Jason Elías Orquera, actor

“El teatro siempre ha sido marginal”

martes, 16 de abril de 2013 00:00
martes, 16 de abril de 2013 00:00

Jason Elías Orquera es actor y docente de Teatro; desde el año pasado se viene presentando en “Freak Show, Circo de Fenómenos” con gran éxito y convocatoria. En esta charla cuenta cómo empezó, qué es lo que más ama de este arte, cómo maneja el tema de los prejuicios y la importancia del teatro en la educación de los chicos.

- ¿Cómo empezaste con Teatro?

- Empecé con el teatro en Santa Cruz, a los 12 años; después me vine a vivir a Catamarca y hasta los 18 años no hice nada referente a eso. Me inscribí entonces en la escuela Provincial de Teatro, donde hice la Tecnicatura en Actor Actriz y Asistente de Dirección, y ahí descubrí la otra parte del teatro, que es la parte de atrás de escenas, “las bambalinas”, que significa todo lo que es la preparación, el maquillaje, las luces. El teatro, como hecho social tiene que ver con todo, no sólo con los actores y el director, tiene que ver con los escenógrafos, la gente de maquillaje, puesta de luces, etc. Y es lo que más me atrapó. Ahí me convocaron para “Maní con Chocolate”, bajo la dirección de Facundo Vega Ancheta, donde hice toda la parte de luz, sonido y maquillaje. La parte de atrás del teatro me atrapó. La preparación es tan importante como el trabajo de los actores, porque si falla eso, falla todo lo demás, tiene un peso muy importante. Incluso en el mundo teatrero se dice, “si está todo bien, los actores hicieron un buen trabajo; si salió algo mal, los técnicos son los que tienen la culpa”. Y es tal cual. A veces un inconveniente técnico puede afectar todo. Luego me volvieron a convocar para “La edad de la ciruela” con el mismo director, esa vez hice luz y sonido.

- Y después pasaste a la actuación…

- El año pasado, le dije a Facu, “si convocás para el año que viene, quiero actuar”, y más que nada lo tiré como un chiste, pero lo tomó en serio, aunque en realidad yo estaba bien en donde estaba; tenía menos exposición. La obra que se puso en escena fue la de Martín Giner, “Freak Show, circo de fenómenos”. Actúa Pablo Navarro, Sabrina Ermácora, y yo, que hago de presentador. Es básicamente un circo en el que el dueño y presentador, manipula a dos personas, uno que cree que tiene poderes mágicos y otra que es una histérica en busca de un esposo. Existe una maldición, y por amor, se mata. Es una historia muy loca, lo que se denomina una tragicomedia.

- ¿Y cómo les fue?

- Hicimos todo el año temporada, actuamos en la sala de la Escuela Provincial de Teatro y hay 60 butacas, nos fue muy bien, aunque hay muchas producciones, y la gente no va tanto al teatro.

- ¿Vos por qué pensás que pasa eso?

- Con todo esto de lo multimedial, terminamos compitiendo con las propuestas que hay en la tele e internet, más allá de que el teatro, realmente es otra cosa, como hecho cultural. A la gente quizás le cuesta ir al teatro porque están acostumbrados a no abonar una entrada y a entretenerse sin pagar. A lo sumo, el cine es lo único que están acostumbrados a pagar. Tenés que hacer puestas muy “hollywoodianas” o “Brodwaylianas” para que vayan. Aunque las propuestas de afuera las van a ver y se llena el teatro. Uno tiene que, también, buscar el interés de la gente. Hay que educar, no sóo a la gente común, sino a los mismos teatreros, que a veces, sólo van a ver las puestas de su grupo y no las de otros.

- ¿Pensás que la gente respondería a la propuesta de un musical?

- Depende, ha venido Verónica de la Vega, que tiene su escuela de Varieté en Buenos Aires, pero la gente no va a ver eso, es decir: los de danza llevan a sus grupos, los de teatro, a los suyos, pero son un público específico. Y está el tema de la difusión, que a veces no se le da, y eso ocurre porque los partes de prensa a veces se traspapelan; pero también pasa que la gente, cuando no hay nada, se queja, pero cuando hay mucho; no va.
El año pasado se dio que estaba en el teatro Aníbal Pachano y al mismo tiempo estábamos con Freak Show. Después vino Piquín y estábamos nosotros acá, lo mismo pasa con obras de otros elencos.

- Hay ciertos preconceptos de la gente con respecto al mundo del teatro…

- Y sí. El teatro desde el principio de los tiempos ha sido marginado, porque la gente cree que si hacés teatro sos hippie o sos sucio, o vago. Es todo un tema, porque es un trabajo como cualquier otro. Tenemos la misma cantidad de horas o más que lo que es trabajar haciendo una losa o archivando papeles en un oficina y atendiendo gente, porque para que una obra salga bien, son al menos cuatro meses de ensayo, es un gran esfuerzo físico e intelectual. Yo, por ejemplo, no tengo mucha memoria visual pero sí muy buena memoria auditiva, y es todo un trabajo sentarme con el texto, lo grabo y lo escucho como si fuera música.

- ¿Cómo lo manejás a eso?

- Y… demostrando, porque prejuicios tenemos todos. Otro prejuicio es que el que hace teatro es gay, pero no necesariamente los que hacen teatro son gay, aunque haya muchos que sí.

- Contame de tu tarea como docente de teatro.

- Yo doy clases de teatro en las escuelas San Jorge, Villa Cubas, Las 500, Los Terebintos y Pozo del Mistol. Y educar es todo un tema.

- ¿Cómo responden los chicos?

- Todos piensan que al ser algo nuevo, los chicos se reprenden, pero en realidad, al principio les cuesta bastante, es hasta que se enganchan. He hecho cosas muy lindas con chicos que son consideradas difíciles, a ellos les sirve mucho y además, está la opción de utilizarlo de manera conjunta con otras materias. Por ejemplo: lo hacemos de manera conjunta con Lengua y Literatura, por ejemplo. Los chicos analizan las obras desde la parte literaria y al mismo tiempo yo les doy los elementos para lo actoral. A su vez, se puede utilizar elementos de Química para el tema de la iluminación y de Matemáticas para las medidas que se tienen que tomar para armar la escenografía, por ejemplo.

 

Entrevista: Natalia Lucanera

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