Bailarines

Ale y Andrea: amor al ritmo del 2x4

jueves, 28 de febrero de 2013 00:00
jueves, 28 de febrero de 2013 00:00

A punto de partir a La Rioja para tomar un seminario y seguir capacitándose, Ale Ocampo y Andrea Cano disponen de unos minutos para tener esta charla. Los bailarines de tango catamarqueños que en enero resultaron campeones del Festival de Baradero, y que llegaron a la semifinal del Mundial de Tango en 2010, 2011 y 2012, nos cuentan cómo es competir y ganar en espacios en los que nadie espera ver triunfar a una pareja proveniente de esta parte del país y cómo lo hacen.... a fuerza de talento, perseverancia y mucha pasión.

- ¿Por qué tango?

Ale: - Más que nada en mi caso fue una herencia familiar, que viene de mi abuelo y después mi madre de grande empezó a bailar tango también. Ella (por Andrea) empezó a hacerlo para acompañarme a mí, porque ya éramos compañeros en la vida y yo no tenía con quién bailar, pero ella bailaba folclore. Yo le empecé a enseñar y empezamos a hacerlo como un hobbie. Después vimos que a ciertas personas les gustaba lo que hacíamos, así que empezamos a estudiar más y a perfeccionarnos y eso nos llevó a medirnos en competencias.

- ¿De qué competencias participaron?

Ale: - En julio de 2009 participamos de un interprovincial que se hizo en Tucumán y salimos segundos en la categoría tango escenario y segundos en la categoría tango salón. Ahí empezamos a notar que podíamos dedicarnos más y llegar a más, y al año siguiente tuvimos posibilidad de participar en una competencia a nivel NOA y que también es subsede del mundial de tango. Pudimos ganar en las dos mismas categorías, lo que nos dio la posibilidad de ir a participar del Mundial de Tango 2010.

- ¿Cómo fue esa experiencia?

Andrea: - Fue algo muy sorprendente porque ir al Mundial de Tango no lo esperábamos. Como habíamos ganado en Jujuy, pasamos directamente a la semifinal del Mundial. Fue una experiencia increíble.
Ale: - Va gente de todo el mundo... Es uno de los eventos más importantes que hay para un bailarín. Es muy fuerte... Uno no está acostumbrado a ver la magnitud de lo que mueve el tango. No es nada fácil, es altísimo el nivel y estamos hablando de mil parejas de todas partes del mundo, que viven de esto y se perfeccionan permanentemente; lo hacen de manera profesional. Ensayan seis horas diarias, por ejemplo.

- ¿Cuántas horas diarias ensayan ustedes?

Ale: - Tratamos de hacerlo todos los días. Como mínimo por dos horas diarias porque si no, no es productivo, te estancás y no hay resultados. Es sacrificado, pero lo hacemos. A veces dejamos eventos familiares y con amigos para dedicarnos a ensayar.

- ¿A qué se dedican?

Andrea: - Estoy estudiando el profesorado en Economía, del que me quedan algunas materias, y además somos papás de una nena de seis años.
Ale: - Yo soy empleado público y trabajo mañana y tarde y muchas veces hay que sacrificar las horas de descanso... Especialmente cuando se aproximan los eventos, ensayamos más horas y es un sacrificio, pero es lo que se requiere para ponerse a la altura de las competencias de las que participamos. Cada vez que vamos nos sorprendemos más, porque si bien hoy en día nosotros tenemos 28 y 26 años, hay chicos de 21 años que están bailando a un nivel profesional muy alto e invierten mucho dinero en vestuario y coreografías.

- ¿Cuál fue la última competencia a la que asistieron?

- Participamos del Festival de Baradero en enero, con un jurado de nivel mundial. Uno de los jurados era Mario Morales, que es uno de los “coach” que ya va sacando tres ganadores del mundial. Lo cierto es que prácticamente competimos con alumnos de él... Lo conocimos cuando estuvimos en el Mundial, y se dio que competíamos contra las coreografías de él... Además, el resto de las parejas eran personas que habían comprado coreografías a grandes maestros del tango, así que, un nivel muy alto.

- ¿Y ustedes como se prepararon?

Andrea: -Nosotros usamos nuestras propias “coreos”.
Ale: - Sí. Si bien hacemos cursos, nos capacitamos y pedimos consejos, son nuestras ideas y es toda producción nuestra. El vestuario también lo hacemos acá, nos lo hace gente que hace ropa de folclore, que con nosotros va aprendiendo.

- No es tan común el tango en Catamarca...

Andrea: - No, pero de a poco se va animando más la gente, aunque acá somos muy pocos los que bailamos tango. En las competencias de otras provincias, cuando se enteran que somos de Catamarca, muchas veces se sorprenden porque somos del norte, que eso es lo que nos pasó en Baradero.
Ale: - La gente pensó que vivíamos allá, pero para nosotros es un halago, porque no precisamente tienen que ser de Buenos Aires los ganadores.

- Muchas veces uno se entera de que las parejas de bailarines son pareja también en la vida. ¿Qué ventajas y desventajas tiene esto?

Andrea: - La ventaja es que compartís los horarios y ya te conocés.... Que para viajar a tomar cursos y todo eso, es importante, porque al no ser pareja cuesta más. Tenemos amigos que no son pareja y les cuesta coordinar para juntarse a ensayar.
Ale: - Además, llegás a sentir mucha comodidad a la hora de bailar, porque el tango requiere esa cercanía, que es algo natural del baile. Cuando uno recién comienza y se está conociendo, hay una distancia, que más que nada la marca la mujer, para que las cosas no se confundan. Y de desventajas... Quizás demasiada confianza y que pasar tantas horas juntos, puede haber cierto desgaste... A veces no veo la hora de que caiga un amigo a visitarme... Y ella lo mismo.

- ¿Alguna vez se pelean y después tienen que salir a bailar?

Ale: - Y sí...pasa. A veces (risas). Es que no todos los días son color de rosa, a veces uno no tiene ganas de ensayar y, obviamente, por las situaciones de vida nos podemos pelear. Pero llega el momento de subir al escenario y nos olvidamos de todo. Pero si estás peleado, tenés la oportunidad de bailar y encima sale todo bien, es lo mejor que puede pasar.

- ¿Hace cuanto que están en pareja y bailan?

Andrea: - Estamos juntos hace siete años y bailamos hace cinco.

- ¿Y hasta qué edad lo pueden hacer a nivel competitivo?

Andrea: - Y... Hasta que el cuerpo dé.
Ale: - Sí... Mientras nuestra situación de vida lo permita, lo vamos a seguir haciendo. Aparte todo el tiempo salen nuevas oportunidades y cuando llegue el momento en que dejemos de competir, queremos ser formadores de bailarines. Más allá de que estamos lejos... Desde acá podemos tener acceso a la información y a todo lo que hay en Buenos Aires.

- ¿Ustedes cómo aprendieron y cómo se van perfeccionando?

Ale: - En primera instancia con profes y bailarines de acá, pero ahora ya aprendimos conceptos y el aprendizaje llega más rápido. Vemos videos por internet, que es un medio que nos ayudó mucho. Después nosotros fuimos creando nuestros propios conceptos. Por ejemplo, yo quería probar distintos movimientos y agregar matices a la coreografía y buscaba la manera en que se lo iba a enseñar a ella. … Y así vamos creando y se ve que no estuvimos tan errados. Muchas veces al tomar seminarios, terminamos de confirmar cosas que nosotros suponíamos.

- ¿Es una cuestión de intuición?

Ale: - Sí... Tuvimos que ser autodidactas, para ir encontrando movimientos y saber si estaban bien hechos y de tanto buscar e insistir, llegamos a esto.

- ¿En su casa escuchan también tango?

Ale: -Escuchamos todo tipo de música, pero también escuchamos mucho tango y lo cantamos. Hasta nuestra hija canta tangos y se memoriza las letras... Disfrutamos de bailar aunque nadie nos esté mirando. Es fascinante la situación que crea el tango, tan sólo con escucharlo. Y por supuesto, cuando subimos al escenario es un momento en que uno demuestra lo que es, con humildad, pero tratando de que la gente disfrute y sienta lo que nosotros sentimos.

- ¿Qué es lo más lindo que tiene el tango?

Andrea: - Lo más lindo es subir al escenario y demostrar lo que uno siente. El último jurado destacó la conexión que había entre nosotros. Viste que muchas veces, el tango escenario al ser muy show y tener muchos trucos, eso se pierde. Lo que me gusta es lo que siento al bailar con él; que es totalmente distinto al bailar con otra persona. El tango llega mucho y cuando uno lo hace con su pareja en la vida y al quererse y amarse, es cuando uno más lo siente.

- Lo que hacen tiene un costado bastante sacrificado... ¿Vale la pena?

Ale: - Creo que sí. Hemos tenido satisfacciones que no se las paga con nada. Pensamos a veces que si nos quedáramos sin nada, viviríamos del tango... Y aunque no ganásemos mucho, seríamos felices. Además están las caricias al alma que te las da un tango y el aplauso de la gente. Pero, en realidad, no es tan sólo buscar el aplauso, nuestra meta es que la gente sienta lo que nosostros vivimos.

Entrevista: Natalia Lucanera

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