Chechu Bonelli es una reconocida conductora de ESPN y que supo forjar un gran camino en los medios. Apareciendo primero como actriz y luego en diferentes programas, decidió abocarse de lleno a la televisión y el modelaje, su otra gran pasión.

Hace mucho tiempo que logró consolidarse en su pareja junto a Darío Cvitanich, ex futbolista profesional con paso en Boca, Racing, Banfield, Ajax y demás. Una vez culminada su carrera en 2022, la familia se fue en busca de un nuevo proyecto de vida.

Junto a sus dos hijas, Darío y Chechu se fueron a vivir a Estados Unidos, debido a que él tuvo una experiencia en el fútbol de aquel país y la pasaron realmente bien. Sin embargo, un problema de salud en su hija menor cambió rotundamente sus planes y decidieron volver al cabo de unos meses.

“Cuando me voy a hacer una ecografía, y se empiezan a ver todos los órganos de la bebé, a Amelita le detectan en mi panza que uno de sus riñones tenía unos quistes”, comenzó destacando Bonelli en su paso por PH, Podemos Hablar.

Fue tan grande la preocupación de Chechu y Cvitanich, que tras asesorarse con los mejores médicos decidieron patear el tablero de su futuro. El hecho de que en Estados Unidos no exista la misma empatía a la hora de tratar estos temas de salud, inclinaron a que retornan al país.

“Eran unos quistes de agua que, en realidad, no sabía más que eso. La ecógrafa me dice ‘en el riñón izquierdo veo un quiste’. Entonces lo miro a Darío, y le digo: ‘¿De qué está hablando?’. No entendía nada”, recordó la conductora sobre ese duro momento.

“Volví, esos quistes seguían estando, y le terminan dando un diagnóstico que se llama riñón multiquístico, es un riñón que, no se sabe por qué, no crece bien, y básicamente es un riñón que no funciona, pero por suerte y gracias a Dios, el derecho está perfecto, ella puede vivir tranquilamente con un riñón. Tiene una vida normal, pero con una condición”, agregó respecto a la situación de su hija.

A modo de reflexión, Chechu dejó un interesante mensaje y enseñanza: “Eso fue muy fuerte, yo me acuerdo de haber estado en el velorio de mi papá, y pensar si ese sufrimiento y esa tristeza tan inmensa que yo tenía podía llegar a afectar a mi hija. Hace muy poquito estuve con una amiga que es bioquímica, que me preguntó: ‘¿En qué momento fue lo de mi papá?’, al quinto mes, le dijo. Y me dice: ‘Es muy loco, porque  es cuando empiezan a formarse esos órganos’”.