Gran Hermano está a días de su gran final. Dentro de la casa más famosa del país y tras la reciente salida de Romina Uhrig, quedan los tres finalistas que están siendo acompañados por los tres primeros eliminados, quienes además están haciendo campaña para ayudarlos.

Este miércoles, tanto quienes están dentro de la casa como los que están afuera se llevaron la sorpresa de que la producción pasara en vivo los castings con los que entraron a la competencia de Telefe. Uno de los que más llamó la atención fue el de la última eliminada.

En su casting para Gran Hermano, Romina se animó a revelar que recién conoció a su papá cuando tenía 26 años y que tuvo que actuar como si no fuese su hija y fuera otra persona. Este dato no solo impacto a la producción en su momento, sino esta semana a todos los que estaban viendo dado que no lo conocían.

"Mi nombre es Romina, tengo 34 años. Soy ex diputada nacional. Estoy casada, tengo tres hijas: Mía de 11 años, Felicitas de 3 y Nina de un año. Trabajé mucho en lo social con merenderos, hogares y comedores. Me gustaría poder ayudar a mi pueblo, a Moreno”, comienza diciendo la participante en el video.

"Conocí a mi papá a los 26 años. Cuando vine a Gran Hermano yo conté que estaba en búsqueda de mi papá. Lo conocí en una cama de hospital, estaba enfermo de cáncer. Lo pude disfrutar tres meses”, continúa relatando Romina.

“El día que lo fui a ver, nadie sabía que era yo más que la hija, que es más grande. Cuando nos vimos, te puedo asegurar que él se dio cuenta de que era la hija pero me hice pasar por una amiga”, sumó dolida.

Tras escuchar su relato, Santiago del Moro le dijo: "Romina nunca habías contado, o al menos yo no lo recuerdo, que habías conocido a tu papá de grande”. "Sí, lo conocí de grande. La primera vez, cuando me anoté a Gran Hermano, no lo conocía. Creo que tenía 18 años, fue la edición de Diego (Leonardi). Ahí conté que no lo conocía. Después lo conocí con 26 años”, respondió.

“Me acuerdo que entré en Facebook, yo sabía cómo se llamaba la hija de él. A los días me contesta y me cuenta que mi papá estaba internado ya muy mal por el cáncer. Ese día me dijo: 'Vení a verlo'. Ya los médicos no le daban (mucho tiempo más), dijeron que de esa noche no pasaba”, sumó.

"Vivió tres años más, lo pude disfrutar pero, el día que lo fui a ver, me hice pasar por una amiga de mi hermana. Le dije que era una amiga pero él se dio cuenta. Nos miramos, fue muy fuerte. Al otro día, yo creo mucho en Dios, y empecé a hacer ayuno, con mis pastores. Le dieron el alta, que nadie entendía, ni los médicos. Fui a verlo y ahí nos dimos un abrazo muy grande. Después de eso, lo pude disfrutar tres años más”, cerró emocionada.