Cara a cara

Pensando en dar una mano al otro

Hoy: AMIRA JAIME (“Misiones Solidarias”)
domingo, 24 de junio de 2018 00:00
domingo, 24 de junio de 2018 00:00

Pertenece a una tradicional familia del departamento Fray Mamerto Esquiú. Es hija de Isabel Díaz y Ramón Jaime y tiene cuatro hermanos: Laura, Fernando, Juan Pablo y Virginia. Tiene el empuje de sus jóvenes 24 años y es una de las principales referentes de la red social “Misiones Solidarias”, grupo que se conoce a través del WhatsApp y tiene un denominador común: ayudar, ayudar y ayudar. Un logro reciente –donación del Mago Martín- fue entregarle una bandera a la escuela de Banda de Varela. Es un grupo que ocupa las redes sociales pensando en el bien común y en prestar atención  a los más necesitados. Muchos no se conocen personalmente, pero los une el espíritu solidario. Hoy se conocerán varios en una juntada en el Hogar de Ancianos. El Cara a cara de este domingo tiene el libre y fraterno pensamiento de Amira Guadalupe Jaime.
  -La primera pregunta surge inevitable: ¿a qué se dedica?
  -Por sobre todas las cosas, me gusta mucho trabajar en favor de la comunidad, fundamentalmente con comedores comunitarios o con el Hogar de Ancianos. Empecé formando parte de un grupo que se llamaba “Amor por los abuelos” y al que conocía a través de las redes sociales. Al principio anduvo todo bien y las visitas al hogar eran muy seguidas. Después el grupo se fue dividiendo. Nos seguíamos encontrando, pero ya no éramos la misma cantidad de personas, de modo que seguí yendo de manera particular. El año pasado organizamos los festejos del Día del Padre en el Hogar de Ancianos, lo que repetiremos este domingo.
  -¿Ese grupo tenía un punto de reunión o se comunicaban a través de las redes sociales?
  -Era un grupo abierto, creado a través del WhatsApp, con la participación de gente de distintas partes de la provincia. Así nos fuimos organizando y poniéndonos de acuerdo para prepararles la merienda y la comida de los abuelos, a la vez que buscábamos números artísticos. De esa manera, nos encontramos con muchos grupos de baile que iban y hacían pasar un buen rato a los abuelos. También los chicos les llevaban regalos y de a poco se iban encariñando con los mayores.
  -En ese primer grupo, ¿fue positiva la respuesta a la convocatoria de sumar voluntades?
  -Como dije anteriormente, en los inicios todo funcionó muy bien. Luego, por cuestiones personales, que son entendibles, el grupo se fue debilitando. Cuando quedábamos pocos, volví a realizar una nueva convocatoria. El primer objetivo fue trabajar para llevar ayuda para el comedor comunitario “La Luciérnaga”, que funciona en el sector norte de la Capital, en el barrio 20 Viviendas. Está a cargo de la señora Mirian. Le cuento que en el mes de diciembre se hizo un llamado especial por las redes sociales con varias semanas de anticipación, destinado a solicitar colaboración de alimentos no perecederos, ropa, calzado y otros elementos con los cuales quisieran ayudar. El punto de encuentro fue la plaza 25 de Mayo, un viernes a las 18.00. Ahí, en realidad, no nos fue muy bien. Solamente colaboraron tres personas, no tuvimos mucha suerte en esa convocatoria.
  -¿Qué se siente en esos casos cuando no se da la respuesta esperada por parte de la gente?
  -Suelen ocurrir estas cosas. También nos encontramos con comentarios negativos por parte de algunas personas. A mí, personalmente, no me lastima ni me baja los ánimos, pero en otras personas genera efectos negativos y produce el desinterés a la hora de colaborar. De algo no tengo dudas: mucho más dolor me provocaría abandonar el desafío. Siempre volvería a intentarlo, más allá de que la respuesta sea positiva o negativa. Hay que seguir luchando, buscando por todos los medios, y para ello siempre hay otra persona que tiene las mismas ganas de trabajar y ayudar. Estas actitudes siguen motivando para que las buenas ideas sigan funcionando, porque de eso se trata: que funcionen las ideas lindas y buenas.
  -¿Cómo nació en usted la idea de preocuparse y hacer algo por los demás?
  -Todo comenzó en la etapa de la secundaria, especialmente en los dos últimos años. Estudiaba en la escuela municipal “María Emilia Azar” de San Isidro. Allí nos tocó una clase en la que debíamos involucrarnos en realizar un proyecto con organizaciones de la sociedad civil. Recuerdo que junto a otra compañera nos tocó trabajar con el comedor “Bichito de luz”, que está ubicado en la zona de Los Bajos, en San Isidro, inmediaciones de la escuela “Gdor. José Cubas”. Ahí comenzó una tarea sostenida, consistente en realizar colectas para lograr alimentos y útiles escolares para el comedor. Íbamos dos o tres veces a la semana y manteníamos una fuerte comunicación con los niños que asistían a ese comedor. Motivada por esa experiencia, después seguí la carrera de trabajo social. La actividad me gustaba cada vez más, especialmente el trabajar con niños y en la organización de eventos. Estoy en el último año de la licenciatura en Trabajo Social. Digo que en aquella experiencia escolar me nació la vocación de hacer algo por los demás y lógicamente influyó de manera muy fuerte para elegir la carrera a seguir. A todo esto, debo aclarar que mi primera carrera elegida era ser veterinaria, pero finalmente opté por el trabajo social.
  -Hace poco comenzó a tener vida el grupo “Misiones Solidarias”, que también la tiene como una de sus principales protagonistas.
  -Así es. Primero tuvo la denominación “Cadena de Favores”, pero se generaban algunas confusiones y decidí cambiarle el nombre por “Misiones Solidarias”, siempre con la idea de que la sociedad se involucre en el trabajo en favor de algunas instituciones que necesitan de una mano solidaria, como son los comedores comunitarios y el Hogar de Ancianos. Por supuesto, ayudando también a determinadas familias que necesitan ayuda para poder sortear los difíciles momentos de crisis y pobreza por los que atraviesan.
  -Precisamente hace unos días hubo una campaña para ayudar a una familia golpeada por la pobreza.
  -Cuando decidí publicar el enlace a través de WhatsApp hubo mucha gente que se fue sumando, admitiendo que en la actualidad no somos muchos pero hay un grupo importante decidido a trabajar. De esa manera, comenzamos a recibir noticias de casos particulares en estado de máxima pobreza. Por ejemplo, tomamos conocimiento de una familia de Andalgalá con un nene de cuatro años que andaba descalzo en estos días de bajísimas temperaturas, con un frío terrible. Además de andar descalzo, el pequeño no tenía los abrigos necesarios para soportar semejantes heladas. Lanzamos la campaña solidaria y fueron muchas las personas que nos acercaron los elementos para ayudar a esa pobre familia.
  -Cuando hablamos de grupos y voluntades para ayudar al prójimo, ¿quiénes participan en mayor número: los jóvenes o los adultos?
  -Para estos casos, se nota mayor presencia de la gente adulta, especialmente mujeres. Ellas se preocupan en buscar ropa de sus hijos en muy buen estado y nos acercan sus donaciones.
  -Hubo otro caso de una familia que necesitaba frazadas porque no podía soportar los fuertes fríos de la época.
  -Se trata de una familia que vivía en el norte de la Capital. En esta campaña yo no tuve participación, pero vi que miembros del grupo se preocuparon y buscaron por todos los medios llevarle frazadas a esa gente. Hubo gente que no quiso participar en este caso porque a través de las redes sociales algunas personas  indicaban que esa familia no necesitaba ayuda, poniendo en duda la campaña…
  -Perdón por la interrupción: vimos que alguien hizo hincapié que la familia en cuestión tenía el servicio de DirecTV, argumentando que si tenía para pagar ese sistema televisivo, no pasaba necesidades.
  -Creo que son temas absolutamente diferentes. Están quienes sostienen que por ser gente de escasos recursos no pueden tener DirecTV, no puede tener teléfono ni usar las redes sociales. En ese sentido, creo que cada uno debe saber priorizar sus necesidades. Cada cosa en su lugar. ¿Por qué negarle a un pobre la posibilidad de acceder a determinado servicio televisivo? Es cierto también que primero debe satisfacer sus necesidades prioritarias.
  -¿Ha podido comprobar que la gente en Catamarca es de un alto espíritu solidario?
  -Es solidaria, a pesar de que hay muchos prejuicios. Se nota que hay cierta intolerancia para con los chicos pobres. Me tocó presenciar en más de una oportunidad cuando los chicos se acercan a los mayores para pedirles algo, o para venderles algo. Hay cierta actitud de desaire o menosprecio hacia esos niños, se los aleja como si tuvieran alguna enfermedad contagiosa. He podido ver esos casos de clara intolerancia. Es más: hay algunos que someten a los chicos a un verdadero interrogatorio y terminan sin darles nada. Considero que lo más importante es acercarles una ayuda primero y después hacerles las averiguaciones que consideren pertinentes. Pero eso ya depende de cada una de las personas. También he notado que mucha gente participa determinado tiempo de los grupos solidarios y luego se aparta. Con esto quiero decir que se nota la falta de continuidad en las acciones. La falta de perseverancia hace que muchas veces fracasen los grupos solidarios y esto es una verdadera lástima. Creo que a nadie le gustan los conflictos, por lo que entiendo, que lo más importante es mantener un permanente diálogo con todos, especialmente con los que piensan distinto. Insisto: dependiendo de cómo piensa cada uno, se debe actuar en determinadas circunstancias.
  -¿Existe la discriminación hacia los pobres?
  -Lamentablemente sí. Hay quienes dicen, de manera permanente, que “no los ayuden con plata porque piden para comprar droga”. Y uno no sabe para qué ese adolescente le ha pedido una ayuda económica. Están también aquellos que tratan de manera despectiva a quienes se acercan a pedirles algo. Se les nota en la cara. De última: si alguien pide porque es víctima de una adicción, hay que pensar primero que algo está funcionando mal. Será porque tal vez no haya la suficiente contención y cuidado para los que son víctimas de las adicciones. Y si para colmo de males la misma sociedad los juzga y los excluye, las cosas no van a cambiar para bien.
  -¿Les ha tocado actuar en casos de pedidos de ayuda por chicos que han caído en la droga?
  -No. Y si nos tocaran casos de esa naturaleza, seguramente los derivaríamos a las áreas correspondientes para que se ocupen del tema.
  -¿Estos temas son abordados en el marco de su familia? ¿Se siente acompañada en ese sentido?
  -Por supuesto que sí. Tengo mayor afinidad con mi hermana Virginia, que es odontóloga, y en varias ocasiones, solicitando ayuda a sus pacientes en el consultorio, me ayudó a juntar ropa para las campañas solidarias. Ella (señalando a su sobrina Sofía Isabella, de 9 años, sentada a su lado) me acompañó al Hogar de Ancianos y cantó para los abuelos. Veo que le gusta y le entusiasma ir a verlos. Quiero destacar que con el anterior grupo, “Amor por los Abuelos”, íbamos todos los domingos al Hogar de Ancianos.
  -Con la creación de “Misiones Solidarias” comienza un nuevo desafío.
  -Todo nació porque el comedor “La Luciérnaga” necesitaba carne y tenían problemas para conseguirla, lo mismo que el pollo, por lo que les costaba mucho cocinar para los chicos, en un número de aproximadamente 150. Esa cantidad se agranda porque también se les ofrece comida a las madres y a los hermanos que la necesitan. La conclusión es muy simple: si no tienen para comer los niños, tampoco tienen para comer los padres ni el resto de la familia. Hay chicos que van al comedor con una ollita para llevar comida a sus hogares. 


Hoy puede ser un gran día

En el año 1981, el genial Joan Manuel Serrat se inspiró en escribir “Hoy puede ser un gran día”, en el que dice que “todo lo que te rodea lo han puesto para ti, no lo mires desde la ventana y siéntate al festín”. Y precisamente hoy puede ser un gran día para los abuelos del Hogar de Ancianos “Fray Mamerto Esquiú”, especialmente entre las 16.00 y las 19.00. Allí estarán presentes muchos de los miembros de “Misiones Solidarias”, con Amira a la cabeza: José Sanduay, el Mago Martín, Pablo Martínez Espilocín, Macarena Robledo Ortiz, Silvina Cabrera, Max Espilocín, Nadia Nieva, Flor Luna, Valeria Agüero, Any Bellido, Vivi Fernández, Liliana Mema y otros, más las expresiones artísticas Alta Miranda, Las Cuerdas Mágicas, Corazón con agujeritos, Andrea Milliti y Javier Arce y Ritmos Kids de la Universidad Nacional de Catamarca. Cada uno de ellos pondrá su granito de arena para vivir una jornada inolvidable. Seguramente serán muchos los nombres que se sumarán a esta saludable iniciativa, que encontró una franca predisposición y apoyo por parte del director de la institución de avenida Belgrano, Sergio Oyola. La consigna es simple: “lleven lo que puedan y muchas ganas de pasarla bien”. La idea es celebrar el Día del Padre junto a los abuelos de la entidad. 
Nos cuenta Amira: “Estoy segura de que las personas que vayan a acompañar a los abuelos van a querer volver”. Además, estamos en condiciones de adelantar que habrá numerosos sorteos para que los homenajeados tengan el regalo que se merecen. Lo dicho: hoy puede ser un gran día en el Hogar de Ancianos. 
Le preguntamos a Amira qué le dejaron las visitas al Hogar de Ancianos. Y la joven se apresuró en respondernos: “La experiencia de haber vivido algo muy lindo. Lo más difícil es el momento de la despedida. Y no es porque ellos la están pasando mal, es por esa sensación de dejar a los abuelos sin compañía. Cuesta irse del lugar, sinceramente”. 
Le comentamos que tenemos entendido que los residentes en el Hogar de Ancianos están muy bien atendidos. Tampoco dudó y dijo: “Así es. Yo los veo muy bien atendidos. Algunos nos comentan que la comida es muy rica. Pero, desde lo personal, me cuesta despedirme de los abuelos cada vez que voy. Me hice amiga de un abuelo muy particular, don Ortega, que conoce a todos allí y que tiene un profundo amor por los caballos y los perros. A ellos les gusta que pongamos todo en el mesón y compartamos lo que llevamos entre todos. Hay abuelas muy coquetas a las que les encanta que les pinten las uñas, que las maquillen. Cuando va un grupo musical, les encanta cantar y hasta se emocionan con algunas canciones, como por  ejemplo el vals ‘Mantelito blanco’ (tema que popularizó el conjunto ‘Los cantores del alba’ en su época de esplendor). Se emocionan hasta las lágrimas, será porque recuerdan sus hogares, las mesas familiares. Uno nota que ellos esperan a las visitas, porque les gusta compartir un mate, un pedazo de torta y les gusta que los escuchemos. Es increíble, pero hablan de todos los temas. Algunos hasta se toman su tiempo para darnos algún consejo. El abuelo Ortega me decía que en la vida hay que hacer frente a las cosas cuando yo le contaba que tenía miedo a la hora de rendir algunos exámenes. “Usted no vuelve si no rinde esa materia”, me decía. Son muy gratos los momentos que se viven en el Hogar de Ancianos. Le cuento: tengo tres inclinaciones favoritas en mi vida: los niños, los abuelos y los animales. Será porque los encuentro tan vulnerables y siempre tengo ese temor de que en cualquier momento les pueden pasar cosas que los puedan llegar a dañar. Me duele mucho que algunos sufran el abandono”.
 

Por Kelo Molas

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