HOY: ANDREA MILETTI

Cara a Cara: CUANDO LOS PERROS SON ALGO MÁS QUE ANIMALES

domingo, 25 de agosto de 2019 01:04
domingo, 25 de agosto de 2019 01:04

Nos encontramos en el Centro de Castración de Valle Viejo. Ríe emocionada con el recuerdo de un perro querido. Llora sin ocultar las lágrimas cuando nombra a su mascota recientemente fallecida. Hija de Carlos y Ana, nació en Mendoza y a los 17 llegó a Catamarca. Es la madre de Valentín y Loreana, a quienes promete una herencia “de valores y buenos ejemplos”. Es proteccionista independiente y auxiliar veterinaria. En su nombre, queremos testimoniar nuestro  profundo reconocimiento todas las mujeres y todos los hombres que dedican parte de sus vidas a querer y proteger a los animales que otros desprecian en las calles. Se llama Andrea Lorena Miletti y es la protagonista del Cara a cara de este domingo.

 -Todo este amor que siente por los perros, ¿es únicamente por ellos o por todos los animales?

  -Es por todos los animales. Sólo que me dedico más a los animales domésticos.

  -¿Cuándo le prendió ese enorme cariño que siente por los animales, de manera especial por los perros?

  -Desde chica. Fue como una vocación que me nació. Creo que me la inculcaron mis padres cuando era niña y a medida que fui creciendo me fui involucrando con gente que sabía del tema. De esa manera comencé a desarrollar esta tarea que, sinceramente, cuando uno entra a realizarla, no la puede abandonar más. Es muy atrapante. Lo que pasa es que uno se dice “voy por uno”… y vuelve con diez. Y hasta que no soluciona el problema de esos diez uno no queda tranquila. Es una cuestión de conciencia. De responsabilidad. De amor. Por lo que siempre estamos ahí, en la lucha.

  -¿Recuerda a su primera mascota?

  -(Con indisimulada alegría) ¡Sí! Mi primera mascota fue “Camborio”, un perrito que me regalaron cuando yo tenía un año, en Mendoza. Era el más feíto de la camada, a la que la perra ya se la estaba comiendo. Mis padres lo vieron y como era el más feo les dio lástima y me lo llevaron. Murió cuando yo tenía 18 años. En todos esos años me acompañó a Catamarca, a La Rioja. Era callejero-callejero, pero muy bueno “mijo”. 

  -Con el paso de los años, ¿considera que la gente fue tomando conciencia en esta cuestión de querer y no maltratar a los perros?

  -Creo que la gente se ha ido compenetrando más en el tema. Antes era algo como que estaba más oculto, en cambio  ahora, con las redes sociales que ayudan mucho, hay mucha más gente involucrada en el problema. Entonces, se sabe más, se conoce más del asunto. El tema de las castraciones motivó a que la gente se involucre y decida castrar a sus mascotas y a los animales en condición de calle. Creo que en ese sentido hay más responsabilidad. En el tema maltrato creo que muchas veces se maltrata por ignorancia. Por ahí se lo tiene al perro atado en el fondo porque tal vez el animal es malo o le ladra a todos, pero no se ha tomado el recaudo de hacerle una corredera o una buena casita. Hay cosas que se pueden solucionar hablando e intercambiando ideas. Pero está la “otra” gente: la que es maltratadora por naturaleza. Porque es mala de alma. Pero en los más de diez años que llevo en Catamarca dedicada a este tema considero que hubo una evolución en cuanto a la divulgación de la temática y la necesidad de tomar conciencia.

  -A través de las redes sociales se tiene la información de la creación de numerosos grupos preocupados y ocupados por la vida perruna, tales los casos de Patitas callejeras, Mascotas perdidas, Patitas Catamarca y otros. Esas apariciones fueron generando vínculos entre varias personas que, en definitiva, conforman una red solidaria en favor de los animales.

  -Eso es muy positivo porque así nacieron muchas soluciones a otros tantos problemas. Además, hay gente que colabora desde el anonimato y eso es una ayuda importante. De cualquier manera y muy especialmente a través de las redes sociales, uno se va relacionando con otros proteccionistas y personas que aman los animales. En cuanto a los grupos que se van formando, en las páginas de las redes sociales parecen que son numerosos, pero en realidad se reducen a un puñado de personas por grupo. Siempre aparecen colaboradores y gente con buena voluntad, pero los que están en forma directa con el tema son pocos. Por ahí recibimos quejas porque las respuestas no pueden ser inmediatas, pero hay que tener en cuenta que todos nosotros tenemos una vida que atender también. Tenemos familia, tenemos hijos, tenemos estudios y por ello es que muchas veces la solución demora un poco o la atención a un pedido tiene que esperar determinado tiempo. Otra cuestión a tener en cuenta son las deudas con los veterinarios. Hay chicas que están muy endeudadas, hacen un gran esfuerzo y pagan pero ahí nomás requieren los servicios de un profesional veterinario. Es muy duro todo. Por esa razón se hacen muchas rifas y otras acciones para recaudar algo de dinero e insisto: el reconocimiento a los que aportan dinero desde el anonimato. Todo sirve, en definitiva.

  -¿Cree conveniente que todos esos grupos de voluntarios estén nucleados en una sola institución que los represente?

  -Hay una asociación, “Nosotros los animales”, la única que tiene personería jurídica. Yo estuve en esa entidad hasta hace siete años y desconozco si sigue funcionando en la actualidad.

  -¿Cómo funciona el mecanismo con los proteccionistas, por ejemplo en  su caso?

  -Mire: en el caso puntual de la perrita de Polcos, recibí un llamado, fui a verla y comprobé que estaba en la calle, con las tetitas ya vacías, pues le habían arrebatado los perritos al nacer. La llevamos a una casa para que diera de mamar a otros cachorros y después la trajimos aquí. Ya está castrada. Debe conocer la gente que las castraciones tienen un costo y cada vez la demanda es mayor. Muchas veces las chicas proteccionistas tienen que comprar de su bolsillo los insumos necesarios para la castración. Y llega un momento que se hace muy difícil. Estamos abocadas a la tarea de traer las perras callejeras para castrarlas. 

  -¿Qué siente cuando no tiene una respuesta inmediata, cuando tiene que decir “no puedo” por alguna razón en particular?

  -Una terrible impotencia. Si yo le mostrara mi teléfono celular, está lleno de mensajes sobre perros abandonados en tal lugar, maltratados o lastimados en algún barrio o cachorros en estado de abandono por todos lados. Hay casos de perritos heridos a los que le brindamos los primeros auxilios o la curación de una sarna, pero luego tienen que ser llevados a un veterinario para su mejor tratamiento. Hasta hace poco tenía 60 animales a cargo y no podía más, estaba totalmente superada. Tengo distribuidos a los perros en varios lugares, pero es algo de nunca acabar. Vienen y nos tiran los perritos recién nacidos, por lo que soluciona un problema y aparecen diez después. Gracias a Dios la gente colabora con alimentos y a eso lo valoramos mucho. Imagínese: 20 kilos de alimento me dura un día. Hay veterinarias que donan algunos remedios y así vamos atendiendo los problemas. Solucionamos las demandas con lo que podemos y con lo que tenemos. Siempre le digo a mis compañeras: no podemos hacernos cargo de todos los animales de Catamarca. Es algo imposible. 

  -Habla de las chicas, las proteccionistas, las compañeras. ¿No colaboran los hombres?

  -¡Sí, hay varones también! No son muchos tal vez, pero los hay. Por ejemplo está Matías Páez, un chico que va a la peatonal Rivadavia todos los días. Allí se sienta durante horas con los perritos y los ofrece a los que transitan por esa calle. También está Germán Barreto, quien se encarga de buscar fondos para medicamentos que son muy caros y necesarios. Así, debo reconocer que hay hombres que están muy involucrados en el tema.

  -¿Ganó enemigos por tener que denunciar casos de maltrato animal?

  -Y…muchos. Hace un par de años atrás, me tocó rescatar una perra en Pozo El Mistol. Estaba esquelética la pobre. Se hizo la denuncia correspondiente y se rescató a la perra. Sé que al hombre se lo multó, desconozco si pagó la multa y bueno…después me tuve que aguantar las amenazas y los insultos. Uno lo hace por amor y por el coraje que le produce la situación, pero pasan cosas no querida. A una compañera un hombre la amenazó con un arma y la echó. Una vez fuimos a rescatar a una perra en un basural y a una compañera que estaba en la otra punta le salió un hombre de entre las ramas mostrándole sus partes íntimas. Tuvimos que llamar a la policía. Se corren algunos riesgos, más cuando somos mujeres.

  -¿Qué significa un perro en su vida?

  -¡Todo! Mi compañía… (de pronto estalló en un llanto sin consuelo). Justo hace dos días (por el lunes pasado) se me murió mi perra. Era una caniche que había rescatado de un basural. Compartió conmigo ocho años. Se llamaba “Mili”. Tenía quebrada la columna, no podía caminar y lo hacía saltando.

  -En su domicilio, ¿cuántos perros tiene?
  -Once. Antes, en una casa que alquilaba tenía 23, pero tuve que dar en adopciones algunas y otros están  en un terreno que me prestaron. Tengo que tenerlos separados porque hay algunos machos que son malos y peleadores. 

  -El mes pasado tuvo sanción definitiva el proyecto impulsado por el Dr. Jorge Malnis (senador-Valle Viejo), sobre la creación del primer Hospital Veterinario Público (HVP) y Centros de Atención Móviles (CAM). ¿Cuáles son sus expectativas?

  -Sí, efectivamente el proyecto de ley ya fue aprobado en ambas cámaras. Falta la promulgación por parte del Poder Ejecutivo. Creo que será tarea del próximo gobernador incluir el tema en el nuevo presupuesto para poder crearle todas las condiciones para su funcionamiento. Es cierto que en medio de tantas necesidades hay otras prioridades, pero tenemos la esperanza que se ocupen del tema. Es una obra muy importante. Pero hay un problema: hay mucha gente que cree que nosotros somos “los locos de los perros”. Nos tildan hasta de fanáticos. Consideramos que el Estado debe ocuparse esencialmente de la salud de la población, pero también de la salud de los animales, muchas de cuyas enfermedades son contagiosas y representan un verdadero peligro para la comunidad. Días pasados fuimos a recoger unas perritas de una familia de muy escasos recursos: estaban con sarna las perritas y las niñas de la casa. Entonces, estamos en presencia de una problemática que hay que atender por parte del Estado. Que no piensen que estamos locos. Nosotros hacemos lo que podemos para evitar más perros en las calles, con todos los problemas que ello genera. Quiero decir que también se presentó un proyecto de ley por el tema de las castraciones masivas; ni siquiera fue tratado. Pedimos por favor que le den el tratamiento necesario desde el Estado para bien de toda la sociedad y, por supuesto, de los animales. La única manera de mermar la población animal en situación de calle es castrando. Hay muchos políticos que están en campaña y prometieron poner refugios para animales en todos lados. Pero esa no es la solución: va a servir para tiren allí todos los perros. Porque la gente que no se preocupa en castrarlos, va a optar por depositar al animal en el refugio, que es más fácil. Nosotros tenemos contactos con algunas ONG de otras partes del país que tienen refugios. Y nos dicen que no dan más, que se ven totalmente superados. Insisto: no es una solución el refugio. 

  -Si tuviere la suerte de ganar un premio importante en dinero: ¿en que invertiría la plata?

  -Cuando era chica soñaba siempre con ganar mucha plata y ponerme un refugio para perros. Luego, cuando me fui involucrando en la problemática, me di cuenta que ese no era mi sueño. Seguramente invertiría mucho en la posibilidad de castrar a los animales, porque es la única solución. Cuando veo que castran a una perra siento un alivio en mi corazón, porque habrá menos perros en la calle. Me parte el alma ver tantos animalitos, especialmente cachorros, tirados, abandonados; muchos de ellos mueren atropellados por los autos, ahogados, enfermos. Es de terror ver la irresponsabilidad de la gente que tira animales en cualquier lado. ¿No se dan cuenta que los perritos tienen sed, hambre, frío? Por eso hay que ser muy responsables a la hora de adoptar una mascota.
 

“Soy un perro, no una cosa”

Penny Elms, amante de los perros, ha dedicado su vida a una organización sin ánimo de lucro de rescates de perro en Washington. Alguna escribió el siguiente texto:
  Soy un perro. Soy un animal que vive y respira. Siento el dolor, la alegría, el amor, el miedo y el placer. 
  No soy una cosa. Si me golpeo me voy a magullar, voy a sangrar, voy a romperme. Voy a sentir dolor. No soy una cosa.
  Soy un perro. Disfruto del tiempo de juego, del tiempo en el que camino, pero más que nada disfruto del tiempo con mi manada –mi familia- mi gente. Sólo quiero estar al lado de mi dueño. Soy un perro y siento amor…me encanta la compañía. Me gusta el contacto de una mano amable.
  Detecto si hace demasiado frío o si hace demasiado calor. Experimento el hambre y la sed. Soy un ser vivo, no una cosa.
  Tengo emociones. Comprendo muchas cosas de las que haces. Soy un perro. Si decides atarme y te niegas a darme de comer, moriré de hambre.
  Soy un perro, una criatura que vive y respira. No me abandones. No me patees. Haz un compromiso conmigo que dure toda la vida.
  Soy un perro. Quiero dar y recibir amor. No soy una cosa. No soy un objeto. Por favor no me deseches. Por favor, trátame con bondad, amor y respeto. Prometo pagarte con un amor incondicional durante el tiempo que esté vivo”.
 

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