Gran Hermano volvió a la pantalla luego de largos años de ausencia y su debut pasó a ser un éxito; con un pico de rating de 23 puntos, la casa más famosa del país se robó todas las miradas. Entre los 18 participantes que quedaron seleccionados, apareció María Laura Álvarez, futbolista, oriunda de Catamarca y con una interesante historia de amor.

En este nuevo formato al que decidió apostar Telefe, se destaca por la variación de personalidades que hay entre los concursantes y María Laura no es la excepción. Ya de por sí, ella es una de las que mejor aceptación tuvo por el público y la ubicaron entre las favoritas.

“Tengo 41 años, me crié en Belén, Catamarca y actualmente vivo en Paraná. Soy peluquera canina y tengo una hija de 9 años, que se llama Isabella. Ella tiene dos mamás”, comenzó relatando en su presentación en Gran Hermano y su caso llamó poderosamente la atención.

Debido a las críticas que recibió Martina, la concursante que tuvo dichos muy homofóbicos, la aparición de María Laura llegó para desterrar todo tipo de perjuicios. La catamarqueña no tuvo inconvenientes en asegurar que le gustan las chicas y reveló cómo nació el amor con su pareja.

“A mi nueva novia la conocí jugando al fútbol y era la pareja del entrenador. Después de eso me sacó del equipo. Fui muy aventurera, si tuviera que tatuarme los nombres de las personas con las que estuve, tendría el mapa mundial en el cuerpo”, aseguró sin perder la gracia.

Serena, de temple firme, muy segura de sí misma y con una personalidad muy sexy, María Laura sueña con hacer historia en Gran Hermano y representar a todo Catamarca. Una de las peores cuestiones con las que tendrá que lidiar, es con el perjuicio de algunos compañeros.

Diferentes participantes, en su mayoría más jóvenes que la catamarqueña, se mostraron muy cerrados de mentes. Además de apuntar contra las preferencias sexuales de las personas, consideran la vía del anarquismo como un método a implementar. 

De todas maneras, María no se desanima y dejó una clara advertencia hacia toda aquella persona que busque amedrentarla: “Ojala que en la casa no me encuentre con gente muy canchera o que discrimine porque no me voy a poder contener”.