Soledad Pastorutti comenzó su carrera musical cuando era tan solo una niña. Eso la llevó a consagrarse de muy joven y construir un verdadero imperio en su nombre, un sello de la música y el folclore nacional. Sin embargo, nunca se dejó obnubilar por la fama, el éxito y el dinero.

Con el tiempo, y una gran carrera a cuesta, encontró el amor de la mano de Jeremías Audoglio, a quien conoció mientras cursaba la escuela nocturna en Arequito, su pueblo natal. Se pusieron de novios en 1998 y nueve años después decidieron pasar por el altar.

Ese fue el primer gran paso en el plan de Soledad Pastorutti de formar una gran familia. Luego llegaron Antonia y Regina, las dos hijas que tienen juntos. Pero a ella le gusta demasiado el concepto de familia y de tener a todos los suyos cerca, por eso a la hora de construir su hogar, lo pensaron de una manera distinta.

La Sole y Jeremías querían que sus hijas crecieran con la misma libertad y seguridad con la que lo hicieron ellos, por eso construyeron su casa en Arequito. Allí, la familia tiene un enorme predio de cinco hectáreas.

La propiedad se encuentra a las afueras del pueblo santafesino, en un lujoso barrio privado, y la comparten tanto con los padres de la artista, Omar y Griselda, su abuela Valeria, y con su hermana Natalia junto a su respectiva familia.

“Mi papá hizo una inversión y compró cinco hectáreas a la salida del pueblo, y ahí construimos todos. Mis padres, mi hermana Natalia y nosotros”, reveló la cantante hace algún tiempo atrás.

Si bien cada una de las familias tiene su propia casa dentro del predio, comparten áreas en común y algunos momentos en familia. “Comemos todos juntos en un quincho familiar. Lavamos los platos y acomodamos entre todos, y después cada uno se va a su casa. A la noche también cenamos todos ahí: mi hermana es la que menos va porque le gusta acostarse temprano”, contó Soledad Pastorutti.

Además, la propiedad tiene una amplia pileta, muchos metros de parque, una capilla privada y una enorme granja con caballos, gansos y otros animales. “Tenemos una cabra, por ejemplo, vos escuchás llorar que parece un niño y es la cabrita. Aparte la trajeron cuando era chiquita y se cree un perro. Porque estuvo tanto tiempo con tantos perros ¡que hace las cosas que hace un perro!”, confesó al respecto.

Para evitar las críticas y los cuestionamientos de la gente, La Sole aseguró: "Tengo que aclarar que no somos un clan, somos una familia unida. Elegir vivir en Arequito tiene que ver con eso”.