Gran Hermano entró en una etapa decisiva del juego y en dónde los participantes ya desconfían hasta de sus propias sombras. Los diferentes grupos que se consolidaron presentan quiebres rotundos y las enemistades están cada vez peor.

Focalizando puntualmente en María Laura Álvarez, ella continúa con su estrategia de votar a los varones de la casa. En definitiva, su juego es de los más inteligentes dado a que hasta el momento no estuvo en ninguna gala de eliminación y tampoco se metió en grandes problemas.

Desde afuera de la programa, los panelistas de Telefe que analizan día a día sus movimientos, sostienen que la catamarqueña realiza un juego silencioso, pero muy eficaz. Una de las guerras que declaró dentro de Gran Hermano es justamente contra Agustín.

El participante que viene de ser salvado por el público, es uno de los que más repudios generó entre sus compañeros. Como varios consideran que hizo la espontánea, cuando en realidad la ejecutó Coti, ahora temen a que se haga más fuerte por el respaldo que recibió.

“Va seguir vendiendo que es fuerte afuera y se le van a sumar todos. Acordate de lo que te digo. Olvidate que es así. Yo tengo la mejor pero no hay que mostrarle ningún tipo debilidad”, lanzó María Laura, sobre la situación que se vive con Agustín.

Entre varias cuestiones que dijo respecto a su compañero, hubo una puntual que dejó muy mal parada a la catamarqueña. En una charla de pileta junto a Julieta, mientras se encontraban de espaldas al sol, comenzaron a burlarse de dicho participante.

“Mmm ahí, ja, ja. Son medios galletas, raros. Mi olfato es que Agustín es…”, aseguró María Laura. Para entender el contexto de esta frase, hay que situarse en una situación que se dio muy cerca la nacida en Belén, que quiso dar a entender que Frodo es homosexual.

Marcos se acercó de una manera amable a su compañero y solicitó si por favor podría ayudarlo a poner bloqueador solar en su espalda. Por ese solo movimiento, María Laura tuvo esa polémica deducción y varios usuarios de Twitter salieron a atacarla por burlarse de un tema tan sensible, argumentando que nada tenía que opinar sobre lo sucedido.