Danna Diamond

“Si hay prejuicios, es porque no se conoce el arte del dragqueenismo”

Una de las primeras Drag de Catamarca cuenta sobre el movimiento que surgió y creció en las sombras de la ciudad.
jueves, 29 de noviembre de 2012 00:00
jueves, 29 de noviembre de 2012 00:00

-¿Qué es un Drag Queen?

-En términos generales, es alguien que personifica exageradamente a una mujer, con un fin artístico. Esa es la primera definición, la de un diccionario o la que encontrás en Google. Pero para mí un Drag Queen es como una persona elevada a la décima potencia, difícil de definir. Teniendo un Drag enfrente, podrías pensar que es un hombre vestido de mujer, pero no está exactamente vestido de ‘mujer’, es más histriónico. Pensarías que es un trans, pero no es un trans. Ser Drag Queen consiste en ir jugando con la imagen de uno. Yo creo que es una persona a la que le gusta jugar con su apariencia, transformándose con todos sus potenciales.

-Si un trans se define como un hombre que viste como mujer ¿cuál es la diferencia con un Drag Queen?

-El Drag Queen es un personaje, las chicas trans son personas, tienen una identidad. Si yo fuese trans, me levantaría cada día como una mujer, cuidando esa imagen, haría cosas que hacen mujeres. El Dragqueenismo es un arte, es otra cosa. Me dicen “Danna, hoy tenés un show”, entonces yo empiezo a “preparar a Danna”, desde mi psiquis. El Drag es un personaje de un momento y ya está. Hace el show, se queda en el boliche, en la fiesta o donde sea, hace fotos, la gente viene a hablarle, pero termina la noche y terminó. Para mí Danna es mi alter ego, me saca de estados depresivos… me desinhibe.

-Fuiste pionero en el draqueenismo local y pudiste ver su desarrollo. ¿Hay una “movida” drag en Catamarca?

-Bueno, no diría que fui el ‘primero’. Anteriormente ya había comenzado un chico acá que ahora se cambió el nombre, Kendra se llama. Yo empecé por casualidad, como un juego. Con amigos nos juntábamos en una casa y todos hacíamos shows por diversión. Un día hice un show en el cumpleaños de un amigo, y ahí es donde yo digo que nace Danna, el 26 de abril de 2007. Habían venido unos chicos de Córdoba y me dijeron “vos te comportás como un Drag, hacés show de Drag Queen”. Desde entonces empecé a informarme, a buscar a personas que estén también en la movida, y sí… en Catamarca no se veía. Después comenzaron a aparecer, cada vez más. Ahora sí hay una movida drag aquí.

-Y aquí ¿con qué frecuencia tienen oportunidades para hacer sus shows?

-Poca, todavía poca. Existe sí, un público que consume eso. A los gays les encanta y a los familiares y personas amigas de los gays también. En realidad muchas personas que son heterosexuales cuando ven un show de Drag quedan fascinados, les gusta. El tema es que no lo ven, y si hay prejuicios, es porque no se conoce el arte del dragqueenismo, de qué se trata. No estamos haciendo algo agresivo, al menos mis shows no son para nada zarpados. Es arte, siempre lo digo, sólo es arte.

-¿En tu familia también hay prejuicios o apoyan tu arte?

-Cuando empecé a andar en esta movida, mi mamá pensó “ay no, mi hijo se va a hacer travesti, va a trabajar en la calle”. Me costó muchísimo hacerle entender lo que realmente era el Drag. Hoy en día lo acepta. Mi abuela me apoya en todo, es repiola, me va a ver en las elecciones, para mí es un orgullo. A mi mamá todavía le cuesta un poco, pero bien. En la mayoría de los casos de chicos que son drag, la familia no lo sabe, los familiares no saben nada.

-Hay en sus shows una reminiscencia de un divismo que ya no existe, como fue el de Marlene Dietrich, Lauren Bacall, Marilyn…

-Es que el Drag es una diva, el Drag juega con todas las divas, se las mete a todas encima. Jugamos con eso, con todo el glamour, las plumas, el brillo. Una drag no es sólo la apariencia, tiene que actuar. En un escenario, lo primordial que tiene que tener, aparte de la semejante producción, es un manejo del playback. El drag pone un tema y hace la mímica, tratando de transmitir ese sentimiento, dramatiza. Tiene que manejar su desplazamiento escénico, puede poner coreografías. Son raros los shows, con mucha creatividad, y a veces ni yo los entiendo. Hay shows con temática. Para mi presentación en el Nacional, mi primera idea fue encarnar a una diosa egipcia, me imaginaba una Cleopatra. Y después empecé a mutar ese show, añadí una víbora, porque había escuchado que Cleopatra murió mordida por una cobra. Finalmente, fusioné eso con la ficción de Spiderman, que se convierte cuando lo pica la araña, y entonces incorporé como una mordida de la víbora y ya salí yo como víbora, con movimientos serpenteantes. Es muy plástico todo, podés empezar en un punto e ir transformándolo según te vayas inspirando.

-Hablabas de un “Nacional” ¿cómo esa esa competencia?

-Muy competitiva (ríe). Es la elección nacional. Viene de hace años ya, desde 2002. Se hace en Tucumán, donde se juntan las Drags más “potentes” del país, y se presentan para ver quién es… no sé si la mejor, porque todas somos buenas en algo, somos reinas, pero una gana… el mejor show se valora, cosas así, o el mejor amigo del jurado (risas)… Catamarca tiene muy buenos Drags, aunque no se los ve porque faltan los recursos que pueden llegar a tener los tucumanos o cordobeses, que tienen dónde y cómo adquirir cosas. Acá hay varios Drag y mucha competencia, cuestiones de ego. Yo tengo otro pensamiento. Fui de los primeros, y siempre me encantó que otros se prendan, que no estén solos para aprender como estuve yo.

-Más allá de ese ambiente competitivo ¿son unidos?

-Nosotros siempre estuvimos juntos, todos. Antes de las actuaciones estuvimos muchos... “en las cavernas” digamos. Nos juntábamos en alguna casa y nos poníamos a jugar con esto. Era una cosa de inframundo, de los suburbios (ríe). Después hubo algunas cosas de competencias, de internas, y me alejé un poco del ambiente, no me gusta eso. Soy como la madre de todos, me encanta enseñarles todo lo que aprendí, me enorgullece muchísimo. Es más, para la elección del año pasado, que era ya la segunda elección acá, yo fui jurado por haber ganado la primera, y me emocionó muchísimo ver a mis amigos que tenían cosas que yo les había enseñado, en el maquillaje y eso. Me encantó. Yo lloré cuando ganó Maysha, que de todas mis hijas es la luz de mi vida. Yo personalmente soy un fanático de Maysha.

-¿Sentís hostilidad al dragqueenismo en Catamarca?

-Aquí pasa que no está difundido, y todavía es fuerte para esta sociedad, por desconocimiento principalmente. Gracias a Dios nunca me pasó que me insultaran, siempre vi más caras de incertidumbre. Fui a varias fiestas de quince, casamientos, porque alguien me vio, le gustó y me contrató. El recibimiento siempre fue bueno, incluso en los chicos, que pueden ser crueles, o en personas mayores. Siempre me mostraron mucho respeto. El que lo ve, respeta, pero muchos no lo ven. En otras provincias el draqueenismo es una moda de vanguardia, está en los boliches más top, boliches heterosexuales, y para el drag es una salida laboral, una carrera casi. En otros lados también suelen llamara drags para captar la atención en alguna protesta, y en la marcha del orgullo, siempre nos ponen encabezando. Aquí falta que se conozca más sobre el tema, que la gente sepa lo que es, que no nos confundan con trabajadores sexuales. Me pasó en el Facebook que piensen que me prostituyo y me pidan sexo. Está bueno que vean que todo esto es con un fin artístico, que en Catamarca vean que es un arte. Sí quizás sea un arte predominantemente gay, aunque hay gente heterosexual que lo hace, pero es un arte. Antes de estar haciendo otras cosas, hacemos arte.
 

Comentarios

Otras Noticias