quiere dejar algo importante, no quiero que el paso mío sea uno más, quiero dejarle algo al club.

-¿Lo ve al fútbol de Catamarca para dar un salto?
-Es difícil. Hay que priorizar las divisiones formativas. Yo el otro día preguntaba cómo se jugaba acá entre los chicos, y me contestaron que hasta tres clases en una sola categoría se juega, y no se puede así, porque hay mucha diferencia de edades. 94 con 94, 95 con 95, 96 con 96 y así sucesivamente tienen que jugar. Eso los va a ayudar a progresar, las edades se tienen que dividir bien, porque si hay diferentes portes, fuerzas, se generan desilusiones. Con eso se va a mejorar el progreso.
Hoy San Lorenzo, con chicos como Brian Soria o Rojas, que me parece un chico que está para cosas importantes, tiene que apuntar a ser un club vendedor, a tener crecimiento. Eso lo va a ayudar a solventar este torneo que es deficitario todos los partidos

-Dice que lo apasiona trabajar con los chicos, ¿por qué?
-Me apasiona todo. Me gusta mucho enseñarle al jugador, porque no es solamente hablar con él, sino también formar personas. Enseñarle en el día a día cómo tiene que manejarse, en la calle, en la escuela.
Y por lo que vi, San Lorenzo tiene en divisiones formativas seis o siete jugadores con unas condiciones tremendas, ojalá que los podamos contener y ayudarlos a procesar todo lo que es el profesionalismo, para que cuando lleguen arriba no sientan ese cambio que es tan brusco, generalmente.

-Cada vez que se va un técnico de la región, uno abre el diario y dice “uno de los candidatos a suceder a X entrenador es Salvador Mónaco”. ¿Cómo toma eso?
Me pone muy contento, eso quiere decir que uno hace las cosas bien en el día a día. Yo soy de los tipos que piensan que los proyectos son los que los marcan a los técnicos y a las instituciones. El tiempo de trabajo es lo que te da todo.
Lo que pasa es que hoy la locura, el tema de tener que estar permanentemente sacando resultados lleva a condicionar a todos en el fútbol actual. Ninguno tiene la tranquilidad de decir “tengo un proceso”, como de pronto a mí me brindó el Sportivo Guzmán: a mí me dio todo el club, que yo decida, que traiga los jugadores… hoy por ejemplo el club con la venta de Juan Pablo Villafañe va a iluminar el estadio, y dicen que puede ser uno de los nuevos invitados al Argentino B.

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