Tras conocerse en los últimos días que el periodista Sergio Lapegüe tiene coronavirus, y a causa de eso debio ser internado, sus colegas, familiares y amigos reaccionaron con un apoyo incondicional hacía el. Pero también sufrió la agresión de algunas personas que se burlaron de su enfermedad y se alegraron.

Su hija Micaela Lapegüe, realizo un fuerte descargo en las redes tanto, para agradecer el apoyo y los saludos recibidos, y también para hacer una aclaración sobre algunos mensajes que estuvo leyendo que la alertaron y enfurecieron.

A través de sus historias de Instagram, Mica Lapegüe celebró el respaldo recibido. “Primero quiero agradecer a todas las personas que nos mandan buenas energías, que preguntan cómo estamos, gracias por eso, por preocuparse”, comenzó en un video grabado mirando a cámara. Luego, actualizó el estado de su papá. “Él está bien y nosotros estamos bien, no tenemos ningún síntoma; estamos aislados y el jueves nos vamos a hisopar”, reveló.

Luego, cambió rotundo el tono y decidió dirigirse a la camada de haters que se alegraron por la enfermedad de su papá: “A las personas que estuve leyendo, que son malas, no quiero juzgar, pero sus palabras hablan por ellos. Gente que se alegra de que una persona se agarre el virus. Les deseo desde lo más adentro de mí que se curen del corazón, de la cabeza. Es difícil, porque lo que está adentro, está adentro”, disparó la joven.

Por tanto que Lapegüe, ya en el cuarto día de internación, donde recientemente recibió plasma para poder recuperarse, publicó en su cuenta de Instagram un mensaje en el que describió el día a día de su situación actual, agradeció a las personas que le enviaron mensajes alentadores y le dedicó unas palabras a quienes lo criticaron por las redes.

"Estar aislado. No querer ver a nadie. Estar a oscuras por necesidad. No podés prender la tele, simplemente porque no querés escuchar nada. Silencio. Solo siento los pasos de los tremendos servidores públicos que van de un lado a otro por el pasillo del COVID", escribió.

Luego destacó la labor de quienes trabajan en el sanatorio: "Médicos, enfermeros, personal de limpieza, de servicio a la habitación. Que se arriesgan cada minuto para que los pacientes puedan cursar esta enfermedad tan desconocida como rara, de la mejor manera sin secuelas. 'Los héroes', como los llamamos al principio, ¿se acuerdan?".

"Viene la experimentada enfermera y te inyecta antibióticos o corticoide, o un anticoagulante, para evitar una posible trombosis. Y un mazazo cae sobre tu cabeza, que te desploma sobre la cama. No querés levantarte. Solo que pase el tiempo y que el virus se vaya cómo llegó", prosiguió sobre los momentos más duros de la enfermedad. 

"La fiebre alta se acostó en mi cama y aún permanece. Debo reconocer que estoy pasando por varios estados. Van y vienen. Dolor de huesos, de espalda, fiebre, tos, descompostura, desgano, dormitar a cualquier hora, y a veces te agitás, te falta el aire. Algo que conozco bien por mi asma", expresó detallando sobre los síntomas que tiene.

"El virus está en el mismo lugar, ahí en el pulmón derecho, cerca del corazón. Y con el corazón les hablo siempre. Muchas gracias por todos los mensajes de aliento y apoyo. De verdad me emocionan. Y son innumerables", reconoció.

En sus líneas finales, le dedicó un párrafo a quienes se alegraron por su enfermedad: "Sé qué hay gente mal intencionada. Que se alegra de los problemas del otro. Que opina sin saber. Ojalá puedan dejar de odiar o envidiar porque eso es malo para el corazón de cada uno de ustedes".

Y concluyó con una aclaración para aquellos que lo criticaron: "El virus no lo traje del viaje. Lamentablemente me contagie acá. Se los digo de corazón. Un amigo".