HOY: TEDY ARÉVALO

Cara a Cara: HOY PONEMOS UN VOTO A UNA TRAYECTORIA DE 60 AÑOS

domingo, 11 de agosto de 2019 01:08
domingo, 11 de agosto de 2019 01:08

En la niñez, cuando tenía 7 años, ya figuraba en la programación de los actos de la escuela: “Canta Tedy Arévalo” decía en el programa. Con el paso de los años, no fueron pocos los locutores que presentan a determinada banda musical y por el micrófono se esmeraban en su entonación para agregar: “Y la voz de Tedy”.

Así, pasaron seis décadas en la sostenida construcción de una carrera musical que hoy tiene plena vigencia. Apelando al título radial  que consagró el reconocido locutor y animador Humberto Jerez (“Recordando éxitos”), lo invitamos a recordar las épocas en que los aplausos se multiplicaban por miles y numerosas orquestas se disputaban la preferencia de un público sin edades: jóvenes y adulto.

Tiempos en que competía con las voces de otros referentes como René Arréguez (“Jugo de Fruta”) y Tony Ferreyra (“Punto y Coma”), entre otros. Años en que algún aprendiz de melómano andaba con los discos de Los Ángeles Negros, Sandro, Los Iracundos, Los Gatos, Leonardo Fabio o Los Beatles bajo el brazo y compartía con amigos las preferencias musicales. Tiempos en que “se bailaba distinto”, sin las excentricidades de ahora. Esta entrevista tuvo algunas particularidades que consideramos oportuno contárselas. Primero, en algunas respuestas escuchamos el canto del entrevistado, como queriéndonos decir el porqué de su vigencia.

 

Después, como en los viejos reportajes, al final el reporteado sintió esa sana costumbre de practicar el saludable mensaje de la gratitud y el saludo con los mejores augurios para sus afectos. Justo hoy, cuando en el país y en Catamarca hay elecciones, nosotros apostamos a ponerle un voto a la nostalgia con un cantante dueño de una extraordinaria trayectoria: Vicente Doroteo “Tedy” Arévalo. Doroteo, nombre de origen griego, significa “Don de Dios”. En este caso, Dios le concedió el don de cantar y es el protagonista del Cara a cara de este domingo.

Una foto con historia. Grupo The Morgan´s: Julio Gómez, Roberto González, Nino Perea, Lito Oliva, Wilda Ortíz, Tedy Arévalo, Fanny y Hugo Ahumada.

-¿Cuándo comienza a tomar forma este destino de cantor?
-Es muy curioso: siendo muy jovencito comienzo cantando en una orquesta que nunca tuvo un nombre definido, diría que éramos “Los sin nombre”, e inmediatamente después formé parte del “Grupo C”, junto a Juan Manuel Rivera ( hoy “Juan Lapacho”), Manuel Medina, Hidalgo, Eduardo Salcedo, el Flaco Julio Gómez. Antes que continuemos charlando, quiero decir que toda mi carrera se la debo a Lito Oliva. Recuerdo que yo trabajaba en una agencia privada y fue un día de un invierno crudo. Alguien que lucía una gorrita y venía en una motocicleta, preguntó por mí. Ahí fue cuando me propuso cantar para  The Morgan´s. Andaría picando los 20 años por ese tiempo. Haciendo una comparación futbolera, era como que estaba ante la posibilidad de jugar en primera. Soy sincero: no lo podía creer; creo que esa noche no pude dormir.

-Hasta entonces, el vocalista del grupo era René “Cariño” Ruíz.
-Así es. Lo cierto es que dejó de cantar para el grupo y me tocó en suerte reemplazarlo. Tan rápido fue todo que eso ocurrió un día lunes y al domingo siguiente ya estaba cantando en Canal 12 de Córdoba (y canta un par de líneas de “Cómo deseo ser tu amor” en el bar de la estación de servicios de Tres Puentes).

-Pero hay algo que arranca en la niñez.
-Efectivamente, a los siete años. En la escuela primaria (la N° 43 “Javier Castro” del barrio La Tablada) tenía una maestra de música, la señorita  Scidá de Seco, que me llevaba a la siesta a la radio LW7 que estaba por la Rivadavia (al 700) para que cante (“ay, ay, negra bandida, sucu sucu te voy a dar, se está poniendo de moda en toda la capital…”, canturrea). ¡Era lo único que sabía cantar! Y repetía mil veces lo mismo. ¡Me tenían que parar para que deje de cantar! Por supuesto, me hacían cantar en todos los actos de la escuela. Aquella inquietud de la maestra despertó en mí una vocación que ya lleva 60 años. Desde ese entonces no paré nunca de cantar.

-Cuando te incorporas a The Morgan´s era una época de alta competencia entre varios grupos musicales que se prolongó en el tiempo durante las décadas de los años 60, 70 y 80 especialmente.
-¡Oh! Eran tiempos de muy mucha competición y de manera muy especial con “Punto y Coma”, donde cantaba Tony Ferreyra. El Negro cantaba muy bien los temas de Los Iracundos, que estaban de moda. En cambio, yo hacía tema de Los Ángeles  Negros, Los Galos, Los 4 Soles, Los Pasteles Verdes. Tony tenía su género y su estilo, y yo tenía el mío. Eran muy exitosas las actuaciones de las dos bandas en donde se presentaban. También estaba “Jugo de Fruta”, con la voz de René Arréguez. Pero había varias bandas y teníamos que trabajar muy duro para tratar de ganarnos la preferencia del público. Había muy buenos valores; hoy, en cambio, te diría que es mucho más fácil armar un grupo.

-En tu larga carrera como cantante pasaron muchos grupos.
-Siendo muy chico, ese grupo que te decía, al que nunca le pusimos nombre (hace memoria y canta “un trotamundos como yo…”); después vino el “Grupo C” (pisando los 17 años), donde estuve muchos años; luego The Morgan´s (recuerda una larga gira   que duró más de un mes por distintas partes del país en un colectivo). Aquí quiero hacer un alto y agradecerle a Federico “Papi” Parodi, quien gestionó una actuación en Radio El Mundo. Una anécdota de esa actuación: cuando estábamos en planta baja, a pocos minutos de actuar, a (González) Roberto, la primera guitarra, se le rompió una perilla del instrumento.  El propio Roberto, a las apuradas, se las ingenió para solucionar el problema y así pudimos presentarnos. Posteriormente conformamos un dúo con Rodolfo Hidalgo, con el que anduvimos un par de años haciendo cosas lindas. Después llegan “Los Zopilotes” (nombre de un ave parecida al buitre, de color negro), grupo en el que canté junto a  Pato Perea, Pini Romero, Fabio Velárdez, Cachito Quiroga y Aldo Castro, uno de los mejores “bateros” que hubo en Catamarca. Con “Los Zopilotes” grabamos un disco (“La chica de rojo”), con la empresa Sony Music Argentina, uno de los sellos discográficos más importantes del país. Fue todo un logro artístico que festejamos mucho. En Buenos Aires, con este grupo, tocábamos los fines de semana en distintos locales, y llegamos a hacer tres presentaciones por noche.

-A nivel nacional, ¿quién era el que más estaba sonando por esos años?
-Sin duda la voz de Germaín de la Fuente con Los Ángeles Negros (deja escapar un “y volveré…”). También andaban muy bien Los Iracundos, Capablanca, Los Galos. Además, me di el gran gusto de compartir con Los Gatos y Lito Nebbia en la Sociedad Española, también con Palito Ortega, Sergio Denis, Tormenta, León y muchos grandes de la música.

-¿Recuerdas los bailes más famosos y concurridos en el orden local?
-Recuerdo que los amigos y todos los muchachos se ponían el mejor saco, el mejor zapato, en fin: la mejor ropa para ir a los bailes. Los bailes más tradicionales eran los que se hacían para los estudiantes y los más convocantes eran el club Sarmiento, Villa Cubas, el Hotel Ancasti con sus “Rondas juveniles”, Casablanca (Sociedad Española), Club Pelota a Paleta, pileta de San Isidro, Loma Cortada (aquí estuve siete años consecutivos cantando).

Los Iracundos con The Morgan´s: Hugo Burgueño (Burges), Eduardo Franco, Jesús María Febrero (Febro), Hugo Ahumada, Tedy, Leonardo Franco (Leoni, hermano de Eduardo).
 

-También fue una época de grandes locutores y animadores.
-¡Sí! Mi compadre Luis Oscar Aisa, Carlos Javier Bravo, Manuel González, “Tuqui” Saavedra, Cacho Serra, Manuel Flores, Humberto Jerez. En una oportunidad canté en La Alameda y me presentó Julio Marbiz. Eran unos señores de la locución y de la animación, además de grandes personas. Guardo para ellos el mejor de los recuerdos.

-El pasado, ¿fue mejor o peor?
-Considero que mejor, por los valores que había. Tenías que ser muy bueno para integrar una formación musical que llegue de manera plena a la gente. Ahora aparecen algunos (levantando un poco el tono de voz) con “Laura, se te ve la tanga…”, dejate de joder…Lo que hacíamos nosotros en la época de mayor popularidad eran temas que hablaban bien de la mujer, con mucho respeto.

-¿Cuáles fueron los mejores músicos locales que recuerdes de esa época?
-El mejor tecladista fue Lito Oliva, un maestro. Era además un gran arreglador. También estaba Nito “El Guateada” Vera. Dos estilos diferentes, cada uno tenías sus propios gustos musicales, pero eran muy exquisitos en lo que hacían, los dos. Un gran baterista fue Eduardo Salcedo. En primera guitarra, Roberto González, sin duda. En ese tiempo había grandes “violeros”, pero Roberto tenía un estilo único para tocar. 

-¿Es posible vivir de la música en Catamarca? Un tema para debatir por las opiniones encontradas.
- (De manera categórica) No. Entre lo que se gasta en instrumentos y ropa, no queda mucho margen de plata de lo que ganás. Es cierto que, como en mi caso, una carrera artística de tantos años te ayuda a sostener desde el punto de vista económico, pero es solamente eso: una ayuda para poder vivir.

-También formaste parte de la Banda de Policía de la Provincia.
-Tocaba saxo y clarinete. Allí estuve 20 años y hace 10 años que estoy retirado de la banda.
  
-¿Algún preferido entre tus gustos musicales?
-Nino Bravo, un cantorazo. Gustaba mucho de Los Iracundos.

-¿Un tema de tu preferencia entre tantos que interpretaste?
-“Imploración”, un tema que popularizó un conjunto chileno. Eran Los Macos, grupo que vino una sola vez a Catamarca y tuve el orgullo de cantar con esa banda. Ahí conocí lo avanzado que estaban ellos  desde el punto de vista técnico.
-¿Un sueño importante en la vida?
-Era tener hijos, nietos y un campo en el que pueda acomodar mi vejez de la mejor manera. Puedo decir con orgullo que tengo todo eso…y más todavía (con mucho énfasis). Dios y la Virgen del Valle me protegieron y me ayudaron toda la vida. Cada vez que subo a un escenario o me toca protagonizar un show, significa para mí un gran desafío que asumo con mucha responsabilidad. Les digo a los más jóvenes que están en esta carrera que ponerse nervioso es algo normal en cada artista, pero hay que evitar caer en el pánico. Nervioso y hasta ahí nomás. 
 
-Tenías unos saludos para el final.
-¡Sí! Varios: para mis hijas Ana Laura y Jésica Anabel, mi nieto Bruno Estéfano (“mi vida”, agrega emocionado). Un abrazo gigante para Elena, la señora de Lito Oliva, quien fue mi maestro y el que me llevó a The Morgan´s. Toda mi vida lo recordaré con enorme gratitud. A mi sobrino Julio Cazuza. Y uno especial para mi pareja Nena Arévalo, la mujer que me aguanta y comparte mi pasión por la música. A Néstor y Jorge, los muchachos de MK2. A Fernando Falcon (propietario local La Morena, frente al monumento a Felipe Varela, donde canta todos los fines de semana desde hace varios años). A Lucho González, de “El Rincón de Lucho”, lo mismo que a todos los que me dieron una mano en mi carrera. Seguramente me estaré olvidando de algunos, pero espero sepan disculpar. Saben que soy un tipo agradecido.
 

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