Diego Maradona eclipsaba todo, su mera presencia detenía el movimiento cotidiano de cualquier espacio, ni hablar en un ámbito más privado. Su estela, su aura maravillaba por doquier, imantaba con su personalidad y sobre todo por la magnitud de su figura.

Pulula cientos de miles de anécdotas que lo pintan de cuerpo entero. Historias de diálogos de El Diez, de reacciones muy humanas, llenas de empatía con cualquier mortal que se le acercara a su universo. Así como vuelan por los aires narraciones de algunas actitudes picantes.

Cuando se piensa en Diego y una conjunción con El Polaco se viene al colectivo imaginario una sinergía, por la similitud de sus orígenes, de hecho ambos se criaron en barrios periféricos de la ciudad de Lanús, con apenas unas cuadras de diferencia entre Villa Fiorito y Villa Caraza.

No obstante, el cantante y el ídolo máximo del deporte mundial construyeron un experiencia filosa, que se vinculó con la relación que mantenía Ezequiel con Gianinna Maradona, principalmente por los rumores que brotaban en todos los medios de un lazo más íntimo.

En el debut del programa Un viaje inolvidable, que se estrenó en América con la conducción de El Polaco que consta de una charla particular con famosos a bordo de un auto, salió a la luz ese episodio peculiar del músico con el mejor futbolista de todos los tiempos.

Ezequiel se animó a recordar esa situación, mientras intercambiaba palabras con Joaquín Levingston, y con mucha honestidad contó:  “Con Maradona toqué en un fiesta, soy muy amigo de Gianinna, él pensaba que yo andaba con ella, una vuelta estaba yendo a verla a ella, pero era amistad y de repente veo una llamada Emiratos Árabes”. 

En cuanto al tenor de esa conversación por teléfono, El Polaco narró: “¿Cómo le hablas al Diego? Y de una me dijo ‘dejate de hacerte el pelotudo, si me tenés que decir algo decímelo a mi. Cuando vaya a Buenos aires quiero irme de gira por los bailes con vos’”.

Claro que esa tensión se disipó y transmutó en un entendimiento, porque el músico reconoció: “Pero me lo dijo bien. Y un día me llama para tocar en una fiesta de la novia. Lo conocí al Diego, cantó con nosotros, cantamos la mano de Dios y vino con nosotros. Un crack de otro planeta”.