Una concepción distinta de ver la cultura
Temprano, con una sonrisa y unos ricos mates, me recibe Augusto en la Estación de Sueños. Es un lugar abierto, que está dispuesto a recibir a quien quiere asomarse y quedarse, se respira la cordialidad, está ahí emanando de la sonrisa sincera y amable. Nos encontramos en diciembre, así que no tengo la oportunidad de conocer a la mayoría de los integrantes de la cooperativa que se encuentran de viaje. Pero charlando con Walter, Sergio y Augusto, me doy cuenta de que estoy hablando con Cachalahueca, ese colectivo que me presentaron como a un ser que alberga a artistas, y que va mutando con el correr de los días y las noches, los mates y los debates, y la experiencia adquirida.
- ¿Cómo surge el colectivo?
- Nuestro colectivo es una cooperativa de trabajo que se conforma como tal legalmente en 2006, pero que constituye una historia desde 2004, cuando un grupo de comunicadores sociales, actores, artistas plásticos, profesores y docentes de artes plásticas, titiriteros y gente de circo, nos empezamos a juntar. Cuando uno estudia esta provincia, desde el año 60 hacia adelante hay un alto nivel de dependencia de la sociedad hacia el Estado, antes no, antes había una población trabajadora independiente, mucho más desarrollo agrícola, agricultura familiar con fuerza, había otro proceso productivo, de hecho viñateros en Tinogasta. Es decir, tenía todo un eje de la producción puesto fuera del aparato estatal. Por algún motivo, que nosotros creemos tiene que ver con todos los proyectos que se van a suceder a nivel histórico hasta el día de hoy, por la proyección de nuestra provincia al mundo, esta provincia pasa a tener un gran nivel de dependencia estatal; a esto se le llama paternalismo estatal, ese sistema paternal hace que la gente dependa constantemente del Estado y que no vea su vida fuera de él. En función de eso constituir una institución artística era un reto para nosotros, mostrarles a nuevas generaciones que se puede, nosotros vivimos de nuestros oficios. El Estado nos pertenece, no queremos depender directamente del Estado pero entendemos que formamos parte de él, y también podemos hacer políticas de Estado, los ciudadanos tenemos que tener esa capacidad.
La cooperativa se desarrolló, creció y tuvo un sentido explícito, que es el de generar fuentes de trabajo para sus asociados, y un sentido implícito que es todo aquello que se proponen los integrantes de la cooperativa más allá del eje que lo lleva adelante. Este sentido estuvo enfocado al trabajo social, por un lado difundir nuestros oficios, entendiendo a los oficios como nuevas herramientas de transformación, por eso brindar talleres en barrios como Villa Eumelia, Santa Marta, o en el interior, Laguna Blanca, Tinogasta, Anquincila, donde llevamos talleres sin costo, todos financiados por la cooperativa, talleres de oficio. Creemos que hay posibilidades de hacer otras cosas y lo demostramos prácticamente, nosotros no tenemos la capacidad económica de algunas instituciones pero sí tenemos un oficio y es lo que podemos demostrar. El mensaje es “pibe, no hace falta que pidas, mendigues, que esperes que te atiendan, hace falta que vos te pongas las pilas, tomes una decisión y salgas adelante” .
Y por otro lado la conciencia ambiental, dando a entender que la humanidad atraviesa un tiempo muy complicado, y tiene que hacer un cambio muy fuerte, un revertir que no tiene que ver con medidas de oposición a los gobiernos y Estados, sino con ir machacando, si las organizaciones de lesbianas y homosexuales no hubieran machacado y machacado durante años, no tendrían hoy una ley que permita el matrimonio igualitario, si bien hay una decisión política de un determinado gobierno, es resultado de un trabajo de años. Si los grupos de Derechos Humanos no hubieran machacado… también. La ley de medios también es una lucha de años, como la del teatro, de gente que se jugó para que eso esté vigente y hubo un gobierno que tomó la decisión política de llevarla adelante, es importante no perder esa ley y presentar proyectos en ese marco. Ahora todo el mundo va a estar de punta con el que diga “che, hay que defender las plantitas, hay que cuidar el agua, el aire…” pero si vos tenés esa convicción te la tenés que bancar en el tiempo, porque nuestra especie funciona así, por constancia, por dedicación.
- ¿Cómo y cuándo llegó este espacio?
- A este espacio nos lo cedió la Municipalidad en 2008, bajo un proyecto del Instituto Nacional del Teatro para construir una sala independiente, que es la construcción que está adelante. Se hizo un comodato por veinte años en ese entonces, cuando las tierras pertenecían al Ferrocarril. No se pudo terminar la sala, porque por un lado subieron mucho los precios, y por otro hubo también problemas políticos, prometieron apoyo de Provincia pero había una plata de Nación, y nos quedamos sin el apoyo local para terminar la sala y ahí quedó. El año pasado estuvimos haciendo los trámites para que el Instituto del Teatro apoye y baje la plata que hace falta para la construcción de la sala. Todo lo que ves está hecho a pulmón, limpiar los terrenos, alambrar, revocar, pintar, hacer los pisos, baños, divisiones … todo.
A veces algún funcionario público entiende que un posicionamiento nuestro es una enemistad, y en realidad no, porque uno marca una posición desde un valor ético, pero eso no significa que uno esté en contra de un gobierno o de un funcionario… Lamentablemente se generan esas situaciones, en las que nos toman como a enemigos… Y bueno, este año que pasó (2012) fue un año muy duro para la cooperativa, afortunadamente la filial de Córdoba nos ayudó mucho.
- Hay gente que siente que este espacio está “lejos”.
- A nosotros nos pasó, a varios integrantes, de entender que la cultura estaba centrada en la zona de las cuatro avenidas, por eso el nombre es Espacio Cultural y no Centro Cultural, porque salimos de una concepción distinta de ver la cultura.
Te cuento, un día vamos a colaborar con la hermana Jimena a Villa Eumelia, llevamos a los niñitos a las dunas y subimos, desde ahí arriba se veía una panorámica hermosa de toda la ciudad, incluso de su barrio, y uno de los nenes dice “¡Miren! ¡Allá! La ciudad”, y uno de nuestros compañeros le dice “pero vos también estás en la ciudad”, a lo que el nene responde “no, no, la ciudad es allá…” Romper con que cruzar la Güemes y entrar a ese lugar es solamente para hacer compras es muy importante, no se va a hacer de la noche a la mañana, va a ser un laburo pero se hace… Las nenitas que vienen a folklore, los chiquitos que vienen a las distintas actividades, van a ser los que ocupen este lugar, los que estén en esta silla y van a asumir el cruzar la avenida con otros sentidos, cuando uno habla de transformación comunitaria está hablando de algo mucho más complejo que lo supera a uno, uno es una pieza de un engranaje, por eso defendemos mucho este lugar, es muy importante, si se logra esto. Hoy la gratificación es lo que se está generando, en algún momento vamos a ver los resultados.
- Ahora se están preparando para la televisión. ¿Cómo llegaron a eso?
- Nos asociamos con la productora Lovel Cabrera y nos presentamos a un concurso nacional que ganamos. Ahora estamos en la realización de escenografía, terminamos la confección de títeres y empezamos a filmar. A fines de enero tendremos el piloto listo para entregarlo a TVA, que nos financiará luego la realización de doce episodios a emitirse a partir de marzo.
Esto de incluir los títeres en el formato televisivo es entender que hay un formato nuevo en nuestros oficios. Vamos a apuntar a que “Catuchos” sea una fuente de laburo para todos los asociados, hacer un formato que pueda viajar, revalorizar nuestros oficios, porque no queremos perder el training, nuestros oficios, y que a la vez transmita un mensaje, “no subestimamos a los niños”.
- ¿Y de qué se trata el programa, si podemos saber?
- Es un programa con títeres, un magazine que un poco cuestiona el formato de los magazine, porque muestra todo el trasfondo y mucho tiene que ver con la vida en Catamarca. Todos los personajes son animales de la fauna catamarqueña; tenés a Don Chanchex, por ejemplo, que es el dueño de toda la productora, un empresario muy inescrupuloso que tiene cosas horrendas pero que a la vez es querible; Zuri Zurita, que es una niña y representa aquello que esta creciendo, transformándose en nuestra provincia, que toma valores de la cultura provincial, que la propia cultura a veces niega por copiar culturas ajenas, pero a la vez empieza a abandonar valores que ya no sirven; otro es Onésimo, un quirquincho de Laguna Blanca que se tuvo que venir a la ciudad con toda su prole porque no tenía salida. Es súper explotado en el programa, es el que tiene y trae el saber ancestral, conoce su tierra, las hierbas medicinales, pero a la vez su saber está ninguneado en esta sociedad. Esto vemos que pasa mucho en Catamarca, y nos preocupa, hay tantas cosas ricas que tenemos y las ninguneamos por copiar modelos que no están buenos. Las rescatamos con este personaje, que también tiene su cosa grave, porque está dispuesto a perder ese conocimiento para entrar en esta metrópolis. Todos tenemos miserias, pero todos tenemos algo que nos salva, lo que buscamos a través de Catuchos es mostrar que la humanidad se puede rescatar, todo se puede rescatar, el sistema, la territorialidad, el universo. El planeta no va a terminar siendo esa imagen que nos venden llena de chatarra, tenemos que hacer algo, podemos hacer algo.
- ¿Cómo llegaron a hacerse cargo del Festival de Titeres?
- Al Festival lo desarrolla inicialmente la Municipalidad de San Fernando del Valle de Catamarca, en el ‘93. En 2003 se las empezaron a ver negra y el festival empezó a tener muchos problemas, no se les pagó a los artistas, por ejemplo. Ya en 2007 directamente no se iba a hacer, así que nos ofrecimos a hacerlo. Desde entonces lo absorbe la cooperativa y le cambiamos la estructura. Le dimos un formato de encuentro, que haya espacios de debate, talleres y foro; lo sacamos al interior, recorrió casi todos los departamentos en estos seis años, incluso en 2007 fue sede Tinogasta y en 2009 Fray Mamerto Esquiú. Y también le cambiamos el nombre a “Don Kike”. Nos parecía importante reivindicar a los viejos titiriteros, y nos dimos con un valor grosísimo que era Kike Sánchez Vera. Empezamos a buscar y buscar, y nos encontramos con que él estaba en un hospicio e hicimos un contacto, lo queríamos traer pero los médicos no lo dejaron, así que hicimos una entrevista por radio. Su mujer y sus amigos reunieron material porque él además era poeta y músico, y tras muchas gestiones logramos a través del Instituto Nacional del Teatro publicar su antología antes de que muera.
- Y este año, que cumple veinte años… ¿Qué tienen pensado?
- Viendo cómo vamos a hacer, porque es un festival que se está sosteniendo a muy bajo presupuesto y estamos haciendo movidas muy grosas, estamos trayendo grupos de Cuba, Venezuela, Colombia y Brasil, además de los grupos nacionales y locales, estamos viendo cómo vamos a hacer para que el 20 sea un hecho histórico. Lamentablemente y para ser sinceros, no hay mucho interés en las empresas e instituciones en ayudar al festival, así que estamos haciendo todo lo que podemos para que salga lo mejor posible.
- ¿Y qué actividades se generaron este año?
- Este año nos abocamos mucho a la realización de eventos, al ser un espacio cultural decidimos fogonearlo con actividades para que la gente venga. Así comenzó Estación de Sueños, que es un nombre que elegimos a comienzos de 2012, abrimos este espacio cultural para la gente que no se identifica, Cachalahueca es una cooperativa de trabajo pero quien se interesa en venir a dictar talleres, o a hacer trabajo social en el barrio. A principio de año comenzamos con ferias solidarias donde traían para vender cosas usadas, artesanías, comidas, nosotros brindamos un espectáculo a la gorra, estuvo el cine móvil, también de Cultura.
En invierno paramos un poco pero estuvimos preparándonos para el día del niño, digamos que durante todo el año nos movimos bastante, hicimos talleres de fotografía, de malabares, apoyo escolar en inglés, folklore…
- ¿Qué tal fue la respuesta de la gente?
En un año el espacio cultural creció muchísimo, hicimos el cierre el 6 de diciembre, invitamos a toda la gente que colaboró y a las agendas virtuales que nos apoyaron muchísimo. Nos sorprendió la cantidad de gente que vino. Costó al comienzo, nosotros tenemos una sede en Córdoba y ellos no tienen espacio físico, así que van deambulando en diferentes espacios culturales para realizar sus actividades. Y acá que tenemos un espacio y no le cobramos a la gente que quiera utilizarlo… no hay gente que quiera venir a dar talleres. Pero en el transcurso del año Estación de Sueños cobró identidad propia, ya la gente la conoce.
Kike Sánchez Vera, de quien la cooperativa Cachalahueca toma el nombre para el festival de títeres, fue un catamarqueño que en los setenta se fue de nuestra provincia. Logró instalar en la Universidad de Comahue la primer carrera de titiriteros dentro de un espacio universitario y con una tecnicatura. Montó el “Barco de Papel”, su establo de marionetas y la Escuela de Titiriteros en Neuquén. Con el tiempo sus obras se editaron en España.
Entrevista: María Schaefer