Osvaldo Cucchietti

“Ahora soy políticamente correcto”

miércoles, 13 de marzo de 2013 00:00
miércoles, 13 de marzo de 2013 00:00

Osvaldo Cucchietti tiene un apellido difícil, pero que la gente de Catamarca recuerda. Desde la década de los ‘80, cuando se radicó en la provincia, con el humor ácido que lo caracteriza y sus suplementos, “Echale Soda” y “La Perinola”, y su programa radial “A cuántos les dirás lo mismo”, llegó a una gran cantidad de audiencia, que hasta el día de hoy, aunque dice estar retirado, le reclama que vuelva, para, al menos a escondidas, reírse de nuestra realidad, nuestros políticos y nuestra sociedad.

- Nació en Córdoba, ¿no?
- Sí, soy de Río Cuarto, provincia de Córdoba.

-¿Allá ya había hecho periodismo?
- Mi profesión comenzó siendo animador de bailes y de peñas, y después estuve en Radio Bell Ville… estuve en el servicio informativo de Radio Río Cuarto y después me vine para acá.

- ¿Qué fue lo primero que hizo en Catamarca?
- Empecé a trabajar en la Municipalidad, yo era el encargado de hacer el informe del Mercado de Abasto... hablaba del precio de la papa, todo eso. Era muy importante para la gente en esos momentos de hiperinflación...

- ¿De qué año estamos hablando?
- Del 85, y después pase al canal de la provincia que inauguró Ramón Saadi. En el 90, me fui de la administración pública y empecé a trabajar en diario El Ancasti con el suplemento de humor político, que fue toda una revolución en ese momento: “Echale soda”, que después se llamó “La Perinola”...Y aquí estoy.

- ¿Cómo surge esa idea?
- Yo veía que en el gobierno de Ramón, el poder se reía y como periodista del canal oficial, me desesperaba la idea de ver que nos riamos todos… la política tiene un costado gracioso. Recuerdo que el ministro de Gobierno de aquel entonces le dijo al ingeniero Rueda que tenía que leer la Biblia ciudadana, que estaba fuera de foco.

- ¿Y cuál es la Biblia ciudadana?
- Justamente esa pregunta me hice yo y surgió el suplemento... Empezamos a buscar la Biblia ciudadana. Así que el primer suplemento fue sobre lo que decía la Iglesia y sobre lo que decía la Biblia ciudadana; aparte de la Biblia Católica, y pusimos una foto de Rueda que estaba fuera de foco. Hicimos toda una investigación de fotos con gente que aparecía como sorprendida...y así salió el primer número de “Echale soda”

- ¿Por qué ese nombre?
- Porque era una expresión común...para cosas ridículas. “Echale soda”....era una expresión popular. Y en eso debo ser honesto intelectualmente, porque nosotros firmábamos ese suplemento, que muchos pensaban que era una locura y que muchos se iban a enojar y tomar represalias, pero tuvo gran mérito Zitelli, el dueño del diario, porque en determinado momento lo teníamos hecho al suplemento, pero los periodistas del diario no tomaban la decisión de publicarlo...lo cajoneaban porque no se animaban a sacarlo.

- ¿Por qué?
- Y… era la época y usted sabe que el periodismo no se caracteriza por la valentía... Pero vino Zitelli desde Buenos Aires, lo miró y dijo: “Sale mañana”. Ése es el mérito que le tengo que reconocer a Zitelli. Ese suplemento tenía una virtud muy grande: vendía diarios solo. Nosotros vendíamos más diarios, que no es común en Catamarca, quizás en otros lados se den éxitos editoriales así, que las empresas reconocen. Pero después, el costado miserable de Zitelli hizo que no lo reconociera o no pudiera disfrutar de ese éxito; porque reitero, él tuvo un 50% de ese éxito por su decisión al jugarse en un diario que recién empezaba. Después yo me fui y lo hicieron de nuevo con otro nombre, La Perinola, y no funcionó, hasta que volví yo en el 93, y siguió saliendo hasta que me fui, en 2001 más o menos.

- ¿Cómo terminó eso?
- Zitelli hizo una encuesta de todos los productos del diario, pero no tuvo la grandeza de decir el suplemento va muy, muy bien... él escondió los resultados, etc. Inclusive ahora tratan de ocultarlo. En los aniversarios de El Ancasti, por ejemplo, ni los mencionan a los suplementos.

- De todas formas, la gente se lo recuerda,¿ no?
- Sí… el costado miserable del dueño del diario hizo que dejara de salir, pero quedó fijado en el inconsciente colectivo de la gente.

- Claro, porque la gente hablaba mucho de lo que salía en el suplemento...
- Sí. La gente que no compraba el diario, lo compraba los miércoles, era el producto que hacía que el diario se vendiera. Y muchos personajes de la política me dicen que tiene que volver, porque en el suplemento se decían las cosas, pero también te arrancaba una sonrisa.

- Tenía mucha repercusión…
- Sí. Había cosas que al poder político no le gustaban, pero el éxito estaba en que la gente común, veía ahí un pensamiento reflejado, porque era una crítica, tratando que sea jocoso.

- ¿Hubo consecuencias de todo eso?
- Sí... pocos amigos me han quedado. Pero con el tiempo la clase política me dice que sería bárbaro que aparezca en este momento porque hay muchas situaciones que ameritan que así sea.

- Con su programa de radio pasaba algo parecido..
- Sí... hicimos “A cuántos les dirás lo mismo”, que causaba más enojos. Éste le tocó al Frente Cívico. Pasa que los políticos tienen una visión de sí mismos inmaculada, y todo producto que los saque de ese lugar y los haga ver como falibles o simplemente humanos, no les gusta. Ellos van al baño, ¿eh?. Pero siempre tienden a creerse un poquito más arriba, y cuando aparece un producto que los ubica, pasan estas cosas.

- ¿Producía resquemores?
- Sí, pero nada grave. Siendo una sociedad chica, y tal vez por el respaldo popular que tenía, quizás ese haya sido el salvoconducto.

- ¿Hay posibilidades de que regrese con el programa o el suplemento?
- En mi caso, no. Estoy retirado y estoy grande. Pero aparte hay un gobierno peronista ahora; todo esto se hizo en estos últimos 20 años, cuando había un gobierno radical y era un poco la resistencia. Con un gobierno peronista y, si bien no gozo de la simpatía del Poder Ejecutivo, tengo muchos amigos ahí. Con el tiempo aprendí a ser políticamente correcto.

- ¿Cómo aprendió eso?
- Bueno, recién me preguntabas si alguno se enojaba, y los enojos se traducían en no conseguir trabajo, en ser marcado con una cruz.

- A sus hijos, por ejemplo, ¿los afectó?
- Y… recuerdo que un diputado de aquel entonces del FCS, cuando fui a pedirle trabajo para mi hijo, me contestó: el problema es el apellido. Así que sí. He pagado y todos hemos pagado un duro precio. Ahí es donde se demuestra el enojo, porque nadie lo va a venir a agredir, pero así es como funciona y lo que también me hizo decidir hacer un paso al costado.

- ¿Hay algo que dijo o escribió de lo que se haya arrepentido?
- Para nada. Tampoco uno puede luchar con lo que es. Yo soy, fui y seré eso. Pero hice un trabajo político importante durante los 20 años del FCS y no me arrepiento de nada. Pero sí, tiene su costo.

- ¿Dice que hacer humor político en Catamarca tiene su costo?
- Sí, ya sea humor político o una crítica. Cualquier cosa que moleste al poder, alguien se lo va a cobrar. Pero insisto en que lo importante de esto es que quedó grabado en el inconsciente colectivo. Lamentablemente, depende del imponderable de los dueños de los medios, que lucran con el talento ajeno y después arreglan con los gobiernos de turno y se terminan los productos. Y es que no somos nosotros los dueños de los medios. Nos prestan el micrófono o nos prestan el papel, y bueno. Son las reglas del juego. Yo las conozco y las acepto, pero ya estoy grande. Ahora hay un gobierno peronista y tengo algún mérito por haber estado en los momentos difíciles y haber puesto la cara.

- ¿Hoy por hoy qué le causa gracia?
- Capusotto me da mucha gracia, pero en realidad, me río de todo. Me río de mí mismo. Trato de no dramatizar y espero que esta nota no sea un canto a la víctima, porque todo tiene un costado risueño, incluso esto. Yo espero que le vaya bien a Doña Lucía Corpacci. Yo conocí a su padre y si bien es cierto que estoy ligado a la familia Barrionuevo afectivamente, este es un gobierno peronista, así que yo espero que les vaya bien... por supuesto, que Gordillo no pegue una, a mí me causa gracia (risas). Pero que a eso lo diga otro, que lo digan los jóvenes.

- Eso, ¿cómo ve a los jóvenes? ¿No hay una nueva generación que venga a reírse de estas cosas?
- Pasa que hay que tomar la tremenda decisión de enfrentarse al poder, yo no condeno a nadie porque no es fácil. Porque, publicitariamente hablando, la fuente de ingreso más segura es la del gobierno y tomar una decisión como la que tomé en ese momento como periodista, de decir “me la banco”, es difícil. Porque arrastra al medio, arrastra a la familia, a todo. Pero creo que ya va a surgir, siempre surgen personas que creen que van a llegar a alguna parte (risas). En una provincia en la que todo gira en la Administración Pública, habrá escuchado esa frase: “Esperá que me jubile y voy a contar todo”. Uno se enoja pero yo no puedo decirle a la gente cuando de eso depende el sueldo que le da de comer. Y hablando de periodismo, quiero agradecer a dos colegas que me dieron un espacio, por un lado a Fredy Kunz, donde hasta hace poco hacíamos “Si querés reír, reí”. Y a Pepe Yunes, que me ofreció su radio. Pero insisto, hay que tener espalda para aguantar este tipo de cosas. Pero estas cosas son cíclicas y ya va a aparecer alguien con ideas distintas y ganas de hacer algo diferente.

Entrevista: Natalia Lucanera.

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