Pedro Rosacha - Referente de la Diversidad

Más allá de los prejuicios

El periodista de Radio Unión y Teletec habla de su lucha por la diversidad y de los prejuicios que tuvo que enfrentar.
martes, 5 de febrero de 2013 00:00
martes, 5 de febrero de 2013 00:00

Pedro Rosacha es periodista en Teletec, canal de aire y en Radio Unión y no tiene ningún problema en hablar abiertamente de su homosexualidad, desafiando todos los prejuicios que podría generar en su contra.
En esta charla, que transcurre en un almuerzo, me cuenta parte de su vida y cómo fue entrar al Congreso de la Nación junto a la presidenta cuando se promulgó la Ley de Matrimonio Igualitario.

-¿Cómo decidiste hablar públicamente de tu orientación sexual?
-Para decir algo públicamente, primero tenés que estar seguro vos de lo que sos y sacarte esa mochila que muchas veces uno lleva ocultando su identidad sexual. Sí…me costó conocerme a mí mismo, aceptarme y saber qué era lo que yo quería de mí... cuáles eran mis objetivos de vida y hasta dónde yo llegaba con mi orientación sexual. Es decir; yo tuve relaciones con mujeres y es más, estuve a punto de casarme.

-¿Y que pasó ahí?
-Mirá, me di cuenta que admiro, aprecio y me encanta la belleza de la mujer; pero sexualmente no es mi objeto. Me encanta que me acompañen mujeres y estar con ellas y hacerlas sentir bonitas y bien... Así que entendí eso y comprendí que no era justo para aquella persona que formalizara una vida conmigo, tener que llevar una doble vida...

-Eso de una doble vida ¿se da de manera frecuente?
-Sí, en Catamarca pasa mucho. Pero yo sabía que no iba ser leal a la persona que compartiría su vida conmigo y no me parecía honesto.

-¿A qué edad de tu vida hiciste ese click?
-Fue algo que se dio de manera progresiva y empezó en la adolescencia, que es cuando uno se da cuenta de cuáles son los objetos sexuales que a uno lo llevan a sentirse atraído. A partir de los 20, ya viviendo en Catamarca, me di cuenta de que me sentía atraído por los hombres y alrededor de los 25 años, blanqueé mi situación a nivel familiar.

-¿Y como fue eso?
-(suspira) Ufff. Fue tremendo. Discusiones familiares. Te estoy hablando de hace quince años atrás, así que imaginate.
-En ese momento las cosas eran más difíciles que ahora.
Sí... porque mientras más vamos para atrás en la historia, más difícil era salir con un planteo como ese en la familia. En mi caso, provengo de una familia tradicionalista y heterosexual, con valores heterosexuales muy marcados y esto no les cayó muy bien... El saber que su hijo mayor era homosexual y que tenía una elección de vida diferente al común del resto. Así que llevó tiempo y lo digirieron, pero en varios puntos aún no está del todo digerido.

-¿Y a nivel profesional?
-En realidad eso se fue dando, porque una vez que yo acepté esta situación con mi familia, el resto fue más fácil. Si vos ya aclaraste en tu familia y afectos más próximos qué es lo que sos y qué es lo que querés, el resto ya se pasa más fácil. O sea, no duele tanto un rechazo o una puerta que se te cierre.

-¿Se te cerraron muchas puertas a causa de haber hablado públicamente de tu condición?
-Sí. Hay dueños de medios que son homofóbicos y a la elección de su personal parece que no la basan en la capacidad laboral de una persona, sino en a quién llevan a la cama.

-Hoy, sin embargo, estás en dos medios importantes...
-Sí, y uno tiene contacto con la “changada”, la gente que pertenece a otros medios y colegas que saben perfectamente sobre mi orientación sexual, y llegamos a un punto en donde se da una cuestión de camaradería, hacemos chistes y bromas sin llegar a la ofensa… Como lo hace cualquier grupo común de heterosexuales… Por así decirlo: si hay una chica linda bromeamos y si aparece algún chico lindo, dicen, “mirá, Pedro, ese es para vos”... Es algo que está totalmente naturalizado.

-Hace algunos años atrás ¿eso se hubiera podido dar?
-Creo que las cosas se fueron dando porque la sociedad y el país fueron cambiando paulatinamente, no son cosas que se dan de hoy para mañana. Hubo situaciones políticas a nivel nacional que hicieron que Argentina haya dado un paso al frente con el tema de la diversidad; pero aclaro: un paso...no es que se hayan solucionado todos los problemas. Pero eso hace que los familiares de chicos gays y trans tengan una situación menos complicada con sus familias y sus afectos más cercanos. Todavía, de todas formas, va a haber gente que no acepta esto, pero es gente que no se da cuenta de que es un ser humano y es una persona que siente y tiene expectativas de vida como cualquiera y quiere progresar y ser feliz en la vida.

-Estos progresos, sin dudas, provienen del trabajo…¿Vos te convertiste en activista?
-Te podría decir que me sumé a una utopía, porque dentro de mi habitación soñaba con luchar por la inclusión y un montón de cosas, pero en 2010 se dieron las circunstancias para hacer algo al respecto, cuando se abrió el debate y el tema fue encarado por Diputados y el Senado de la Nación y la Comisión de Legislación General visitó distintas provincias, abordando este tema. La senadora Negri de Alonso destacó a Catamarca como una de las mejores provincias que expuso sobre el matrimonio igualitario. Y éramos un grupo de amigos interesados en la temática. Yo empecé a interiorizarme y a preguntar; lo que me abrió las puertas para contactarme con muchos chicas y chicos de Capital y el interior. Hoy por hoy, puede sonar egocéntrico de mi parte, pero en materia de diversidad, soy un referente para movimientos nacionales y me convocan habitualmente.

-El día que se promulgó la ley del matrimonio igualitario, ¿estuviste allí?
-Sí. Estuve presente en esa mañana del 14 de julio de 2010. Fue una mañana helada, pero lo que pasó fue algo histórico para toda la comunidad. Recordemos que había un factor religioso que jugó hasta último momento y ese día en la plaza de los Dos Congresos, estábamos esperando el voto a la madrugada. Fue una emoción increíble, nos empezamos a abrazar entre todos. Era ver concretado un trabajo muy arduo, de organizaciones como la Asociación Argentina de Gays, Lesbianas y Trans, que fue la columna vertebral de lo que se trabajó con estas modificaciones en el Código Civil, que hay que tener en claro que son modificaciones las que se realizaron, específicamente la del matrimonio. Fue ver las caras de felicidad y el llanto de todos; ser parte de la historia. Y fui parte de esa historia y me enorgullece pensar que ayudé en eso. Tenés que pensar que hasta ese momento la ley desamparaba completamente a las parejas igualitarias y si, por ejemplo uno de ellos moría, el otro no tenía derecho a nada. Era el caso del “puto marginado”, a los que los familiares no le daban importancia y lo excluían. Se daba el caso de que su pareja fallecía y venía cualquier pariente del difunto, por más que no lo hubiera visto hacía una pila de años, y tenía todo el poder legal para echar a la persona que compartió toda su vida con esa persona y quedarse con todo.

-¿Qué pasa con la adopción?
-Ese es otro tema; porque en la reforma constitucional del ‘94 se dispuso que toda persona, no recuerdo bien si de 33 o 35 años, soltero, que tenga una solvencia económica determinada, está en condiciones de adoptar. Es decir que la ley no prohíbe a los homosexuales adoptar. Lo que se peleaba era la cuestión de que los dos papás tengan autoridad legal sobre esas criaturas. Ha pasado que niños adoptados por parejas igualitarias, cuando uno de los padres muere, pasaba a un orfanato o guardería del Estado, porque parece que tenía más derecho el vecino que su padre o madre de crianza. Los gays también tenemos ilusiones, creemos en la familia, en el hogar... también queremos la fiesta de casamiento... (risas).

-Entonces en estos ámbitos, ¿te llegaste a sentir marginado?
-Yo me siento igual. Con las mismas posibilidades y frustraciones que otros. Que haya personas que no te acepten, puede pasar más allá de tu condición.

-Pero hay gente que la pasa mal ¿no? A causa de estos prejuicios.
-Sí, se da como un limitante para muchos y pasa mayormente en las chicas trans, que terminan acudiendo a la prostitución como medio de vida y subsistencia.

-¿En otras provincias se vive diferente?
-Sí. Peor. Catamarca es más permeable con el tema diversidad, aunque falte apertura del gobierno en cuanto a integración.

-¿Qué hace falta?
-Hay mucha gente profesional y muy capaz que blanqueó su situación sexual y se les cerraron todas las puertas. Por ejemplo, está el caso de la compañera trans que se recibió de enfermera, pero no puede ejercer, así que se dedica a la prostitución... es muy triste. Llegamos a un punto en el que aceptamos al “puto”, a la lesbiana, al “marimacho”, a la “travesti”, en la familia, que es importante, pero nos falta la inclusión. Y es dejar de lado los prejuicios a nivel laboral. Hay gente que tiene más acentuados sus rasgos homosexuales y eso genera rechazo, pero tenemos que aprender a convivir en la diversidad. Hace falta más aceptación al diferente. Se supone que hay un cupo para la diversidad, y no hablo de becas ni pasantías, y esos cupos no sé en dónde están...hablo de gente en planta permanente trabajando para el Estado. Creo que en eso hay que trabajar. Y hay que impulsar la capacitación como Estado, hay que asegurar la integración, y no que quede algo bonito para la foto.

Entrevista: Natalia Lucanera

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